Search America's historic newspaper pages from 1756-1963 or use the U.S. Newspaper Directory to find information about American newspapers published between 1690-present. Chronicling America is sponsored jointly by the National Endowment for the Humanities external link and the Library of Congress. Learn more
Image provided by: University of Puerto Rico, Río Piedras Campus, Library System
Newspaper Page Text
lugar Je los pueblo? que so citaban en aquella, irán u Villa! campo, en la -derecha del. Hsh, y-Muelas sobre la izquierda. . Lo que comunico á -'V. K. para su satisfacción, pudiendo asegurarle que el efecto causado en los habitantes de estos pueblos lia sido- muy marcado, pues que algunos ilusos ha cían creer á otros que no se .ver i licor a la entrada dejas tro pas., aliada; y boy los bueno.; se han entusiasmado, y los 'ma los se han amedrentado. Si V. E. juzga conveniente, espero pondrá en noticia d S. M. el fdiz arribo de la primera brigada de las entusias madas tropas portuguesas á favor de los impreseriptibles-de-rechos de la Reina Doña Isabel II y de las libertades pa trias. Dios guarde á V. K, 'muchos anos. A lean ices 25 de Octubre de 1835. Kxemo. Si Fernando de Butrou.-Exe.mo. Sr. capitán general del ejército y reino de Castilla la Vieja. Es copia.-Manso. Capitanía general de Castilla la Vieja. Plana mayor. limo, y Excmo. Sr: Tengo la honra, -de participar á Y. E. que hoy llegue con la vanguardia de la primera columna del ejército auxiliar á esta villa, de marcha para Zamora, habien do recibido el mas brillante acogimiento de parte del gene ral Butrón, que con las demás autoridades de provincia me es peraba á la entrada del territorio español, asi como la fra ternal recepción de los pueblos cofi quien hoy nos hallamos ligados en defensa de la mas justa de las causas. Ojalá que las esperanzas de los portugueses auxiliares fe realicen, concurriendo con todos los mios á su alcance, para consolidar el trono de la Segunda Isabel, y afirmar jun io con los leales españoles las instituciones liberales. Dios guarde á V. 15. Cuartel general de Alcañices 25 de Octubre de 1835. limo, y Excmo. Sr. capitán general de Castilla la Vieja. -El. barón de las Antas, general comandante de la columna de vanguardia del ejercito auxiliar. Es copia Mansa. Ejército de operaciones del JVbrts. Excmo. Sr.: Comuniqué á V. E. la marcha del general Espartero a Vizcaya, y que me proponía yo hacer una ex pedición á Salvatierra para cubrir aquel movimiento, . com batir á los enemigos allí concentrados, si se ofrecía oportu na ocasión de verificarlo, y destruir prácticamente en el pais la opinión que con su acostumbrada y ridicula jactancia acre ditaban nuestros enemigos de que no volverían las armas de S. M. á pisar aquella villa, punto habitual de su residencia, de sus hospitales y otros establecimientos. A las siete de la mañana de hoy .me puse en. marcha para la Borunda, y apenas había andado una legua, supe que el grueso del ejército enemigo habia desfilado ayer hacia Arla ban para caer sobre Espartero; mas calculando tiempo y dis tancia, vi que ya no podrían darle alcance, y que en todo caso lo tendría yo siempre de seguir á sus perseguidores si mi mero movimiento no fuese suficiente para atraerlos todos sobre mí, como previne ú aquel general y expuse á V. E. que me proponía hacerlo, y efectivamente ha sucedido. A las nueve y media llegamos á la venta de Echavarri, frente al lugar donde el infortunado O-Uoyle hace hoy pre cisamente un año fue víctima -de su precipitado arrojo y con fianza: apenas mandé tocar el alto de descanso, descubrimos al enemigo que desfilaba paralelamente á nuestra izquierda por las cordilleras del conocido é inexpugnable castillo de Gue vara. Era claro que habia contramarchado para Salvatierra al saber que yo me dirigía rectamente sobre el -mismo pun to con la intención de legar antes para defender esta villa, cuyas entradas habían cerrado con zanjas, tapias y parape tos, todo construido los dos días anteriores. Sin perder mo mento mandé que el 6? ligero mas avanzado y 50 caballos de cazadores de la Guardia prosiguiesen á esta villa, toma ten posesión y conservasen el punto a toda costa. Y al mis mo tiempo avancé algunas compañías de cazadores por dos distintos puntos para cortar y atacar la marcha de los re beldes perpendieularmente sobre eí flanco de ella, dejando en el centro el castillo de Guevara, mientras que sosteni das estas compañías á la derecha por el bizarrísimo bata llón de cazadores provinciales de la Guardia, algunos caba llos del 1? ligero y mis ordenanzas; y la de la izquierda por tres batallones del" brigadier D. Santiago Méndez Vigo, to maban las demás tropas Jas posiciones que me parecieron o portunas á lo largo de