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Er- Fronterizo ee publica todos los sába dos por la mañana; los comunicados de inte rés general insertarán grjti, y k-s de Ínteres particular á precios convencionales. Carlos I. Velaéco. DrKEtioa. msp S9 OO. Tres meses $1.25. números npltna ntí-R tfktavob. Axcxcion: por CR da diez lineas?, primera inserción $2.00 Porcada repetición $1.00. Pago invaria blemente adelantado. Semanario de .Trolitiea, Iiuliixtria, Comercio, Varieilades. Aniui(;ios tfc. -5g?AÑO XVII- TUCSON, ARUONA E. U. SABADO SEPTIEMBRE 14 DE 1895. NUM. 874 Ri-Bí-BTnoN: Pnr nn año. 14.00 Por Beis í n -rr FRONTER ZO0 - i i ATEHGIOH! No hagan Uds. aprecióle efectos de Baratillos, porque "baratillos" quiere deeir efectos comprados por mas de seis meses atrás. Los mismos efectos nuevos se pueden comprar con Un 50 por Ciento Menos. 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Harto conocidas son la3 pri meras peripecias leí cruento drama le nuestra independen cia, pura que tengamos necesi lad de r fei i i las en estos breves razgos biográficos. Basta decir que el octogenario cura da Dolo res, la noche de 15, Sepbre. de 1S10, á la cabeza de un grupo de patriotas, dio lo que se cono ce en la historia con el poético nombre Grito de Dolores, arro jando el guante y retando con una heroicidad de que no hay otro ejemplo eu la historia hu mana, no sólo á los españoles, como ha dicho D. Ignacio Ramí rez, sino á la nobleza, al clero, á todas las autoridades, á todas las clases, á todas las razas, á to dos lo individuos que pudieran tener la pretensión de colocarse más arriba de la soberanía po pular. Ete sublime rasgo colo ca á Hidalgo como héroe y co mo demócrata, encima de todos lis otros libertadores de Améri ca. Conociendo las preocupacio nes le su época, el cura Hidal go con bastante habilidad puso en su bandera la imagen de la virgen le Guadalupe. En un momento, la insurrección cu 11 dió en Cehiya, Guanajuato, Va lladolid, Toluca y otras poblai ciones, derrotando las turbas iu surgentes en el Monte de las Cruces, el 30 de Octubre de 1MI, a las tuerzas oisciplinauas de D. Torcuato Trujillo. Entonces Hidalgo, cediendo á un impulso misterioso que la crítica histórica no ha podido escudriñar, retrocedió con sus fuerzas victoriosas, á la vista misma de la capital del virreina to, donde todos los frailes de la inquisición, los golillas de la au diencia y los militarones galo neados temblaban de espanto, hasta el grado de que una ma nada de carneros que entró en esos momentos por el paseo de Bucareli, causó un pánico tal en la corte de la colonia, que si co mo fueron carneros hubieran si do los insurgentes los que entra bau, hubieran encontrado le ro lillas á todos los realistas le la ciudad. De la marcha retrógada de las huestes libertadoras á su comple ta derrota en el puente de Cal lerón, no trascurrieron más que tres meses. Perseguidos Hidal go y sus compañeros por los fa tuos soldados de Calleja, busca ban el lumbo del Norte, cuando la traición de F.lizondo les hizo caer en manos de sus enemigos, el 21 de Marzo de 1 Sil, en el punto llamado Acatita de Ba jan. Procesado el cura Hidalgo en la ciudad de Chihuahua, sufrió la ignominia eclesiástica de la degradación y en seguida fue fu silado. Su cabeza fué llevada á Guanajuato, donde después de haberla paseado por las calles le la fíudad, 1 mismo que las de Alln.de, Aldama y Jiménez, fi'é clavada en uno de los ár.gu los superiores de la Albóndiga le Grannditae, por orden tel Brigadier D. Félix Maiía Calle ja leí Rey. Tenía razn el ilustre canil lio cuando dijo á Allemle al prin cipio de la insurrección: ''Los autores de estas empresas no g zan el fruto le ellas." Es la