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Pág. 2 \n\n DIARIO LAS AMERICAS sab ado, 14 de febrero de 1959 Diario Las Americas Editado por TBI AMERICA» PI’RLISHING COMPAKT «49 N W 16th STREET. MIAMI JPRINGS FLORIDA S SMITH, C. W SMITH. Presidente Vicepresidente FRANCISCO AGUIHR* HORACIO AGUIRRB Vlcep-esldente v Editor Vicepresidente. Director t Gerente Antonio Rulz Jefe de Redacción ~.. Tbrimas A. RUI. Guillermo Oonz&lei, dele del Pept dr Anuncios Jete de) Dept de Circulación National Advertising Rcpresentatlves S. S. KOPPE & CO INC 630 Fifth Ave.. Rockefeller Center New Vork Cltjr 20—CI 6-1320 Diríjanse las consultas a BUZ ,N SENTIMENTAL, P. O. Box 360, International Airport. Miami 48. Fia. Rogamos a los lectores e leÓÑfras qpe firmen sus cartas con un pseudónimo o Iniciales. SUSCRIPCIONES por Correo Ordinario: Anual $14.30 Semestral 87.96 Trimestral 94.56 Mensual $1.50 Por Correo Aéreo para los Estados Unidos. México y Canadá 85.40 adicionales por mes Ejemplar suelto 5 tentaros Ejemplar dominica) 10 contaros. FAVOR D« ENVIARNOS 8U CORRESPONDENCIA AL APARTADO IM. ' MIAMI 48. PLA TELEFONO TU 8-7521 {ENTREGAS A DOMICILIO EN WASHINGTON $20.00 AL ANO) rpAHA SUSCRIPCIONES EN WASHINGTON D C-. LLAMAR ~A LAS OFICINAS DE “DIARIO LAS AMERICAS” TEL RE 7-7415 -SUITE «2—lool CONNECTICt'T AVE. WASHINGTON 8, D C. Snbscrlptlons by regular malí: Vcaris $14.50: 0 mol $7.50: 3 mos 14.50: Montbly $1.50. Airmail In U S México and Cañada $5.40 additlonal per -mo OaHj copy 5 cents: Fundar 10 cents. (Home delirerr In n-,rr y Washington O, C. 820.00 rearly) Entered as Becond Class Matter at the Miami sprints. Florida Post Otflca on- Februarr 5. 1954 Additiona) Entrr at Washington D. €. Acogido a ia franquicia postal como correspondencia de segnnda clase en el Correo de Miami Springs. Florida. Miami Springs, Fia., SABADO 14 de Febrero de 1959 LAS DICTADURAS, TERRENO ABONADO PARA EL COMUNISMO Los regímenes latinoamericanos siempre han hecho gala de una supuesta actitud antico munista, y siempre han querido que ésta sea ob jetfi.de simpatía de parte de todos los que en América están interesados por combatir el co munismo internacional, especialmente el Go bierno de Washington. • La afirmación de que los llamados “hom bres fuertes” le cierran el paso al movimiento comunista carece de fundamento lógico. Los comunistas no ven con antipatía un régimen dictatorial de derecha, porque saben que esta clase de Gobierno, si no le es totalmente favora ble. al menos le sirve para crear un clima de des confianza y descrédito para la democracia, con lo qufe los comunistas logran más de lo imagi nable. , Las dictaduras, como negación parcial o to tal del sistema democrático, son terreno abona do para el comunismo. Los rojos criollos y, so bre -todo, los técnicos soviéticos, así lo entien den, porque para ellos la falta de fe de los pue blos en las instituciones republicanas es una puerta abierta para la penetración sovietizante. Y ho cabe duda que donde hay dictadura en La tirioamérica tiene que haber desilusión de los pueblos, aunque esto no quiera decir que todos los ciudadanos hayan perdido su fe en la res tauración de la democracia. Tan no han perdi do todos esa fe, que los hechos demuestran au ténticos triunfos populares en la lucha por la reconquista de la libertad política. El Gobierno de los Estados Unidos, que es hacia el que más dirigen su propaganda los dic tadores invocando una fementida estabilidad política, debe saber que la existencia de los re gímenes tiránicos es muy peligrosa para la lu cha anticomunista, porque, repetimos, los comu nistas se aprovechan del descrédito de la demo cracia. Las dictaduras, pues, además de ser le sivas y atentatorias para los derechos ciudada nos, llevan implícito otro riesgo, otro peligro, cual es el de favorecer, con el tiempo, las consig nas comunistas