la cordillera que, en.su mismo pá ndelo, dominan la continuación del camino Real basta Sil- va tierra desde la venta de Echavarri. Este ataque obtuvo todo el resultado que podia prometerme, pues no solo paralizo al enemigo, frustró el 'objeto, de su marcha, y dio lugar al G? ligero á ocupar' este, punto, sino que la fuerza cortada cnln' los dos de ataques, sufriendo un fuego vivísimo y á deseu bierto por nuestras guerrillas se subió y refugió ai cas tillo do Guevara, donde se hizo fuerte y parapetó hasta qui, cansado yo del tiroteo, di la señal de ataque. .Lo dió bri -Haniisimo á la bayoneta el batallón de cazadores provincia les de la Guardia, que tomó á paso de carga el castillo y la posición, al mismo tiempo que el brigadier Vigo ios desa lojaba por nuestra izquierda, huyendo todos en desorden al profundo y emboscado valle de la liara un dia, que está al nor te de Guevara, en donde tenían todas sus masas, y ' en ti cual se. empeñó un largo y vivísimo fuego con un rio de por 'medio que separaba á los combatientes, en el que se aho garon algunos rebeldes que, cargados por el coronel Narvaea con solo algunas guerrillas de la Princesa, no pudieron pa sar el estrecho puentecillo. El ardor de las tropas y la na turaleza misma del terreno y de esta guerra habían empe fiado mas fuerza,' y sobre todo mas tiempo que el que yo quería, deseoso de. seguir mi marcha y llegar de dia á este punto; pero como la táctica de. nuestros cobardes enemigos sea invariablemente huir y abandonarlo todo á nuestro ata que para volver sobre la retaguardia en miles de tiradores alli donde cesa nuestra persecución y empieuzan a replegar se y marchar las tropas, desempeñar ó terminar la acción era mas 'difícil que lo había sido la victoria, pues esta no -podia acabar de tomar en un mes la serie de posiciones quo. siguen para Arlaban y sierras subsecuentes. Reconocidos por mí los puntos mas avanzados, y dicta das las medidas oportunas, empezó el movimiento de concen trar nuestras fuerzas destacadas para la prosecución de la ' marcha, y los " rebeldes empezaron a subir y ocupar con mu-" chas de las suyas los puntos que habían .tan cobardemente perdido, á medida que sucesivamente los íbamos desguarne ciendo; pero, sin osar avanzar hasta reforzarse mucho, die ron lugar á nuestras cortas fuerzas destacadas, pero sosteni das, á pasar el puente de un rio que cruza la parte mas llana del valle comprendido entre Guevara y Echavarri; J como engreídos se nos viniesen encima, desplegué un bata llón de Almansa, el que excesivamente entusiasmado al oír mi voz salió á la carrera contra el enemigo con mucho mas ardor que orden. lista imprudencia hubiera podido ser favorable á la ca ballería de los rebeldes que estaba cerca; pero intimidada se contuvo á vista de nuestros heroicos lanceros de la Guardia al mando del bizarro coronel I). Diego León, una de cuyas mitades cargó á la infantería enemiga sobre la izquierda, ha ciéndole 30 prisioneros; en el momento mismo que el escua drón de húsares de la Princesa, al mando de su intrepidísi mo gefe D. Juan Zabala, daba la mas brillante carga en toda la extensión del llano hasta el pueblo de Andicana, del cual huyeron aterrorizados los enemigos, dejando en poder de lea húsares algunos prisioneros, y no toda la fuerza porque se re fugió y protegió de las montañas, á cuyo pie se encontraban. Incorporadas todas nuestras fuerzas, y escalonadas qus tuve á grandes trechos las masas en las cordilleras, seguí la marcha para .esta ciudad, viniendo la artillería por el cami no real, y la caballería, con un batallón del primer regimien to y otro del 4? de la Guardia de infantería, cubriendo la retaguardia. El enemigo hizo esfuerzos extraordinarios para entrarnos por la espalda y por ambos flancos con cuatro ba tallones, una nube de tiradores, y toda su caballería; pero la 'serenidad de nuestra valiente infantería, el orden pcrfectiYuao de la marcha, el celo, inteligencia y denuedo del brigadier Vigo, de sus coroneles O-Donell, Narvaez, del coman. lame D. Fe derico Roncal' y de la bizarrísima v bien conducida caba Hería del ejercito, á la cual no tengo voces con que elogiar, no jes dejó recoger otro fruto que desengaños y mas de 20O heridos en un fuego continuo que tuvieron que sufrir á des cubierto, y el que cesó con una carga de nuestros lanceros de la Guardia á las siete de la nodie. llabiacomenzado a, las diez de la mañana. Destruidos los parapetos y obstácu los hechos por el enemigo, entraron las tropas en este pun to á descansar de las gloriosas fatigas de la jornada, deján dome mas que nunca prendado de su valor y serenidad "en el combate, del orden y precisión que acompañó á todos sus mo- vimieiuos. Iodos los cuerdos é individuos que tomaren parte en lz.