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Diario las Américas. [volume] (Miami, Fla.) 1953-current, April 20, 1958, Image 13

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HEMISFERIO
DOMINGO 20 DE ABRIL DE 1958
GX-X-X-X-X-X-X-X-X-X-X-X-X-X-X-X-x-X-X-X-X-X-X-x-X-X-X-X-X-X-X-X-X-X-X-X-X-ifrX-X-X-X-X-X- *»■*■<
o /Muestro
Mensaje
LA CORDIALIDAD HUMANA
« En el desenvolvimiento de las relaciones entre los
seres humanos, nada debe alterar la normal convivencia
y la cordialidad que debe regir la manera de actuar de
cada persona-
Aun cuando hoya que defender intereses opuestos o
discrepar de opiniones ajenas, nunca debe descenderse a
zonas de violencia en la expresión o en la actitud, porque
ni lo uno ni lo otro le dará mayor fuerza a nuestros orgu
mentos ni mayor vigencia a nuestra manera de actuar.
Por el contrario, entre más se defienden nuestros puntos
de vista con serenidad y con cordura, mayores serán las
posibilidades de convencer o al menos de rodear de res
peto nuestra manera de pensar.
El destino de la humanidad no puede ser de pugnas
que siembren desconfianza y odio entre unos y otros.
El destino de la humanidad debe ser eminentemente cons
tructivo y eminentemente cordial.
frx-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-*-
EL ARTISTA
Por OSCAR WILDE
«
Un día nació en su alma el deseo de esculpir la estatua
del PLACER QUE DURA UN INSTANTE. Y se fue por el
mundo en busca del bronce, porque no podía contemplar
sus obras más que en bronce.
Pero había desaparecido del mundo entero el bronce
y en ninguna parte de la tierra podía encontrarse, salvo
el bronce empleado en la estatua del DOLOR QUE SE SUFRE
TODA LA VIDA.
Y era precisamente él mismo quien con sus propias
manos había modelado esa estatua, colocándola en la
tumba del único ser que amó en la vida.
Erigió, pues, en la tumba del ser fallecido aquella esta
tua que era creación suya, para que fuese así como señal
del amor' del hombre que es inmortal y como símbolo del
dolor humano que se sufre durante toda la vida.
Y en el mundo entero no había más bronce que el de
aquella estatua. Cogió entonces la estatua que había crea
do antaño.
La metió en un gran horno.
Y la entregó al fuego.
Y con el bronce de la estatua del DOLOR QUE SE
SUFRE TODA LA VIDA, cinceló la estatua del PLACER QUE
DURA UN INSTANTE.
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GREGUERIAS
Par RAMON GOMEZ DE LA SERNA
Juncos: esgrimidores del agua.
Los pájaros que alborotan el alba con su piar imitan
que van a salir en barco.
* •
Las anchas mangas de las japonesas sirven para enju
garse las lágrimas y para encontrar más anchura y des
canso sentadas en forma de loto
. •
Fábula: falaz regalo de papel a un niño.
El mar es un espejo con peces que hubiera estado mu
cho mejor colocado verticalmente.

Descubrimiento del petróleo: trajo una botella del
charco sucio, la echó en el quinqué y la cerilla proclamó
la luz.
Dientes: vallas de los besos.
En las grandes capitales del mundo durante la madru
gada corre aire de la Vía Aoia.
En el cielo estrellado hay una complicada red de trenes.
SUPLEMENTO DOMINICAL DE
Diario UÍlmericas
Don Hernando
el Grande
Por PEDRO VAZQUEZ CISNEROS
Si alta y gigantesca aparece la
figura de don Hernán Cortés co
me conquistador —como hombre
de voluntad y de acción, acome
tiendo y realizando, con unos
cuantos hombres la asombrosa
e,.ipresa de dominar el vasto y
poderoso imperio, de Moctezu
ma—, resulta mayor y más ele
vada considerado como cristia
nó come hombre de fe que todo
lo subordina, hasta la magna
obra que está consumando, a las
creencias religiosas que infor
man la medula de su espíritu y
que son c mío ei eje de su vida
y la norma suprema de sus ac
ciones pese a las fallas, aun gra
vísimas, en que como pecador,
pudo haber incurrido
No escapaba en efecto, a esa
universal subordinación, ni la
propia empresa de la Conquista,
la cual, grandiosa aun para los
espectadores lejanos tenía mag
nitudes y significación incompa
rablemente mayores para el ac
tor tue ia realizaba y que me
diante ella irrumpía en la in
mortalidad y en la gloria hu
manas. Ya en las ordenanzas que
expidió en Tlaxcala, antes de
cometer el asalto a la orgullosa
capital de ros' aztecas, ponía co
mo fin motivo y justificación de
la guerra emprendida, precisa
mente la obra de la cristianiza
ción de los indios, ia tarea de
apartarlos de la horrible idola
tría que practican: j no tenia
empacho en decir que “la dicha
guerra seria injusta, y todo lo
que en ella se viese, obligado a
restitución”, si en la intención o
en los hechos faltara aquel pro
pósito de apostolado.
