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koiúdclom pero qtie .tan temerarias habían sido las medidas !;-s vnros i aqt:c! sistema y política', qr.e le era imposible a- con esperanza la época, en que recobre su tranquilidad, un pais tan agobiado, y despedazado por convulsiones políti cas como lo 'estriba la 'Pciiíimila española. En este supuesto, considerando que el párrafo .relativo á'estc apunto en el -discurso de la corona, ni c;a ineero, ni verdadero (sin que. por eUo se crea que él usaba de estas expresiones de un modo ofensivo á los que lo habían redactado), no hubiera citado en su poder haber dado su asentimiento si el negocio se le hubiera presen tado de un modo mas separado y especifico. (Escuchad.) Las opiniones que él habla expresado coa respecto á la política francesa, podían separarse alguil tanto de las opiniones dé aque--líos que habían dirigido sus-observaciones á la Cámara sobré este particular. Eran sin embargo opiniones que él tenia, y qué no había titubeado expresar con franqueza. Lord Palmcrston. No es mi objeto ocupar á la Cámara si no por muy pocos minutos; pero viendo el giro que ha tomado el debate, deseo haeer algunas observaciones antes que se aprue be la respuesta al mensage: debo principiar manifestando el do lor que me ha causado el que algunos .honorables miembros ha yan creído necesario, hayan creído de su obligación y compati ble con sus sentimientos el expresar las opiniones que lian emi tido con respecto 'á aquellos individuos de esta Cámara que tan notablemente han prestado sus servicios á la causa de la Keina ce España. ( Escuchad ) Siento mucho que alguno de estos ho norables individuos haya expresado opiniones, en la ntia, tan dianietralmente opuestas á las del pueblo ingles. Yo creo qué yl honorable y bizarro representante de Westininster que está sirviendo á la cabeza de un cuerpo numeroso de nuestros com patriotas en España, merece bien de su patria por haberse ofre cido al servicio en que está ocupado. Üu individuo de esta cá mara acordándose de cuán difícil es para un hombre el ser pro feta en su propio pais, se ha metido á profetizar con respecto á países extranjeros. Con respecto á España nos ha dicho, y él daba por prenda de. la exactitud de. la profecía su sagacidad, su conocimiento de la naturaleza humana, su previsión y su sabiduría (aplausos y risas), que la causa de D. Carlos triunfa rá, y que los 100,000 hombres, que como él nos dice, están aho ra sobre las armas, reinstalarán á Ü. Carlos; no, está mal dicho', no lo reinstalarán, porque nunca ocupo este puesto. Colocarán á D. Cárlos en el trono de España, liaré unas cortas observa ciones con respecto á la profecía española. El honorable miem líro nos ha dado á calendar que tiene en su bolsillo tina re- lacio ex-uu de las fuerzas que componen el ejército de Don Cirios. ' Sería ridículo en mí el disputar la exactitud de seme jantes datos: los medios que yo tengo para saberlo no son los mismos que los que tiene el honorable miembro (risas). D. Carlos puede tener 100,000 hombres sobre las armas; el honorable miembro nos lo dice', y en consecuencia deberá ser verdad. La gran masa del pueblo español está por 0. Car los: el honorable miembro nos lo ha dicho también, y tam bién deberá ser verdad (escuchad, escuchad). Todo cuanto pue do decir en caso que el hecho sea asi, es que si I). Cárlos tiene la gran mayuiíi del pueblo á su favor, y si tiene 100,000 hombres sobre la, armas, es la cosa mas cstraua del mundo' que se c-.tó aun en las montañas de Vizcaya. (Aplausos y risas.) Cómo' con 100,000 hombree sobre las armas, con' toda la población del ais en su favor, y con 4 millones de libras es terlinas que se no dice ha podido contratar últimamente en este pais, cómo con to las estas ' cosas sucede aut que I). Car los permanece en el -medrsto retiro de las montanas de Viz caya! Es mas qw.lo pie puedo comprender (aplausos). Yo ido uno eiertam "i:te á a esperanza expresada en el discurso ici truno, que las hostilidades en España se terminarán pron to, v eme terminarán con el eMab'eeimicnto firme v durade to del Gobierno de la Reina; o puedo asegurar al h'onora Mec miembro y á la Cámara c-u genera!, qué el Gobierno con tinuará haciendo todo hn esfuerzos que estén en su poder para realizar las esperanzas que le animan. Con respecto áta correspondencia á que ha hecho aíu lion el honorable miembro ('Mr. G. Erice), debo confesar que' yo ciertamente escribí la carta á que se ha referido (respues ta ai obispo de León), y puedo asegurar al honorable mi cin tro, que he tenido una erran satisfacción en que se me ha ' ya, presentado