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na1 ha puesío en nanos del Rey la espada que regala el ayuntamiento de Itós al Sr. conde de París. S. M. lia respondido lo siguiente al aceptaría en nmnm, ou .111 rusto meto: m: .1,,,.. M í,nriín nup r fsmda salera de la vaina; pero el día en que sea necesario esto, será por. la buena causa, por la causa del pais, y respondo de que mi nieto será digno de llevarla. Leemos en la Gaceta de Augsburgo del 23 de Abril: "Las modificaciones mas recientes propuestas por la 1 uerta Uto mana relativamente al hatti scheriff de investidura, para llegar a un arreglo definitivo, sobre todo en su última proposición concerniente á la herencia, no han satisfecho á ios gabinetes de Londres y de Uer lin. La Puerta queria solamente consentir en que el 15aja o su lamina v las gandes del imperio eligiesen el sucesor, pero presentando el candidato á la aprobación del Diván. Los dos gabinetes no ven en es ta nueva proposición mas que una nueva fuente de complicaciones, y creen por consiguiente deber insistir sobre la herencia en linea rec ta y sin restricción. Esta opinión reunirá la mayoría de votos en la conferencia." Madrid 5 de Mayo. . Después del despacho ordinario, y de leerse dos proyectos de ley que remitía el Congreso, se abrió hoy en el Senado la discusión relativa al dictamen de la comisión mixta sobre eí ceremonia que ha de observarse en el juramento del Regente ó Regentes. El br. conde de Pinoíiel expuso un escrúpulo, que consistía en que no parecía decoroso suponer el caso de que faltasen á su deber la per sona ó personas que fuesen revestidas de la suprema dignidad del Estado, mucho mas cuando la Regencia no puede expedir ninguna orden que no vaya autorizada por el Ministro á quien corresponda, y que será responsable, porque es el único que puede faltará su deber. Contestó el Sr. Ondovilla, en nombre de la comisión, citan do un ejemplo reciente ocurrido con una persona Real y manifestan do que el caso en que se entiende que la Regencia ha faltado a su deber y que por consiguiente no debe ser obedecida, es aquel en que obre contra la Constitución y contra las leyes, dictando órde nes que no vayan refrendadas por eí Ministro respectivo. Sin discu sión fueron aprobados todos los artículos de este dictamen. No ha dejado de avanzar hoy la discusión de la Regencia en el Congreso de los Diputados. El Sr. Caballero, que ha concluido su discurso en el mismo terreno analizador en que lo planteó ayer, y el Sr. Lujan que le ha contestado, han llevado el debate en su respec tivo sentido con gravedad y templanza: todo anunciaba que iba i terminarse esta delicada cuestión sin que se exasperase la situación de las cosas harto delicada de suyo. . El Sr. González Bravo ha sido el primero que descendiendo al campo de los hechos personales que los partidos políticos que con tienden se atribuyen recíprocamente, ha sacado la discusipn del ses go que en los dias anteriores había llevado. Halo hecho sin embargo este Sr. Diputado con todo el pulso que exhibían tales indicaciones; pero esto no era bastante, como que las fuerzas humanas no alcanzan, por mas que quiera hacerse, á quitar á las cosas su índole y natura leza especial; los esfuerzos de S. S. no han quitado al fuego su pro piedad abrazadora, y el Sr.Collantcs (D. Vicente), que íe ha seguido en el mismo sendero, no ha podido menos de completar la obra. Por manera que cuando la discusión tocaba á su término, cuan do ya se contaban los minutos que debían trascurrir hasta el nom bramiento de la Regencia, ha tomado la cuestión un carácter nuevo, un carácter peligroso, y tal vez no necesario. Nada de lo que en la cesión de hoy ha tenido lugar podía ocultarse á los numerosos Dipu tados que han tomado parte hasta aquí en el debate; pero todos al tratar de las circunstancias han contenido su ardimiento contemplan do al pais que quiere ya tranquilidad y sosiego, al pais que aguarda silencios el fallo de sus representantes legítimos, y que dispuesto á obedecer y acatar sus resoluciones, no quiere sin embargo que se echen materias combustibles sobre.' un mal apagado volcan, al pais en suma que satisfecho del reciente triunfo de sus instituciones, ye con placer cercano ti momento de la consolidación del orden social. Por esto fin duda ha habido tanta circunspección y se han contenido tanto los Sres. Diputados de una y otra opinión. Hora es todavía que vuelva el debate á su anterior templanza y por esto alzamos nuestra debil voz; para que con tiempo se evite una escisión dentro del Congreso; que á seguirse en los cargos, en las sospechas y desconfianzas que hoy se han hecho en esta contien da