verdad, augusto inicia dor de nuestra independencia, pero el doloroso recuerdo de tu venerable cabeza 3camecida en afrentosa picota por la befa de los opresores y de los traidores, sabrá infundirnos patriotismo y constancia, para llegar al térmi no de la gran obra democrática que santificaste con tu sangre. ALLENDE. El arrogante adalid D. Igna cio Allende, el más notable de los compañeros de Hidalgo, na ció en la entonces villa de San Miguel el Grande, el 20 le Ene ro de 1779, siendo sus padres D. Domingo Narciso de Allende y Df Mariana Uragá. Bastante jóveu aún, casó con una señorita Fuentes jue murió sin dejaile sucesión; y cuando comenzó á figurar en la revolu ción era capitán del regimiento provincial de caballeiía de la reirá. Algunos autores aseguran que el pensamiento de sacudir el yugo español nació en el cere bro de Allende, que lo comuni có á Hidalgo, poniéndose á sus órdenes. Lo cierto es que Hidal go aparece desde el principio de los acontecimientos como jefe de la revolución y que Allende figura siempre á su lado, como el más ardiente partidario de la idea y como el más audáz é im petuoso paladín en las batallas. En la del Monte de las Cruces Allende mandó en jefe, con un talento militar y una pericia es traléj;ica que confundieron con razón á los pretenciosos realis tas. De Allende se citan ragos de un valor inaudito, tales como el de haberse bebido un vaso le aguardiente que se decía enve nenado, para calmar la inquie tud de su tropa, algunos de cu yos individuos habían muerto por causas diversas, atribuyén dose todas las defunciones al ci tado aguardiente. "Si este aguar diente está envenenado, dijo A llende, al lueüo de la tienda, dispóngase para morir," y U apuró de un sorbo. El líquido no contenía veneno alguno y se restableció la tranquilidad. Allende colaboró con su acti vidad, con su talento y con su valor de uua manera eficacísi ma eu la causa de la iudepen dencia; siendo fusilado por la es palda, el 26 de Junio le 1S 11, en Chihuahua, por el crimen de traición á la patria. Si la patria de Allende bubie ra sido la patria de Felipe II y del Duque de Alba, si su patria hubiera sido la de algunos hom bres que en esos momentos be saban los piésá José Bonanarte, romo dice Jorge Ilainnuken y Mexía en un arranque le indig nación, tal vez habría merecido el epíteto. Pero era mexicano: sit patria era la de Cuauhtemoc y Xicotencatl; la le Hidalgo y de Mcrelos; la que después fué de Ooampo y Juárez. Allende fusilado por la espal d i, infamado, calumniado, es carnecido como traidor, es una de las más inmarcesibles y más legítimas glorias de la Repúbli ca Mexicana. Esta es la justicia de la Insto ría; la reparación de la posteri dad; la apoteosis del héroe iu mortal y leí sublime mártir. MORE LOS. El primer genio militar de América, uno de los más gran des talentos administrativos y políticos que han existido eu el nuevo continente, el hombre de mayor valor personal en los eom bates y que más ha sabido co municarlo á sus subalternos, D. José María Morelos y Pavón fué hijo de un carpintero y hasta la edad de treinta años, ocupado en arriar muías por las asperea zas de la Sierra Madre.no sabía leer ni escribir. Con muy superficiales estu dios le filosofía y teología ad quiridos en cuatro años de nni versidail. se ordenó le presbíte ro en 1719, siendo nombrado cura propietario y juez cclcrkis- tico de Nucupétaro y su agrega do Carácuaro, encargo que des empeñaba satisfactori.mente cuando vino á sorprenderle en el jescicio de su ministerio la noticia del errito dado en Dolo- res por su antiguo maestro el Cura Hidalgo. - Cuando éste llegó al pueblo de Charo al fíente ie sesenta mil hombres, se le presentó un individuo vestido de clérigo, pi