en América. PICTATORSHIPS, FERTILE GROUND FOR COMMUNISM é Latín American dictatorial regimes have always boasted os a supposed anti-communlst attltude, and have always wanted this to be an objectos sympathy on the partos all those who in America are interested in conibating international communism, particularly the Washington Government. The affirmation that so-ealled “strong men” stop the advance os communism lacks a logical foundation. Communists are not averse to a rightist dictatorial regime, because they know that this kind os govern ment, Is not wholly favorable to them, at least serves to crepte a climate o’f distrust and discredit os democracy, with which the communists achieve more than can be imagined. 1 Dictatorships, as a partial or total negation os the democratic System, are fertile soil sor communism. Native Reds and, particularly, Soviet technicians under stahd. this, because lo them the people’s lack os faith in republican institutions is an open door sor Soviet penetration. And there is no doubi that where there is a dictatorship in Latín America, there has to be disil lusjonment in the people, although this does not mean that all citizens have lost their faith in the restauration os democracy. So have they all not lost their faith, that eveots demónstrate authentic popular victories in the fight to reconquer political freedom. The Government os the United States, to whom dictators direct mostos their propaganda invoking a fallacious political stahility, must know that the existence os tyrannical regimes is a serious threat to the fight agpiñst communism since, we repeat, communists take advantage os Ujis discredit to democracy. Dictatorships, thence, in addition to being injurious andan affront to ths rights os citizens, implicitly carry with them another risk. another threat, which is that os favoring, In the long run, the communist eonspiracy in America. SUBSCRIBASE AL DIARIO LAS AMERICAS -SAETAS... p@ir fray sSOwssfip® Existe la tendencia por par te de todos los países del mun do —y muy especialmente en la América Latina— de. eul » par a los Estados Unidos por todos los males económicos que sufren esas naciones. Es más, ia injusticia llega ya a límites tales, que aún las co sas más nimias que afectan el campo económico de esas naciones hermanas indefecti blemente se las achacan q equivocaciones del Tío Sam. Quere decir que el poderoso vecino del Norte carga la cul pa de todo, aunque no tenga intervención ni la más remo ta en ios asuntos que afectan a esos países. Conocedores como somos de la mayoría de los proble mas con que se enfrentan esos países y conociendo también la postura favorable que exis te en los EE.UU., hacia la América Latina—situándonos en un plano completamente im pardal— podemos asegurar que no hay razón para culpar a esta gran nación por todos y cada uno de los males que afectan la economía de latí noamtrica. Las inculpaciones, a pesar de los errores que pue dan existir, son arbitrarias y sin fundamento. Uno de los males fundamen tales y tradicionales es la sa lida continua de Capitales la tinoamericanos hacia el ex tranjero. Esa sangría, una san gradura que tiene a muchos países al borde de la quiebra, se debe a que innumerables hombres de negocio invierten sus capitales en el extranje ro, o lo depositan en bancos norteamericanos, londineneses o suizos sin importarles un bledo la función social del ca pital. Esto, amén de los diñe ros de los políticos que, cuan do abandonan una canonjía, se largan al extranjero con las alforjas llenas de plata mt:l habida para pasear el ras tacuerismo criollo con una desfachatez que asusta. A propósito de esto, en la entrevista que no hace mucho le hicieron al Presidente Fron dizi de la Argentina, aquí en Washington, una de las pre guntas más intencionadas que le hicieron fue la siguiente: “¿Por