la oportunidad de escribirla (aplausos). Creo que a representación del chispo de Leuu venia á mal tiempo y de msh manera siendo de su parte. Poco tiempo antes de que la carta clei obispo llegase t mis manos, el Gobierno in gles había mandado -'tina misión especial al cuartel dé D. Cár-" íes con objeto de hacerle retractar el sangriento edicto por el cual se mandaba asesinar bárbaramente á todos los ex tranjeros qué hubiesen tomado las armas en favor de la Rei na de España. D. Cárlos - rehusó hacerlo (escuchad), con sus propios labios rehusó retractar y anular tan atroz decreto (es cuchad). Con semejante respuesta de I). Cárlos, recibir una carta Helia dé alabanzas de la Inglaterra, recordándonos los servicios que Ja misma habia hecho á la España la sangre inglesa que ha corrido por la causa y en servicio de Espa ña; recibir, repito, una larga carta de esta especie, escrita por una persona que sea o no el agenté ó consejero confidencial de i). Cárlos, es ciertamente una de las personas dé mas con fianza para aquel príncipe; digo, pues, que una carta de ca ta especie, escrita bajo tales circunstancias, creo que no me recía otra contestación que la qué yo le di (escuchad); pero no crea la Cámara que porque no accedí á la petición del obispo de Leún, no he dado pasos en favor de los presos, líacia ya un mes que yo habia intercedido por ellos; la car ta del obispo tenia la fecha del 10 de Octubre, y yo habia dado órdenes á las autoridades oportunas para que pidiesen al Gobierno español la libertad dé los 27 prisioneros. Es fal so, pues, que el Gobierno británico haya manifestado indife rencia hiela la práctica sangrienta que ha prevalecido por am bos lados durante la guerra en España y están muy equi vocados los que supongan que liemos mirado con parcialidad las atrocidades cometidas por un partido, y que no hemos tratado por todos los medios posibles de inducir á los com batientes a hacerse la guerra de un modo mas Conforme á los usos de las naciones civilizadas. Lord Pilabon. , No me leranto para tomar una parte en el debate; espero que se presentará otra ocasión para expre sar mis opiniones sobre este asunto; voy á hacer únicamen te una pregunta al noble secretario de negocios extrangeros. El noble lord ha asegurado que él habla manifestado su ce lo por la causa de la humanidad, y que no habia limitado sus recomendaciones en favor de los prisioneros dé un solo partido. La pregunta qué queria hacerle ahora era, cuál ha bía sido el resultado de esta recomendación y si las vid a i dé aquellos desgraciados estaban salvas. Lord í'almcrston. El noble lord se acordara que la vi da de estos prisioneros jamás estuvo en peligro. Aun tenia parte en la administración el lord Mahon cuándo fueron he chos prisioneros á bordo de una balandra inglesa capturada en las costas dé España. A intercepción del GoEierno de este pais se salvaron las vidas á estés desgraciados, pero fueron detenidos contó prisioneros. La única contestación qie ahora se puede ventilar no es el que se garanticen las vidaY, de es tos prisioneros, sino si ellos deben ser puestos en libertad en cambio de otros tatitos oficiales de S. M. C. que sé hallen pri sioneros de I). Cárlos. A esto se dirigía la recomendación hecha por mí en 1? de Setiembre; esta recomendación no tu vo un resultado feliz; se me ha contestado que estos prisio neros no tenían derecho á los beneficios de la convención de lord Elliot por haber sido apresados antes de haber sido es ta concluida, y que circunstancias particulares hacían peli groso á ios intereses de la Reina el mandar estos individuos ai ejército de l). Cárlos. Pero creo que se han tomado to das las medidas por uno y otro lado para impedir á. estos oficiales el que se escapen, y pura ponerlos á cubierto do qus sean insultados por los partidarios de la Reina. PORTUGAL. Lisboa 1 1 Je Febrero. Antes de ayer fueron presentados al Excmo. Sr. minis tro de Negocios extrangeros por el Excmo. Sr. I). . Evaristo VercA de Castro, ministro de S. M. C. en esta corte, los Srcs. D. José )k'A Imbret y I). José María Cambronero, agentes recien llegados á esta capital, y nombrados por el Gobierno español para proponer, de acuerdo con otros dos agentes nom brados por el Gobierno portugués, las mutuas estipulaciones acerca de la navegación del Duero, en virtud del tratado con-' cluido sobre este punto. ( .No puede menos de ser muy provechosa para el comercio interior y exterior de estas dos naciones hermanas la libertad1 estipulada en este tratado, pues que per ella quedara abierta: una salida marítima á los mutuos producto! de sus provincias :