diéndole servir de capellán en las huestes libertadoras. Hidal go pidió recado de escribir, tra zó algunas líneas sobre el papel, y entregándolo á Morelos, le di jo: "Seréis mejor 'general ue capellán: ahí tenéis vuestro iioui bramiento:" Morelos no pidió armas ni di nero: se li mito á a 1 mitir el nom bramiento y las órdenes verba les que en seguida le dió el ge neralísimo. Luego, se separaron aquellos dos titanes, como dice Ji lio Zarate, para no volverse á ver más sobra la tierra. A partir de este momento, Morelos es la gran figura leí e jército insurgente. Carece de ar mas y de municiones, y se las arrebata al enemigo; improvisa soldador que lo siguen fanatiza dos eu tolas sus increíbles ha zañas; saca recursos pecuniarios sin recurrir á medios ilícitos; expide leyes admirables á cada paso que avanza en la senda de sus victorias; todo lo organiza, todo lo prevé, á todo acude con un talento, una actividad y un conociuiiente práctico de las co sos, que tal parece que es un hombre nutrido le ciencia , dies tro en los negocios de gobierno y avezado á los azares de la gue rra. V para que nada falte á su omnipotencia creadora, forma generales que como Matamoros, baten en campo raso y con me nos fuerza (batalla de San A gustín del Palmar) á batallones aguerridos que traíu frescos los laureles de Bailén. Durante tres añs Morelos es el asombro de su patria: gana todas las batallas, toma todas las ciudades, derrota á todos los ge. uerales realistas que el virrey manda á su encuentro, y para colmo de su gloriarse encierra con tres mil hombres escasos ea la indefensa ciudad de Cuantía, donde resiste durante tres meses, en fuerza de estrategia y de pa rapetos admirablemente apoya dos en las circunstancias del ca serío y de los accidentes del te rreno, un terrible asé lio de ca torce mil hombres, lo más gra nado del ejército virreinal, man dados por el mismísimo Calleja, y rompe el sitio cuando el ham bre hace más estragos entte sus soldados que I03 balas de los enemigos. En seguida saltó co mo ra'0 sobre las ciudades de Orizaba, Tehuacán, Oaxaca y otras varias y las toma todas de un solo asalto, y lifunde el te rror y siembra por todos los ám hitos del país la confianza en el triunfo. Como caudillo, como héroe, como político, como republica no, por cualquiera fase que se le considere, es Morelos el más grande hombre quizá que ha producido el nuevo continente. Dotado de una poteucia admira ble de penetración, conocía á los hombres y les haría servir á sus miras, y á pesar de su descuida da educación, desplegó en su campañas inauditos recursos mi litares, reveló asombrosa aptitud en las difíciles cuestiones de go bierno que resolvió y no tomó nada para sí de las inmensas sumas de dinero que pasaron por sus manos. Enérgico y hasta cruel con el enemigo, era sensible y tierno en sus afectos privados. Al sa ber la muerte de Hidalgo, llora como un niño, se golpes la ca beza con furia, se entrega á rap tos de dolor los más lastimeros. Y cuando se instala el congreso le Chilpr.nciiigo, obra suya, vis te por única vez en su vida el uniforme le generalísimo, baila, rié y salta como un joven ato londrado y abraza á los hombres del pueblo, en medio de la efu sión de gozo más ruidosa. En lugar de lwcerse dar el trata miento de Excelencia que le con firió el Congreso, se firmaba bu mildemeute el Sierro de la Na ción. Aprehendido Morelos, les pués de cinco hños de acciones gloi io.