qué los capitalistas la tinoamericanos invierten sus capitales en el extranjero de mostrrndo así una falta de coníianza (capitales que su man en verdad billones de dóiares), —una confianza que piden al capital extranjero que tenga, pero que no tienen los capitalistas locales— y a pesar de ello esperan mayores inversiones en esos países? La respuesta fue atinada. “Esos hombres, —dijo el Presidente Frondizi— no son patriotas”. De las pocas inversiones que hacen los capitalistas locales en latinoamérica, éstas son en forma de hipotecas o bienes raíces Eí patriotismo de in numerables capitalistas se ha lia ausente. No quieren el bie nestar del país sino el bienes tar personal —y prestan di ñero casi siempre a un por centaje “razonable” de un 20 por ciento plus, y como garantía exigen una propie ’dad que valga 6 veces la in versión o hay que dejarles un brazo o un ojo de la cara para proteger esas inversio nes, producto de la más sór dida avaricia. Muchos países latinoameri eanos no estarían como se ha Han actualmente, pidiendo prestamos hasta por señas y con angustia si esos billones de dólares no volaran al ex tranjero dejando un vacío le sivo a la economía de esas na clones. “Ayúdate que yo te ayudaré”, decía Cristo. Es ho ra ya de que los capitalistas latinoamericanos sean más pa triotas y ayuden al desarro lio d¿ esos países hermanos, creando industrias y fomen tando' negocios que contribu yan al progreso del país para mejt.rar las condiciones de vi da de esos pueblos. Un cuento que apareció re eientemente en una publica ción de los ‘'Chnstophers” ser virian de enseñanza a muchas personas. En un templo de Bombay los fieles se asombra ron de que el azúcar que de positaban como ofrenda desa parecía rápidamente. Se pu sieron a observar y vieron como un ejército de hormi gas, grano por grano, trans -(Continúa en la Página 9)— I TAL DIA COMO HOY | Sábado, 14 de febrero 1483—Nació Babar, famoso conquistador de la In dia. 1571—Murió en Florencia, Benvenuto Cellini. 1575—Murió en Amberes An tonio Moro, célebre pintor holandés. 1773—Murió Delessert, des cubridor del abúcar de remolacha. 1779—Asesinado por los Indí genas Jaime Cook, na vegante inglés. 1791—Murió Tomás de Iriar te, famoso fabulista es pañol. 1968—Irak y Jordania en Es tado Federado Arabe. ROSA ARCINIEGA CUANDO MACHADO QUEMO A BECOUER Al comentar recientemente el libro pos tumo de Antonio Machado: “Los complemen tarios”, aludí solidarizándome en esto con el prolonguista, Guillermo de Torre— a cier tas extralimitaciones, a positivas impudi cias que se vienen cometiendo con los auto res célebres “post mortem”. Afán descu bridor y publicitario, decía allí, entra a sa co en sus gavetas privadas, eii sus archivos personales, en sus epistolarios secretos, sin respetar ni los escritos más íntimos, para darlos a la estampa. Esto es legal? ¿Es justo? O dejando a un lado legalidades y justicias que sueñan' a código y despacho abogadesco: ¿no repre senta esa actitud sencillamente una falta de respeto a la voluntad no expresada y po siblemente contraria del difunto? Los muertos no pueden defenderse, no pueden rectificarse, dice el Garcin de Jean-Paul Sar tre desde el infierno de “Huis-clos”. Y Mal raux, más sibilante, pero significando lo mismo, dijo: “La muerte nos convierte en un destino”. En un destino que queda a merced de los demás. Nada más evidente. Ante ese alud de saqueadores de pape les, los hombres célebres tendrán que ir to mando precauciones contra lo que "los otros” —por seguir hablando en términos de exis tencialismo sartreano puedan hacer con ellos después de muertos. Algunos lo están haciendo ya, efectivamente. Acabo de leer que Roger Martin du Gard, ese escritor re trido a quien ni la obtención del premio No bel pudo sacar de s u “silencio”, destruyó, poco antes de morir, sus manuscritos y no tas. Más aún: