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Página 3 \n\n LOS OTROS GUATEMALTECOS EL INSTITUTO INDIGENISTA ES SU VOCERO por SCOTT SEEGERS (Fotos del autor) El estudioso de ciencias polí ticas que afirma que una pobla ción homogénea es condición esencial para un gobierno bueno y estable no se sentiría tan se guro de su teoría en las altipla nicies de Guatemala. Un poco menos de la mitad de la población guatemalteca es de ascendencia europea, ligeramen te mezclada. Habla el español, ac túa dentro de una economía mo derna, tiene un gobierno repu blicano y se rige por la Consti tución más nueva de América. El otro 5 por ciento habita en las sierras más altas, los valles OH > , Típica escena callejera en la importante ciudad de Quezaltenango, de la altiplanicie guatemalteca. más profundos de la cordillera oc cidental y la región llamada Alta Verapaz y, aunque en cierta for ma constituye un problema, es también una bendición para el resto del país. Analfabeta en su mayoría, aferrada a sus dialectos, costumbres, prácticas políticas y religiosas, esta pobla ción aporta pocos impuestos y es de difícil incorporación a la vida nacional. Por otra parte, es la principal fuente de trabajadores del país. Además, sólo por estar allí, produce millones anuales en tu rismo al ingreso nacional. El pa norama guatemalteco es esplén dido. Las montañas se ven por doquier y sólo en Guatemala s« embellecen con el adorno de sus gentes tan tranquilas, decorosas, pacientes y trajeadas con atuen dos de brillante colorido. Los nor teamericanos por lo general, sa ben poco de la América Latina, sin embargo, es muy raro el que no ha visto la fotografía de la tradicional india guatemalteca con su traje de brillantes tona lidades, tejiendo de rodillas un lindísimo diseño, o las de los desfiles en los días de fiesta con gentes en trajes típicos ascen diendo las gradas del atrio de la iglesia de Chichacastenango. Hasta cierto punto, el indio Cada tribu viste trajes diferentes, como se ve en esta exposición circulante de modelos de cartón en miniatura. ftachiquel de San Antonio Palope. * DOMINGO, 6 DE ENERO DE 1957. guatemalteco ha ignorado el si glo XX, como ha pasado por alto cualquiera otro siglo después del XVI. De cada uno ha tomado lo que podía usar a lo que le atrajo. Aceptó un poquito más de lo que trató de imponérsele, pero sus valores fündamentales han cam biado muy poco desde la Con quista. Bajo el sistema de encomien da, los españoles instituyeron cierta clase muy especial de tra bajo esclavo. Sin quejarse, los dóciles mayas, manes, chol, ca ribes, pocomanes, quichés y ca chiqueles labraron los campos de sus amos y. cuidaron de sus ca minos, pero en sus propios Pue blitos retuvieron su dignidad in dividual, votaron libremente en asuntos de la comunidad y eli gieron sus propios cabildantes. Durante 400 años la Iglesia Ca tólica los ha guiado hacia el ideal cristiano. Se han bautizado, han construido imponentes catedrales y las han conservado, han ido a misa y han participado en las celebraciones religiosas. Pero no hay un solo sacerdote en las mon tañas de Guatemala que ignore que los indios también rinden culto a los dioses mayas del maíz, el agua y la tierra y que la Fies ta de los Ocho Monos se fija de acuerdo con fechas paganas, sin tener en cuenta el calendario gregoriano. Hace diez años el Gobierno de Guatemala creó el Instituto Indigenista en el Ministerio de Educación. Su propósito pri mordial fue el de conocer algo sobre los indios. Una vez re unida la información necesaria, el Instituto la evaluó y, dentro del marco de la cultura indíge na, empezó a ayudarles a mejo rar su nivel de vida. Reunir dicha información no fue fácil. Cuatro siglos habían puesto en evidencia que la ac titud más benévola que podía es perarse del hombre blanco era l|*,* ÍM ts Mam de San Martín Sacatepéquee Reproducido por cortesía de “Américis”, revista de la Unión Panamericana que se edita en inglés, español y portugués. un total olvido de los indios, y como era natural, éstos descon fiaban de su repentino