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LA ORGANIZACION DE LAS TROPAS DE * INFANTERIA . Es indudable que las grandes masas que constituyen los ejérci tos modernos han influido de un modo desfavorable en la calidad de las tropa*, y un ejército peque ño con soldados que permanecen largo tiempo en filas y cuya ins trucción se mantiene sólidamente es desde luego más experto para la funéíón táctica que uno muy grande en el cual la mayor parte de los hombres han permanecido largo tiempo en la vida civil des pués de recibir la instrucción en las filas del ejército permanente en tiempo de paz. Este hecho se ha dejado sentir mucho en la gue rra actual y en no pocas ocasiones ha obligado al mando superior a entresacar de la masa general de las tropas núcleos dé soldados es cogidos para utilizarlos en come tidos especiales. Así hemos vis to que los alemanes y los italia nos, principalmente los primeros, han constituido unas tropas espe ciales denominadas “tropas de asalto.” En las guerras napoleónicas y en las de la primera mitad del si glo XIX, las exigencias tácticas imponían la existencia de dos cla mes de infantería; una la infante ría de linea destinada al ataque en orden cerrado y el combate en prden disperso, el despliegue de las tropas que forman el núcleo principal del frente de batalla- El progreso de las armas de luego, al imponer el orden disper so como forma única de combate iara la infantería, borró aquella liferencia entre la infantería de línea y la infantería lijera~redil riendo esta arma a una clase imi ta, y como era necesario que todas las tropas de infantería tuviesen a misma instrucción adaptada a a forma única de combate, el or len disperso, y las mismas cuali iades para la marcha en toda cía le de terrenos, quedaron las uni lades de infantería lijera reduci las a la mera categoría de una tra lición. 'Como la base de la acción tác ica son los hombres, esa acción s el principal fundamento de or anización de las unidades de cóm ate, y éstas están llamadas a eje utar éste ampliando su actuación las múltiples y varias exigen ias del combate moderno, la pre ente guerra ha hecho surgir la lecesidad de que dentro de las inidades inferiores, compañía, ba allón y regimiento existan me llos de subvenir a ellas a fin de leñar cumplidamente todos los ervicios. No es posible instruir todos los hombres de un bata lón o do-un regimiento en el des mpefio de los varios servicios es peciales a que durante el combate lay que atender, tales como la te egrafia por medio de banderas, nanejo de aparatos telefónicos, itilización de explosivos ; etc. ; ampoco son aptos todos los hom ires para el manejo y utilización le los diversos medios de comba e que hoy se emplean y si bien :1 manejo y utilización del fusil (ueden aprenderlo todos con ma ror o menor grado de perfección (ara sacar el mayor efecto útil de os fuegos, no sucede lo mismo ;on el combate con granadas de nano, por ejemplo, para el cual se ■equieren cualidades físicas que lo todos los hombres poseen en el nismo grado. De estas consideraciones inferi nos nosotros que la experiencia le la guerra actual ha de traer (refundas modificaciones en la ionstitución de las unidades or gánicas inferiores de los ejércitos, etrayéndola a algo semejante a o que era la antigua división de os batallones en compañías de Tanaderos, fusileros y cazadores. Maro es que esta organización no evestirá la misma forma de anta io sino que estará adaptada a las xigencias y necesidades del com íate en nuestros días, por lo cual is de creer que cada regimiento enga un par de compañías desti ladas exclusivamente al combate con granadas, lanzaminas, etc., y con un . instrucción y equipo es peciales para la conducción y ma nejo de estos artefactos ; y ade más estarán dotadas de secciones especiales de telefonía, telegrafía, óptica, y explosivos, instruidas en cada una de estas especialidades, y sin que tengan otra función que esa durante los combates- Y es muy posible que estas in novaciones en la organización de las unidades inferiores nos