Por esu en el (ragor mismo de
la portentosa conquista en me
dio de los rudísimos trabajos que
día ,y noche echaba sobre sus
hombros la conducción de la gue
rra, no se apartaba de su mente
el pensamiento de la evangeli
zación y hallaba manera de pe
dir, una y otra vez, al emperador
Carlos V que enviara cuanto an
tes a los misioneros que habrían
de ponerla por obra. En sus
“cartas de relación” insiste en el
pronto envío de “personas reli
giosas de buena vida y ejemplo”
que ejecutaran la segunda parte
—principal y primaria, sin em
bargo— de la Conquista.
En su cuarta relación decía:
“Porque hasta agora han venido
pocos, o cuasi ningunos, lo tor
no a traer a la memoria de vues
tra alteza y le suplico lo mande
proveer con toda brevedad, por
que dedos Dios Nuestro Señor
será muv servido y se cumplirá
el deseo que vuestra alteza en es
te caso, como católico, tiene” Y
agregaba esta declaración: “Así
como con las fuerzas corporales
trabajo y trabajaré que los rinos
y señoríos de V.M. por estas par
tes se ensanchen, y su real fama
y gran poder entre estas gentes
se pubdoue... así deseo y traba
jaré con el ánima para que V. A.
en ellas mande sembarar nues
tra santa fe, porque por ello me
rezca a bienaventuranza de la
vida perpetua”.
Clamaba pues, don Hernando
y reclamaba por la pronta veni
da de muchos y santos misione
ros y. con intuición o perspica
cia admirable quería que vinie
sen precisamente frailes humil
des, hechos a todos los trabajos
y encendidos en el celo por la
conversión oe los infieles, y no
obispos ni prelados “que temía
el conquistador— seguirían la
costumbre que por nuestros pe
cados tienen en disponer de los
bienes de la Iglesia, que es gas
tarlos en pompas y en otros vi
cio'”.
Accedió finalmente el empe
rador a las instancias de Cortés
y, aunque no tan pronto como
éste hubiera querido envió frai
les tal. mal los deseaba el con
quistado y mandó también
“obispos y prelados” por cierto
sin el inconveniente que recela
ba don Hernando, sino “según
el interno de Cortés tan pobres
y humildes, y tan despojados del
mundo r, omo los demás que vi
nieron sin cargo”.
*
El pensamiento y el propósi
to de a evangelización estaban
constantemente en el ánimo del
conquistador. En la primera vi
sita que hizo al emperador Moc
tezuma, sin preámbulos ni cir
cunloquios empezó a catequizar
lo y a comunicarle mediante
“las lenguas” Agyilar y doña Ma
rina, las primeras nociones del
cristianismo, y le anunció que
“ei tiímpo andando, enviará
nuestro rey y señor unos hom
bres que viven muy santamente,
mejores que nosotros"
Cuánta sinceridad había en es
ta comparación y cuán verdade
ramente daba a la evangelización
el prime- lugar en la obra de la
Conquista lo demostró con he
chos don Hernán Cortés cuando
llegaron a estas tierras del Nue
vo Mundo los misioneros que con
tanta instancia había pedido. En
cuanto supo que habían arriba
do a la Villa Rica de la Vera
Cruz, mandó criados que les sa
liesen al encuentro y los saluda
sen en su nombre, con instruc
ciones de promover que los in :
dios loa recibiesen jubilosamen
te en los pueblos Y, dice Bernal
Diaz del Castillo, “porque los in
dios lo viesen para que tomasen
ejemplo mandó a los españoles
que se hincasen de rodillas a be
sarles las manos y los hábitos, y
aun les envió Cortés al camino
mucho refresco.y les escribió
muy amorosamente”.