como no se sentía satisfecho con su última novela terminada, dejó clara mente establecido por escrito que aquella no será en forma alguna publicada hasta que pasen diez años. !Es un meditado procedi miento de imponer la propia voluntad des pués de muerto! Una forma de no quedar a merced de los demás, de “los otros”. Y es que Du Gard debia tener presentes, muy presentes, todas esas incalificables violacio nes de documentos privados que se cometen HENRY SHAPIRO Nunca, en la borrascosa y trágica histo ria de la Unión Soviética de los últimos 41 años, había logrado ninguno de sus dirigen tes el éxito fenomenal de Nikita S. Khrush chev para lograr la autoridad suprema del país. Asi lo confirmó el optimista mensaje de Khrushchev ante el vigésimo primer Con greso del Partido Comunista que acaba de terminar sus sesiones en Moscú» A solo un lustro de la muerte de José Stalin, que gobernó al país con mano de hierro durante treinta años, sus tres princi pales hombres están hoy en desgracia, til dados de “traidores miserables, renegados y desviacionistas”, mientras el hijo del mi nero surge no sólo como el líder indisputa ble de la Rusia Soviética sino como el teó rico viviente por excelencia del marxismo. El mismo Lenín tuvo que luchar contra gran oposición y Stalin, con todo y su acti tud despótica, debió esperar casi die* años para consolidarse en el poder. Pero Khrus chev no t sólo logró librarse en poco tiempo y en forma incruenta de sus adversarios, sin ’ tener que “depurar” a los ocho millones de miembros del Partido Comunista, sino que a la postre ha logrado aclamación general por sus radicales y populares reformas. El momento culminante para la victoria de Khrushchev fue el de la reunión del Co mité Central del Partido en junio de 1957, en que se eliminó a Vyaeheslav M. Molotov, el antiguo allegado de Stalin, al sucesor de éste, Georgi Malenkov y a lanzar Kagano vich, miembro de la vieja guardia bolchevi que. Pero fue el reciente congreso del Par La Opinión de Nuestros Lectores REFUTANDO A UN PERIODISTA Jim Bishop, el famoso escritor y corres ponsal del Miami Herald ha estado colabo rando intimamente con dicho periódico en ua serie de artículos referentes a Cuba y a Fidel Castro, los cuales, al ser publicados para “beneficio” (?) de una mayoría de lec tores mal informados al respecto, han de mostrado dos cosas, a saber: “que el señor Bishop debe abstenerse de hablar de asun tos que ignora”, pero si por casualidad, no es ignorante en la materia, sino, por el con trario, como periodista, se halla bien infor mado, entonces, sus ofensivos ataques de muestran algo peor, o sea: “que su animosi dad en contra de Fidel Castro no es otra cosa que complacencia mercenaria” y, cual quier persona que sepa leer “entre lineas”, sabrá a qué atenerse en cuanto al significa do de esta frase Un artículo de los escritos por Jim Bi shop. salta a mi vista como el más mordaz y ofensivo de todos, y es el que apareció en el Herald el día 4 de Febrero pp. Para aquellas personas que no tuvieron el infortu nio de leerlo, mi deseo sería reproducirlo aqui completo, pero me limitaré a traducir algunos de los epítetos ques este señor vo cifera tratando de ridiculizar la revolución salvadora de Cuba y su líder máximo: Fidel Castro.— Comienza asi, el señor Bishop: “Ha bana—Esta es una Revolución de sensible rías. Rechina el odio. Pide a gritos la ven ganza. Con lamentosos quejidos desea me recer la comprensión. Hace “pucheros” por que no ha podido lograr la libertad. Escu pe muerte. El hombre que la dirige es un Mesías asqueroso, estúpido, turbio, con una ametralladora al hombro.” Y ligue: en Francia con los escritores muertos, es decir,', con aquellos que ya no pueden defen derse. Hemingway está, venturosamente, vivo. Y por ello ha podido impedir recientemen te que la revista “Esquire” reprodujese tres