lleve también a la antigua división del batallón en seis u ocho compa ñías, la cual será necesaria a fin de mantener dentro de estas uni dades el número de fusiles sufi ciente para la mayor eficacia de los fuegos que ahora como siem pre ha de ser el elemento princi pal de combate. Otra innovación que a nuestro juicio traerá consigo la experien cia de esta guerra será el volver a adoptar las dos clases de infan tería. ambas bien adiestradas en el empleo del fusil, pero una de ellas con especiales aptitudes pa ra la marcha, destinada principal mente al asalto, y otra a la ocupa ción de la posición y a su conser vación y defensa ante la contin gencia de los posibles y aun pro bables contra-ataques del enemi go. Es posible que la constitución de esas tropas especiales de asal to haya obedecido a la necesidad impuesta por el carácter de gue rra ile posiciones que ha adquirido la lucha con la adopción de los frentes continuos en zonas forti ficadas. Los primeros en adop tarlos fueron los alemanes, y el procedimiento para su empleo consiste en reservarlas hasta que la posición que se ha de atacar esta suficientemente quebrantada por el fuego de la artillería y de la infantería principal, la cual en manera alguna deja de ejercitar su función táctica natural ofensi va, y una vez lograda la superiori dad de fuego, se lanzan al asalto las tropas especiales hasta enton ces mantenidas a retaguardia, v ellas son las encargadas de arro jar de la posición al enemigo. Una vez logrado esto, son inmediata mente relevadas por las tropas de infantería ordinaria a las cuales compete el mantenimiento de la posición, su organización y su de fensa en caso necesario. Según las noticias que tenemos, los alemanes al improvisar la or ganización de esas tropas especia les de asalto, han procedido cons tituyendo sólo unidades peque ñas, entresacando los hombres ap tos de todos los cuerpos ; pero en ! el porvenir, si se adopta como per manente esa organización en los ejércitos, parece natural que se llegue a la constitución de bata llones especiales de esa cíase afec tando varios de ellos a cada divi sión como componentes de esa gran unidad orgánica. Ello ha de ser indudablemente objeto de concienzudo estudio por parte de los Estados Mayores, y tenemos por seguro que constituirá una de las primeras y más principales in novaciones que las enseñanzas de esta guerra nos han de traer en cuanto se refierq a la organiza ción de las tropas de infantería, y a los procedimientos para instruir las en tiempos de paz, y quizás den lugar a alguna modificación en los reglamentos tácticos actuales, sobre todo si, como decimos an tes, volvemos al funcionamiento sexagenal del batallón- Por lo que se nos alcanza seguirá siendo no sólo la unidad táctica sino que volverá a adquirir los caracteres de unidad de combate, sin que por esto juzguemos que pierda la com pañía nada de su importancia co mo elemento independiente de combate. Queremos únicamente decir que así como hasta ahora la compañía ha tenido para el com bate cierta relativa independen cia, en lo sucesivo ha de encon trarse más ligada al funcionamien to general de la actuación comba LA PRENSA SABADO BDE DICIEMBRE DE 1917. tiente del batallón, y esto por ra zón de la mayor potencia ofensiva que éste se verá obligado a con centrar en el limitado frente de combate que su composición le permite, dentro del campo de unión de la unidad divisionaria. Algunos pensarán que no es tiempo auh de pensar en sacar con secuencias de las enseñanzas de la presente guerra en punto a cuestiones de orden militar, ya que al parecer no lleva trazas de terminar en breve, y puede dar lu gar aún a nuevos adelantos y pro gresos en lo que a la utilización de las armas se refiere. Quizás tengan razón los que así piensan, pero a nosotros nos parece obser var, precisamente en el marasmo que la guerra nos ofrece en estos últimos días, un síntoma claro de que ha llegado ya a un punto el equilibrio de fuerzas entre ambos grupos beligerantes que no es po sible que ni unos ni otros logren romperlo, y