podrían ser dañosos & la causa del partido liberal. Y cuenta que no decimos esto porque temamos que la sociedad zt conmueva de nuevo; cuando no hay un poder invasor contra quien combatir, díñeit es que las revoluciones levanten su terrible brazo para obtener justicia y libertad á nombre de los pueblos. Decírnoslo sin embargo porque sin necesidad de un enemigo conocido contra quien luchar, porque sin necesidad de reprimir ninguna fuerza an ticonstitucional, la división que podría romper entre hermanos, bas ta y sobra por sí sola para causar daños sin numero al pais. Natural cosa era que las indicaciones de los Sres. Bravo y Co llantes excitasen reclamaciones mas ó menos enérgicas de parte de unos y otros Diputados; el debate ha tomado nuevo ardor, y por al gunos' momentos la calma del Congreso se ha debilitado. En tales circunstancias el celo de algunos Sres. Diputados, que con todo el sentimiento del mas puro patriotismo reclamaban la con clusión de aquella reñida controversia, no era natural que se hiciese escuchar. El Sr. Roda ha quedado con solos 31 compañeros en Ja votación nominal, que sobre la pregunta de declarar cerrada la dis cusión ha tenido lugar, y 102 Diputados han votado en contra. Este resultado era ya necesario; dado el empuje esquivado has ta el día por todas las opiniones del Congreso, porque sucedido esto, tZ necesario que el pais oiga á todos, y que se disponga á pronunciar sobre la conducta de cada cual su inapelable y decisivo fallo. Inútil creemos decir á nuestros lectores que la sesión se ha pro rogado con este motivo, y que la discusión continuará mañana en el terreno en que ha quedado hoy. 'Idem 6 de idem, El Congreso ha terminado por fin el largo y grave debate sobre la cuestión de Regencia. La sesión de hoy ha sido interc sante por mas de un motivo: no haremos el análisis de ella dete nida y minuciosamente; pero trazaremos con ligereza sus carac teres principales. . El Sr. Domenech que ha hablado en sentido de la unidad ha esquivado cuerdamente el peligroso terreno donde halló co locada la cuestión, y su discurso, si bien reprodujo los princi pales argumentos de sus predecesores, tuvo la novedad de ex plicar ennombre de la provincia de Cataluña por la que S. S. ha sido elegido Diputado, la índole de los compromisos que pesan sobre sus colegas para votar en uno ú otro sentido; com promisos que como este Sr. Diputado ha puesto en evidencia, en manera ninguna pueden coartar á los represetantes del pais la libertad noble y generosa con que antes que á otra considera ción deben atender á lo que el bien de la patria exige imperio sámente de sus conciencias. Siguió el Sr. Sagasti por la opinión de la trinidad, y este Sr. Diputado volvió la cuestión al punto personal al que habia sido traída recientemente por los Sres. González Bravo y Co liantes. No nos detendremos en recorrer con el Sr. Sagasti es te lastimado y desagradable campo: ayer dejamos de hacerlo también con los que le precedieron en tan triste propósito. Unos y otros han Usado de su derecho, y al guardar nosotros este se vero silencio sobre sus numerosas citas y alusiones, creemos que les hacemos mas beneficios que daño, y nuestros lectores no lo llevarán á mal. El que de estos argumentos guste, en el extrac to de una v otra sesión hallará pasto sobrado á una afición que no experimentamos nosotros ni experimentaremos jamás mientras se vea en ello comprometido el bien del pais y el decoro de nuestros hombres de Estado, propiedad sagrada de la nación. El Sr. Méndez Vigo (D. Pedro) cruzó el salón para ocupar la tribuna cuando fue llamado al uso de la palabra en el senti do de la Regencia quíntuple por el Sr. Presidente. S. S. atribu yó la crisis que la cuestión amenaza traer consigo, y la desa venencia del partido progresista á manejos de los extranjeros; el principal motivo de haber pedido la palabra este Sr. Diputado según de su discurso se colige, ha procedido de aqui: el Sr. Mi nistro de Estado ha contestado dignamente en nombre del Go bierno, deshaciendo la impresión que las palabras del Sr. Vigo pudieran haber dejado, infundadamente por lo visto, en el áni mo de alguno de los oyentes. Tocaba otra vez la palabra a los defensores de la unidad, y el Sr. Montañés, cediendo la palabra que le correspondía al Sf. Ulózaga, ha contribuido eficazmente á la terminación del debate. De mas seria ponderar el tacto con que el Sr. Olózaga ha tratado este asunto, no ya tan ageno de las pasiones de la situa ción como podia serlo antes de la sesión de ayer. S. S. está de masiado acostumbrado á tomar parte y parte muy importante en las cuestiones mas graves del parlamento, para que no alcanza-