-fis y memorable, hicieron gala el gobierno virreinal y el alto cleio de un lujo extraordi nari'' en la formación de su cau sa, lánib'le principalmente á la degradacmn eclesiástica leí he roico sacerdote, un barniz de síemnidad y de pompa difícil le encontrar e.n la historia de ningún otro episodio análogo. Coñ'lenado á muerte el caudi llo, fué conducido á San Cristo bios del tirano; las armas debo bal Ecatepec, pueblo situado á anügims guerreros permanecían legua y inedia al Norte de Méxi- ! arrinconadas, cubkrtas de oiín; co. Allí se le fusiló, el 22 de Di- ! apenas te atrevía el anciano á ciembre de 1815, por medio de j leferir á sus hij3 las antiguas dos descargas, después de las hazañas de los héroes; las can -cuales oyóse un grito espantoso, j ciones tradicionales de la patria y apénas se disipó el humo, a- i vibraban apenas en los labios de percibióse el cuerpo agitándose j la madre, para arrullar con éllas, en horribles convulsiones. Las en sus bracos eucadeuados, á su aguas del lago de San Cristóbal i su niño; los recuerdos históri subieron le nivel la noche de ! eos se extinguían en la memoria ese día v lavaron la sanare dtl , de los jóvenes; los monumentos mártir Aunque Morelos goUernó du rante la guerra de Independen cia, ha sido declarado primer Presidente de México, y coloca do en consecuencia ni retrato entre los de todos los gobernan tes de México, en la galería del salón de cabildos del Pi-.lacio Municipal de México. inicipal ACTA SOLEMNE DE LA CLARACIOX DE LA de- INDEPENDENCIA DE MXEICO El Congreso de Anáhuac, le gítimamente instalado en la ciu dad de Chilpanzingo de la Amé- rica septentrional, por las pro vincias de ella: declara solemne mente, á nies'fncia del Señor Dios, árbitro moderador de los nitr os, v autor de a sociedad que los dá y los quita según los designios inexcrutables de su Providencia, aue norias presen tes ciicunsta-.cias de la Europa ha recobrado el ejercicio le su soberanía usurpada: que en tal concepto queda rota para siem pre jamás, y lisuelta la indepen dencia del tirano español, que es arbitra para establecer las le yes que le convenga para el me jor arreglo y felicidad interior, para hacer la guerra y paz, y establecer alianza con los mo narcas y repúblicas dtl antiguo continente, no menos que para celebrar concorJaulos cea el tu p..(.-i;r. r?m.i!m nmn el ré. gimen de la Iglesia católica a- j soldado que oyese tal himno se postóhca romana, y mandar em ! volvería un héroe. La patria, bajadores y cónsules, que no pro- i la familia, el honor, todo se in fesa ni permitirá ni tolerará el j voca para encender eu el pecho uso público ni secreto de otra j de los combatientes el fuego de alguna: que protejerá con todo j 1 guerra. La infamia, el des su poder, y velará sobie la pu- j tierro, la miseria se le esperan reza de la te y de sus dogmas, y : "1 qie deserte del campo de ba conservacióu le sus cuerpos re- talla. La corona, la veuarHción, guiares. Declara por reo de alta ! el ano' de las mujeres se le pro traición á todo el que se oponga ' meten al que caiga peleando eu directa ó indirectamentu á su j 1 primeras filas. El poeta re independencia; ya, protegiendo ! corre todo el diapasón delalma, ó .,,rnnW,B ni,r,.rps. di oh. '. V de esa registro resulta una ar- palabra ó por escrito; ya, negau lose á contribuir con los gastos, j subsidios y pensiones para con- i tinuar la guerra basta que su independencia sea reconocida por las naciones rxlranjeras: re servándose el Congreso presen tar á ellas p-ir medio le una no. ta ministerial, que circulará por todos los gabinetes, el Manifies to de sus quejas, y justicia de esta resolución, reconocida ya por la Europa misma. Dado en el Palacio Nacional le Chilpau zingo, á sies lías del mes de No viembre de 1S13. Lie. Andrés Quintana Roo. Lic. José Ma i.l d Herrera Lio. (Jarlos María de Bustamaute. Dr. Jo- (1 es santo, entusiasta, patético, sé Sixto Verduzco. José María : Allí el ángel de la Pe.z te cíñira r 1 ; i'rnoi;,! ílri-' ílíicon