esto no escapa segu ramente a la clarividencia de los poderes directores de los pueblos en lucha. La esperanza que el grupo alia do pone en el concurso armado, en el número de hombres que pue den enviar los lejanos países de América debe ser muy grande, y aunque ha de tardar algún tiem po en poder ser prestado. Recuérdese que Inglaterra nc-i cesitó más de dos años años para LA REPOBLACION EUROPEA El problema de la natividad ad quiere, con esta guerra, en Euro pa, un relieve- muy singular, por que países como Francia, que an tes del año 1914 estaban profun damente alarmados con el decre cimiento de su población, se en contrarán después de la guerra, sea que les sonría o no la victoria, con que se han multiplicado los factores que producían tal decre cimiento. Cada -parte de las batallas que dia a dia se verifican, agrega a la población de Europa un doloroso sustraendo más, y hace que las in teligencias de los estadistas y de los sociólogos se afanen por en contrar, de una vez por todas, la fórmula salvadora de la repobla ción. En 1907, la estadística francesa dió a conocer que la población ba lda disminuido en la cifra alar mante de 19,000 seres ; cifra que dió lugar a un profesor alemán pa ra escribir una triste profecía : “Fi nis Galliae !” País que hay más féretros que cunas, ha llegado al principio del fin. Esta clase de datos indujeron a Mr. Heurtant, entre otros, a estu diar el cuadro demográfico de Francia, llegando en el año 1911 a presentar ¡os siguientes números, que son, por cierto, muy sugesti vos: El excedente de mujeres era de 240,000; el número de hombres célibes era de 2,373,790; el de los matrklionios con un solo hijo era de 1,249,337; con dos hijos había 2,018,665; parejas con tres, 1,236,- 264; con cuatro y cinco, 1,178,573, y por último, 519,102 con seis o más hijos- Por cierto que estas estadísti cas miradas cuatro años después, no tienen valor alguno, porque la guerra las ha alterado por com pleto. En efecto, ¿el excedente de mu jeres, podrá siquiera calcularse? Pero la misma enormidad de es tas cifras en los últimos años, ha despertado una poderosa corrien te hacia la solución del problema de la repoblación ; y todos los es critores concurren en estima, que las medidas que será necesario po ner en práctica, tendrán que ser tan enérgicas como efectivas. El gran dramaturgo francés Mr. Maurice Donnay, ha publicado sobre este particular un interesan tísimo estudio, en el que hemos encontrado los números que aca bamos de transcribir. Para este autor, la llave del problema está en reducir por los medios que sea preciso el número de hombres cé poder poner en línea un ejército adecuado a las exigencias moder nas, e Inglaterra está en Europa, a las puertas de Francia. Imagí nese, pues, lo que supondrá ese es fuerzo para los pueblos en Amé rica. Y no basta sólo crear y transportar un ejército como el que se necesita, es menester luego entretenerlo, alimentarlo, vestirlo, municionarlo, y esto en las pre sentes circunstancias de los pue blos de Europa no puede hacerse sin el concurso de los países de origen de ese ejército, lo cual su pone una potencia de grandes me dios de transporte. Nos fiamos, pues, mucho en el concurso ame ricano para mantener la guerra, y de aquí nuestro convencimiento de que en la imposibilidad de rom per el equilibrio actual y ante U insostenible situación que atravie san los pueblos todos, beligerantes y neutrales, se imponga la derrota de Alemania. Por esta razón no nos parece prematuro, el que un pais como Es paña, que se ha mantenido aleja do de la lucha armada, aspire a reconstituir su ejército y sus fuer zas militares se empiece a pensar en el estudio de todos esos proble mas de organización de tropas a que dan lugar las enseñanzas de la guerra que está a punto de ter minar con la completa aniquila ción del militarismo teutón. D. de P. libes 6 sea, más claramente, de los hombres solteros. “Para moralistas, sociólogos y economistas, dice Donnay, el cé libe es justamente la bestia negra. Hay que perseguirlo hasta sus últimas trincheras