viejo» relatos suyos: “La Denuncia”, “La Mariposa y el Tanque” y “Noche Antes de la Batalla”, publicados en la revista citada durante noviembre y diciembre de 1938 y enerp de 1939. Vale decir, en plena guerra española, que fue la inspiradora de esos tra bajos literarios. ¿Los motivos? Sencillísi mos. Hemingway no se sentía ya conforme con ciertas frases y palabras que en aquellos tiempos prodigó a lo largo de sus páginas. “Entonces dice el propio Hemingway —, yo estampaba mucho la palabra “fine”. Hoy la cambiaría por “good”. Donde había escri to: “Usted no estaba solo en España”, pon dría ahora: “Usted no estaba casi nunca so lo en España”. En lugar de aquella excla ’mación, frente a la batalla: “Otra matanza como en el Somme”,, escribiría ahora: “Otro fracaso más”, etcétera. Así ahorra Hemingway explicaciones ma yores. Pero la verdadera explicación, la que puede comprender perfectamente todo es critor y todo artista es la de que el autor de “El Viejo y el Mar” siente que ha superado aquella etapa creadora, que no le placen ya aquellos trabajos antañones. Visto desde su plena madurez de hoy, se le antojan imper fectos. “Cuando los hojeé ahora, me dije: ¡Puedo escribir mejor que ésto! ¡Voy a vol ver a escribirlos! Creo que tengo el derecho de perfeccionar mis obras todo cuanto me sea posible”. Sí, desventuradamente, Hemingway hu biera traspuesto la poterna de la muerte, no tendría ese recurso. Con faltas, con imper fecciones, a su gusto o contra él, sus tres re latos habrían ido a parar a los impúdicos dominios de la calle. En el extraño e hipo tético “infierno” sartreano, Garcin pedía an gustiosamente un momento, un solo instan (Pasa a la Pág. 6) * ★ EXITO FENOMENAL tido Comunista, con sus 1.269 delegados, el que confirmó plenamente el triunfo de Khrushchev e hizo pasar a la lista de los caí dos al ex Primer Ministro Nikolai Bulga nin y a los miembros del Presidium Mikhail Pervukhin y Maxim Saburov. Los caldos en desgracia formaban el lla mado “Grupo Antipartidista'’, pero nunca habían constituido una facción conmpacta come la de los trotskystas, de los primeros días de Stalin. Cada uno de ellos se oponía a Khrush chev por razones diversas, pero no fue sino hasta mediados de 1957 que unieron fuerzas y bajo la dirección de Bulganín, trataron de deshacerse de Khruschev. Khrushchev jamás se dejó subyugar, «legando que había sido el Comité Central del Partido, y no el Presidium, el que lo ha bía elegido. ' Inmediatamente convocó al Co mité Central, que le respaldó plenamente y eligió un nuevo Presidium de quince, en el que Bulganin retuvo su puesto temporal mente mientras Pervukhin era degradado a miembro suplente. Molotov, Kaganovich y el compañero de éstos, Dmitri Shepilov, aceptaron sumisos que se les destituyera del Presidium para ser relegados a puestos relativamente secun darios, pero seguros. No pasó mucho tiempo sin que Bulga nin, Prevukhim y Saburov hicieran acto de contrición, pero ello les valió únicamente el escarnio del Congreso, así como peticiones de que se les castigara aún más dentro de la disciplina del Partido. Todo parece indicar ahora que Bulga (Pasa a la Pág. 6) Cartas al Director “Este Mesías ostenta la barba de los profe tas y ha llegado de las Provincias para li berar a su pueblo del cautiverio”. Y así sigue el señor Bishop, criticando y ridiculizando con sus palabras, la gloriosa revolución que libró a Cuba de la tiranía y sadismo de la dictadura de Batista, y tratan do de pasar por alto y ocultar la verdad y la grandeza y valentía de Fidel Castro, no porque el señor Bishop esté convencido de que él dice la verdad al criticar a Castro, (toda vez que al final le concede a nuestro querido “barbudo” el beneficio de la “du da”) sino con el fin de abanicar la llama en su contra y que ésta se convierta en un incendio de oposición puesto que apela al patriotismo