Cuando, al cabo de un mes de
marcha, el 17 de junio de 1524
llegaron los frailes a la antigua
Tenochtitlán, salió Corté» en per
sona a recibirlos, haciéndose
acompañar de muchos de sus ca
pitanes y soldados y de Cuauhté
moc y no escasos caciques e in
dios principales. Y al tener a la
vista a los que llegaban, don
Hernando se apeó del caballo y
fue a arrodillarse a los pies de
Fray Martín de Valencia, para
besarle humildemente hábito y
manos. Bernal Díaz, testigo Pre
sencial dice de la extraordinaria
escena: “Y de que el Guatemuz
y los demás caciques vieron ir
a Cortés de rodillas a besarle
las manos. Espantáronse en gran
manera; y como vieron a dos
frailes descalzos y flacos, y los
hábitos rotos, y no llevar caballo
sino a pie y muy amarillos, y ver
a Cortés que lo tenían por ído
lo o' como cosa de sus dioses así
"arrodillado delante de ellos,
desde entonces- tomaron ejem
plo todos los indios...Y más digo
que cuando Cortés con aquellos
religiosos hablaba, que siempre
tenia la gorra en la mano quita
da y en todo les tenía gran aca
to”.
A los ojos de Dios y a los de
los hombres, infieles que lo vie
ron y cristianos que lo sabemos,
don Hernando fue más grande
en su humildad, arrodillado an
te un .humilde fraile, que orgu-
Ilosamente en pie en las alturas
del imperio conquistado. “Y cier
to escribe el cronista fray Je
rónimo de Mendieta— esta haza
zaña de Cortés fue la mayor de
las muchas que de él se cuentan,
porque en las otras venció a otros
más en ésta vénció a sí mismo.
Porque ¿qué hombre hubie
ra que puesto en la cum
bre y alteza en que él se vía,
enseñoreado de un nuevo inun
do, temido y respetado por
los mismos señores de él, y repu
tado de ellos por otro dios Júpi
ter. se abajara y humillara has
ta ponerse de rodillas delante da
unos pobres mendigos
y i emendados, y al parecer del
mundo, dignos de ser tenidos en
poco, y besarles sus manos?”
La inspiración y el propósito
de aquella mayor hazaña de don
Hernando el Grande no eran
otros que allanar el camino de
los misioneros prestigiarlos a
los ojos de los indios y cooperar
así, muy eficazmente en la obra
de la evangelización, motivo, fin
principal y justificación única
de la guerra de conquista. Con
razón dice el propio Mendieta
que aunque Cortés no hubiera
hecho en toda su vida otra algu
na buena obra, más que haber si
do la causa y medio de tanto
bien como éste, tan eficaz y ge
general para la dilatación de la
honra de Dios y de susanta fe,
era bastante para alcanzar per
dón de otros muchos más y ma
yores pecados de los que de él
se.cuentan”.
Y fray Toribiq de Benavente
Motolinia, muerto ya el conquis
tador. escribió: “Algunos que
murmuran del Marqués del Va
lle, que Dios tiene, y quieren en
negrecer y oscurecer sus obras,
yyo creo que delante de Dios
no son sus obras tan aceptadas
como lo fueron las del Marqués;
aunque como hombre fuese per
cador, tenía fe y obras de buen
cristiano, y muy gran deseo de
ampliar lya vida y hacienda en
ampliar y aumentar la fe de Je
sucristo y morir por la conver
sión de los gentiles. . .
“Doquiera que llegaba, luego
levantaba la cruz. Cosa fue ma
ravillosa el esfuerzo y ánimo y
prudencia que Dios le dió en to
das las cosas que en esta tierra
aprendió, y muy de notar es la
osadía y fuerzas que Dios le dió
para destruir y derribar los ído
los principales de México, que
eran Hnas estatuas de quince
pies de alto. Y armado de mucho
peso de armas, tomó una barra
de hierro y se levantaba tan alto
hasta llegar a dar en los ojos y
en la cabeza de los ídolos.
“Y estando para derribarlos
envióle a decir el gran señor da
México, Moctezuma, que se atre
viese a tocar a sus dioses porque
a él y a todos los cristianos ma
taría luego. Entonces el capitán
se volvió a sus compañeros con
mucho espíritu, y medio lloran
do, les dijo: “Hermanos, de
cuanto hacemos por nuestras vi
das e intereses agora muramos
aquí por la honra de Dios y or
que los demonios no sean adora
dos”. ..
“Por este capitán —dice des
pués Motolinia— nos abrió Dios
la puerta para predicar el santo
Evangelio, y éste puso a los in
dios que tuvieran reverencia a
los Santos Sacramentos y a los
ministros de la Iglesia en acata
miento? por esto me he alargado,
ya que es difunto, para defen
der en algo de su vida”.
¡Gran conquistador y gran
cristiano fue Hernán Cortés, don
Hernando el Grande!

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