interés. En lo profundo de las montañas muy pocos indios hablaban espa ñol, y los que lo hablaban pre tendían no entenderlo. Cuando los funcionarios que sabían sus dialectos se les acercaban, los in dígenas simplemente retrocedían y no contestaban. Un incidente en la Provincia de Sololá ilus tra las dificultades de los inves tigadores. Después de haber sos tenido conversaciones por varias semanas, el alcalde indígena de Nahualá, población principal de una región de 20.000 aborígenes, había accedido a consultar a los cabildantes de la región si se aceptaba que los expertos agrí colas oficiales impartieran ense ñanza técnica a los agricultores locales. Los concejales hablaron con la gente de sus aldeas y la idea tuvo aceptación popular. Para darle base oficial, los con cejales y el Alcalde firmaron un acuerdo con los enviados del go bierno. Un grupo de expertos agríco las viajó a Nahualá y como pa so preliminar procedió a recoger información estadística. Los in dios, perturbados, los cercaron y llevaron ante sus autoridades. Después de escuchar las versio nes de ambas partes, el Alcal de se volvió hacia el Jefe de los expertos: “En el acuerdo no fi guran todas esas preguntas que ustedes están haciendo —dijo apenado—. Por favor, salgan de aquí o nos obligarán a matarlos”. Los expertos abandonaron la región y no regresaron hasta el año siguiente. Entretanto concen traron sus esfuerzos en regiones menos belicosas y adelantaron campañas para explicar y per suadir a los cabildantes de Na hualá. En el acuerdo posterior se incluyó el privilegio de hacer preguntas. Con un escaso presupuesto, el Instituto logró levantar y tabu lar las estadísticas relativas a todas las facetas de la vida in dígena. Por primera vez se tuvo una clara noción de cómo vivía el indio, qué comía, cómo tra bajaba y qué dialecto hablaba. Se trazaron mapas y se compi laron gráficas. Y antes de pro ceder a enseñarles a leer y es cribir el Instituto se empeñó en el largo y tedioso trabajo de tra ducir sus dialectos e interpretar sus símbolos fonéticos. En 1948 se fundó en Quezalte nango una escuela de tejido, don de se instruyó sobre los métodos modernos de transformar la la na de oveja en producto acabado. Dos expertos tejedores ecuatoria nos se contrataron como maes tros. Cada artífice tiene obliga ción de regresar a su región • Mam de Colotenango. HEMISFERIO j^ vSBBBBBP ¿lili ■óx. SSRHH , HF Almonas escogidas por los alcaldes aldeanos para asistir en Quezalte nango a la escuela textil de alfombras del Instituto Indigenista. Graduadas, reciben telares y préstamos para trabajar. jyi#" wmm Pv . A los indios se les enseñan todas las etapas del tejido de alfombras» desde comprar la lana hasta el producto acabado. Las indias conservan costumbres mayas, como la de moler maíz en metate. Se visten con lindas telas tejidas y bordadas en el país. instruir a los vecinos para que los beneficios del programa lle guen al mayor número de gen tes. Se proyecta la creación de centros similares para enseñar • a trabajar en madera, la forja de metales, alfarería y otros oficios. Con el fin de interesar al pú blico en su labor, el personal del Cachiquel de Sololi. Instituto recortó siluetas de car tón y las vistió con trajes típi cos hechos de trozos de tejidos estampados. Esta exhibición ob tuvo tanto éxito en Guatemala que el Instituto decidió enviarla a los países vecinos y, desde en tonces, se ha expuesto en forma permanente con las interrupcio nes indispensables para reparar las cabezaé y piernas de cartón. Para probarme el interés por los indios que se ha despertado en Guatemala, el Director del Instituto, Juan de Dios Rosales, me contó con orgullo que cuan do se estudiaba la Constitución del país, en 1955, la Asamblea Constituyente solicitó oficialmen te a los indios que expresaran sus puntos de vista, para in cluirlos en la nueva Carta. “Fuá aquélla la primera vez en la his toria de Guatemala que un cuer po parlamentario tuvo en cuen ta que los indios también podían manifestar su opinión”, agregó «1 señor Rosales.