o “americanismo” de sus lecto res diciendo que Fidel Castro lo calificó a él y a todos los americanos de “gringos”, y que lo hizo siguiendo el "patrón mundial popu lar de demostrarle odio a los Estados Unidos, ya que,—sigue diciendo Bishop,—Castro es tá rabioso contra los Estados Unidos ahora porque necesita satisfacer su complejo de persecución y el Tío Sam es todavía el Gran Coloso deí Norte. » El señor Bishop tiene mucho que apren der y debe darle gracias a Dios que, al con trario que Castro, él tenga tanto tiempo li bre de preocupaciones y responsabilidades para emplearlo en “Ilustrarse”—En lugar de defender a Batista y sus rufianes, Bishop debía aceptar la invitación de Castro e ir a conocer todo lo relativo a los abusos, crí menes, asesinatos y torturas cometidos con tra la persona de veinte mil cubanos, sin contar con las vejaciones y sufMmientos mo rales infligidos a los familiares de tantos mi - la Pág. 6) El ANGLICISMO EN EL ESPAÑOL CONTEMPORANEO Con el propósito do contribuir al mantenimiento de l4 pureza do nuestro idioma, diariamente publicaremos en esta página nn articule Sel interesante y novedoso Diccionario de Anglicismo del eminente Intemacionalista y filólogo penamefio doctor Alfaro. . ANGLOMANIA (Continuación)// Extranjerismos adicionales no tratados en artículos espe> cíales y que entran en la categoría arriba descrita, son kw si guientes: Extranjerismo Equivalente castellano olráit (all right bien, está bien bitter amargo (bebida o gotas aromática») box, P. O. B. apartado, casilla postal bor, bord (board) junta directiva cameraman fotógrafo cáuch (couch) diván, canapé crismas (Christmas) Pascua, Navidad fashionable a la moda home rule autonomía limited limitada (sociedad comercial) moni, monis dinero moniórder giro postal open door puerta abierta (política de la) partner pareja (de baile) rufgárden azotea self-government gobierno propio short-hand taquigrafía, mecanografía socks calcetines, medias cortas struggle sor life lucha por la vida ((CONTINUA) Participaciones Estatales Innecesarias Por NAPOLEON VIERA ALTAMIRANO Decíamos en nota reciente que nuestra América debe procurar la inversión de su capital nativo, propio, en aquel orden de producción que atrae menos al capital extranjero, en las empresas de que acarece, allí donde más falta ese poderoso ele mento de producción sin el cual poco hace el hombre y no de mucho sirve la tierra. “Sin el remo o la vela, ¿a dónde iria la nave?” Pero el afán ingenuo de una economía “revoluciona ria”, la idea errónea de que las empresas ganan a su gus to, adlibitum. la propaganda contra el capital como un ene migo de las clases trabajado ras y como simple producto de la depredación a los bie nes ajenos; y más que todo, la animadversión al capital extranjero por la creencia de que con él se menoscaba la soberanía, nos ha llevado a cometer graves errores y a entorpecer, en forma incon cebible, las inversiones de ca pital extranjero de que Amé rica necesita para crecer con más rapidez y responder a las unánimes aspiraciones de sus propios pueblos que ya han visto cómo viven los otros y que a poco pierden la paciencia para seguir su inmensa mayoría— casi des nudos, casi descalzos, casi a la intemperie. Casi como ha ce más de medio siglo ¡y tan lentos vamos!, un hombre y poeta de México decía: “con el fardo en las espaldas y la frente en las tinieblas”. El caso más espectacular de esta xenofobia económica Rescoldo y Cenizas Por W. K. MAYO NUEVA YORK.