y batirlo con el arma de un impuesto especial, hay que avergonzarlo, poniendo de re lieve (pie el placer de vivir solo es vituperable- Hasta el arte dra mático se pide (pie coopere en es ta labor estigmatizados ; el céli be puede reemplazar ventajosa mente en los vaudevilles, al ma rido burlado." Después de este formidable ata que al celibato, Mr. Donnay arre mete en contra de los matrimo nios (pie tienen, por egoísmo, nn solo hijo, y les llama "embosca dos de la alcoba”, y “desertores del deber conyugal.” No quedan tampoco en muy buen pie aquellos matrimonios con dos hijos ; sólo cuando llegan al número de tres, les concede Mr. Donnay el honor de haber empe zado a cumplir con su deber. Como problema, este de la re población de las naciones que la guerra ha segado en lo más flori do sus habitantes, no puede ne garse que es enorme para el futu ro, de suerte que no es posible en justicia, extrañar el advenimien to de medidas compulsivas para lograr el matrimonio de los rcha cios, ya sea en forma de impues tos pesados en contra de los céli bes o de otras disposiciones igual mente nuevas. Desde luego un autor católico escribe en Inglaterra sobre la con veniencia de abolir el celibato de los clérigos; y llega, aun cuando éste ha alarmado a algunas perso nas que han leído sus artículos, a patrocinar la poligamia como úni co medio eficaz de reproducción La renovación total que esta guerra operará en todos los órde nes de la actividad mundial, no es raro que llegue hasta cambiar la base de estos principios universal mente aceptados hasta hoy, y co nocidos con el nombre de orden social cristiano. Debemos, en consecuencia, pre disponernos para ver muchas co sas nuevas, cuando se quiera ta par los huecos que ha dejado la conflagración.. . Es indudable que los gobiernos van a encarar con novedad este ■problema después de la guerra, porque si gobernar es poblar, es tán condenados a no cumplir con deberes elementales, si no acuden a solucionarlo mediante enérgi cas y nuevas medidas. La inmigración como medio de poblar, no puede aplicarse en este caso, porque ninguno de los paí ses más adelantados que hoy gue rrean, van a querer desvirtuar la nitidez de sus razas, importando elementos de razas inferiores. ¿ Para qué repoblar, me dice un amiga a quien expongo la opinión de Maurice Donnay, cuando ha brá de venir otra guerra, mayor mientras más lejana, que cosecha rá las nuevas vidas? Y yo me quedo pensando en que el primero y más esencial factor de la repoblación es el adveni miento de la cordura, en esta tie rra que hoy parece morada de ena genados. Pero esa cordura está muy lejos, porque se llama la eterna !.... PESQUISA. Se desea saber el paradero de la señora Eugenia Alemán, que residía en esta ciudad hace doce años. Dirigir toda información a “La Prensa”, lOS calle Commercial. Los Angeles, Cal- X I C O T L. —TELEFONOS HOME A-3994 BROADWAY MARKET COMPANY Ofrecemos condiciones especiales a los Mexica nos, con un gran surtido de Carnes Frescas de todas clases. 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Antes de que me sometiera a él, mi digestión estaba amanada; cada bocado de alimento que pro baba me ocasionaba tremendos dolores de estómago y del pe cho; mis movimientos eran penosos y el poco alimento que to* maba no solamente mé era repulsivo, sino que lo repetía casi en el momento miaño de haberlo tomado. Probé muchas medicinas y fui atendido por dos doctores; pero mi mal hurló los esfuer ios de eftos últimos. Finalmente, un amigo me aconsejó que nu sometiera al tratamiento de Hierbas Chinas del Dr. Tuery, y apenas empecé a tomar sus medicinas, volvió mi apetito, mis do loses hurón desapareciendo paulatinamente y el acto de sentarme a la mesa y tomar mis alimentos, volvió a constituir mttm para mi mar timado sistema. Debo mi completa salud al tmtamsen to de Hierbas Chinas del Di. Ttaty.’* DR. K. Y. TUERY, Los Angeles. Cal MAGNOLIA DYE WORKS C. ALIPAZ, PROPIETARIO. Se garantiza toda clase de trabajos. Precios módicos. 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