la corona de oliva. Dios Zirate, Secretario. LOS HIMNOS. Los himnos patrióticos son la ' rra. Antes se verán lagos de explosión de los sentimientos de ; sangre, cadáveres, ruinas que la un pueblo ebrio de libertad. i odiosa esclavitud. A los brido- De entre las masas se levanta j nes del guerrero servirán de al. uu genio, que haciéndose el eco i fombra las banderas enemigas, del entusiasmo de la multitud, j si alguna vez el extranjero pro eleva la voz y canta: su acento j voca al mexicano. Después de sale temblando de emoción, sus j la refriega se promete al vaüen versos respiran amor patrio, a- j te, como premio de sus fatigas, linternas contra los déspotas y los dulces goees del hogar. Y felicitaciones para los conciuda- si sucumbe, el laurel, la espada danos; las estrofas del hi umo y la enseña de Iguala formarán que compone adquieren la in- j el trofeo de su tumba. Por fin, mortalidad, porque no palpita . los mexicanos juran exbalar por en ellas el pensamiento le un j su patria el último aliento, si le solo hombre, sino la poderosa ! nuevo se enciende la guerra. Y voz de los primogénitos de la li- j las guirnaldas del triunfo y un bertad. Y no t-ólo la poesía se sepu'cro de honor, serán para hace el intérprete de los senti- j los héroes: y las coronas de lau. mientos del pueblo; en su au- reí y los recuerdes de gloria se xiiio ocurre la música, y esas siiupátici.f: hermsrihs celebran de consuno los hechos gloriosos de los héroes. Antes, la nación yacía opri mida bajo la planta de la tiranía ; la esclavitud envilecía la noble freute de los hombre?; el srñor era dueño de los individuos, de las tierras, de las riquezas y del poder; la vida de toda una nación pendía .le los odiosos la- que se erguían en ios campos o en las ciudades uo eran ya vi sitados por la multitud: todn naufragaba en la vorágina dei absolutismo. Pero uu día se oye cierto rumor d6 alarma, ruido de cadenas que caen hechas pe dazos, cnirri lo de portones da ' calabozos que sé abren, se ven batallones improvisados, guerra, sangre, humo de pólvora, cada, veres de señores, un trono de rrumbado, un héroe y un grito do libertad lanzado por el héroe, salva á la nación: tal es j el cuadro que el poeta contem ' pía, en él se inspira y cauta. ! Los Lacedemonios batían en- tar eu su canto guerrero, ca racterizados por la brevedad, a los niños, á los jóvenes y á los viejos: en él se mezclan los re , cuerdos y Us esperanzas; sus versos son ios uu soiuauo vanen- te y aguerrido. Los Griegos entonaban á Har modio v á Arictogitóii, héroes que se captaron la simpatía del pueblo, aquel canto en que se recordaba la manera con quo esos nobles jóvenes dieron muer le al tirano Hiparco y estable cieron en Atenas la igualdad de las leyes. La grutitud coloca á esos campeones en el lugar feliz habitando: por Aquiles y Dió medes. Ah! wo es posible que el ar limieuto guerrero se pinte eu la poesía con colores iná3 vivos, como lo hace Tirteo al animar I á los espartanos al combate. El uionía gigante, guerrera, inimi table. Os figuráis oír el silbido da la sangre que brota pe una ar teria rasgada, el rechinar de dientes del eoldado que cae he rido de un lauzazo.el silbido del proyectil que vuela por los ai res? Ahí tenéis la Marsellesa cauto de pntiótismo guerrero: , bramido de cólera de las turbas ! populares sobajadas por el des i polisino; grito de republicauist mo de un partido que iba á es- 1 trecnar entre sus brazos a la uo- ! bleza y á los reyes. I México! al querer hablar de uiiuno quetio inuoo: eu ei io- esciibe tu glorioso lestino en el cielo. La discordia cae ven- cida á los piés del ángel. "Unión, libertad," será el grito de gue ran para u, .México aei anua. Ge y rr. .MAijvEyt