—De vez en cuando, en la prensa hispa noamericana, aparece un ar tículo hablando de Enrique Gómez Carrillo. En general, la actual gene ración ignora totalmente quién fue Gómez Carrillo. Y los "viejos”, cuando lo recuer dan. dicen que releer ahora a Gómez Carrillo, no es remo ver rescoldo, sino cenizas apa gadas hace ya mucho tiempo, riodista más brilante que tu po! Gómez Carrillo fue el pe riodista más brillantes que tu vo la lengua española en las dos primeras décadas del pre sente siglo: 191-1920. Era en los tiempos en que periodisticamente estaba de moda la "crónica”: esto es, el comentario ágil e impresionis ta de los acontecimientos in trascendentes del humano vi vir. Gómez Carrillo fue el maes tro de los cronistas de co - mienzos de siglo. Eduardo Santos, creador de “El Tiempo”, de Bogotá, uno de los “Grandes” del perio dismo latinoamericano, reju vence. se anima y sonríe, cuan do habla de Gómez Carrillo o, como dice él respetuosamente: Don Enrique. i La otra noche, durante el entreacto de “My Fair Lady”, Eduardo Santos, entusiasma do ver en el escenario, pintada por Bernard Shaw, la inmensa alegría que triunfa ba en Europa en los años an teriores a la primera guerra mundial evocaba placentera mente sus años mozos en el París de 1910. Gómez Carrillo, que tenía entonces alrededor de 40 años, era famoso como periodista en Francia, en España y en Hispanoamérica. Era el corresponsal «a Pa lo ofreció Argentina, bajo el régimen de Perón. Y vale describir el proceso, para que sirva de ejemplo y que estos distraídos dirigen tes de nuestra América n se déjen llevar del error como a un niño se lleva de la mano. Los dirigentes obreros ar gentinos supieron agitar a los trabajadores de los ferroca rriles y otras empresas lleván doles a las máximas exigen cias en la mejora de sus sala rios. El régimen de Perón pudo evitar aquellos errores con la razón en las manos: las empresas de servicio pú blico no pueden quedar a mer ced del riesgo de las huelgas, puesto que la comunidad na cional tiene sobre esos servi cios derechos superiores a los derechos de cualquier gre mio. Pero el justicialismo no veía claro el camino y era su mayor interés adelantar sus planes demagógicos. El jus ticialismo llevó al ánimo del trabajador argentino la idea de que el extranjero y el ca pital extranjero eran sus ene migos, olvidando que la Ar gentina se hizo con el hom bre y el capital extranjero. El justicialismo desató una ola de demandas obreras en momentos en que la renta nacional argentina decaía ñor razones conocidas, y con esas demandas, multitud de orga nizaciones económicas se vie ron en el más serio de los apuros y cuando entre esas organizaciones los ferrocarri leros estaban al borde de la bancarrota, vino el peronis mo a cumplir (Perón cum —(Continúa en la Página 9)— rís de “El Liberal”, de Ma drid, el diario de España más ' importante entonces. # Sus crónicas publicadas en “*EI Liberal” se reproducian luego en muchos diarios de Hispnoamérica. Enrique Gómez Carrillo, na cido en Guatemala, llegó a España en los primeros años de ia última década del pasa do siglo. Quizá, como Rubén Darío, en 1892, al conmemo rarse el cuarto centenario del descubrimiento de América. Joven y desconocido pero inteligente y audaz, Enrique Gómez quería abrirse camino en el campo de las letras de una manera rápida. En la España de entonces había dos Maestros, cuyo pres tigio era inmenso en todo el mundo de habla española: Emilio Castelar y Leopoldo Alas (“Clarín”) El primero, como orador y escritor, y el segundo, como crítico litera rio. El joven guatemalteco que-, ria ver, claro está, a los do* Maestros. A Castelar, prime ro. Los amigos trataron de di suadirle diciéndole que Cas telar, un poco huraño en su vejez, no recibiría a un ilus tre desconocido llegando de tierras americanas. —Ahora bien —le dijo al guien—, hay una manera de que usted pueda ver a Caste lar de cerca. Y le explicó cómo: Al atardecer, Castelar solía ir a la Librería Fernando Fe, en la Puerta del Sol. Y allí, en la trastienda, conversaba un rato con el librero y algu nos amigos. Bastaba, pues, ir a la li brera, a esa hora propicia, y entretenerse mirando distraí damente títulos de libros en «Pasa a la Pág. «í