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CUENTO PARA LOS NIÑOS EL REY Y LA MARIPOSA : í No hab'a duda: era inútil íorjan.c ilusiones: ¡la rema se había t-xíra viado; Tampoco pod'a c;U>«r du da acerca, de otra verdad, U-n palpa bla y evidente como la anterior: ¡el rey estaba desesperado;.... El monarca envió un verdadero e.iér cito de mensajeros a todas partes. Unos tomaron -en dirección al norte, otros en dirección al sur; otros hacia el naciente, y otros hacia el ponien te. La¿ tropas no dejaron un rincón de la tierra, sin registrar, pero no des cubrieron en parte alguna c4 menor rastro de la reina; y, como es na tu- | Era un paje diminuto, reámeme vestido y apoyado sobre descomunal espada. ral. el semtlanie de¡ rey se poma ca da vez más iorvo y cejijunto. El es pectáculo que ofrecía sentado junto a una ventana dej palacio real pasean do sus miradas ρ - los jardines sin poder apartar cte su conturbado pen samiento la imagen de la reina, per dida ¡ay¡ para siempre quizá. era como para hacer U-jrar hasta a las piedras. Ruena era la reina, cariñosa y com placiente con su esposo. pero nunca había sabido apreciarla éste en todo su valor hasta que se vió privado de su compañía- Nada encontraba bien, le parecía triste todo cuanto le rodea ba. antipáticas e insoportables las per sona*. e intolerables su propia vida. Hasta el tiempo, sin duda por no ser menos, se había puesto malo des de la desaparición de la reina. La v's pero del día en que pric:p:a este cuer. to fué muy dura, como que ni por un momento dejó de caer el a^ua tor'ren cialmente; lkgó la mañana sigutente, y el cielo apareció cubierto de negro* nubarrones, que sólo por breves, ins tantes se entreabrían para dar paso a unos rayos de so! blancuzcts y mor tecinos como la ciudad que ilumina ban. Un hilo de luz más brillare? quo fué a caer sul»re la mano del rev lo obligó a alzar la vista, y el pobre ali caído se sintió un tanto animado al divisar una hermosa mariposa blanca que revoloteaba alegremente sobre las copas de los árboles que ya no . viaban. como antes, ai cimbrar, arru llos y armonías, sino plañidos y la jnentos. La mariposa so aproximaba cada vez más a la ventana, y acab·' por posarse sobre el alféizar, cerca muy cerca de la cara del rey. sin dejar de mover airosamente sus pin > tada> alas. Pretendí·'» el rey alejar al insecto con un movimiento de su mano, pero la mariposa sólo alzaba el vuelo pa ra volver con insistencia al mismo si tio. Ta principiaba el rey a pensar q' ese animalito s propondría delibe radamente llamar su atención, cuando se abrió la puerta de la estancia para dar paso a un paje que anunció al chabelán. Dió el rey media vuelta alejándose de la ventana, pero ¡a mariposa so quedó en e! antepecho como si no quisiera perder una palabra de ia con versación. El chambelán puso en conocimiento del rey las nuevas tra'das por los men «ajeros que en busca de la reina ha blan salido. Todos confesaban su fra caso; pero un noble barón sostenía haber conseguido noticias importan tes, que deseaba trasmitir ai rev en persona. Mandó el monar.a que lo introdu jeran al punto, y el barón se explicó en la forma siguiente: •"Cruzábamos, señor, el Bosque Te meroso. en cumplimiento de las ór denes de Vuestra Majestad- El d'a lle gaba a su ocaso, y nuestras fuvrzus al último límite de la resistencia, pues la jornada habla sido fatigosa por de más. De pronto veo al borde del cami no un hombrecito. Era un paje di minuto. ricamente vestido y apoyado sobre descomunal espada. Nos c^nterr. p!6 con mirada curiosa y sutil, y di ™ j°: "¿QUO DU>cug put wiw. guerrero ? —¡Atrás¡ ¡No sisas por este derro tero; El tono de impertinencia, que el rii pazuelo dió a sus palabras me dej6 tan atánito como enojado: empero, por si podía obtener de él alguna, no ticia referente al asunto que a todos nos tiene abrumados de pena, procu ré poner freno a mi cólera y le ma nifesté el objeto de nuestra expedi ción. "•Cuando acabé de hablar, el paje cillo prorrumpió en carcajadas chi llonas e irrespetuosas, que por poco hicieron estaKar violentamente la in dignación que en mi pecho ardía. -¡Atrás, atrás, atrás; ¡Es tu rey misno quien debe buscar la reina en el abismo". "Llevé la mano al pomo de la es pada, resuelto a catigar al desvergon zado "paje, cuando mi caballo, movi do por causas que no acierto a com prender, dió un bote violentísimo, vol vió iprupas. y partió como flecha des 'i : podida por el arco por e¡ camino que habíamos recorrido. Todos los demás caballos del séquito, presas de pánico ;r.exo'.iC:iM". imituron el ejemplo del mío. Mientras huíamos con una velo cidad comparable a la del viento, iban persiguiéndonos las burlonas carcaja das del pajecillo. ·; Detener, sujetar a nuestros espantados caballos? ;Impo sible; Hasta que llegaron a tiro de pie dra de Palacio, nuestros puños fue ron imp-Jtcntes para dominarlos"*. Dejú de hablar el noble barón. Sua palabras sumieron al rey en profun das meditaciones. ¡No¡ A él no se le había, ocurríao !a íuea ue saur persu naimentt· en ousca de la reinu. ¿Có mo..? él era un monarca perezoso, holgazán y acostumbrado a que siem pre se lo dieran todo hecho.... Después de :argw incertidumbre. pi dió ai barón detalles precisos sobr el sitio on que el paje le hab'a sahdc al paso, y una vez que supo eso lt despidió. tuanuo «el rey ütr quruu suiu se ¡»u so a pensar en las bondad, s de la re: na, en lo feliz que hab'a s.do siemprt al lado de ella, y en la desgracia r¡ que su deasparíción !e había sumido: pero, por otra parte, pens·"· también que estaba por llover entonce*. qu< tal vez le sorprenderla el aguacero ei un lugar donde no hubiera, refugio al guno. que la lluvia le calaría las ro pas y los huesos, y que. después d todo, el paje podía ser un impositoi q quer¡a reírse a su costa. La. mariposa fué a posarse en aque momento en su mano, reanudando su singulares maniobras, y el rev se de cidió al fin. Sí: seguiría a! pintadt insecto para ver lo que ocurr'a. Sir. detenerse ;t pensarlo mis. salt·.' por ¡a ventana al jardín, siguiendo a la mariposa, que había partido delan- j te como tiara indicarle el camino. El j rey atravesó el jardín en toda, su ex tensión. y cuando, al llegar a! extre mo. abrió la puerta, el animalito re voloteaba ya al grt-mente sobre el ca mino. Entonces no le cupo ni sombra de duda al rey; la intención del ins«.c :o era guiarlo a un lugar determína lo. Siguió, pues, con ánimo resuelto, icneando siempre en 'la reina y sin •éi.dose cada wz más alegre a la dea de que estábil haciendo algo por ella. Traspuso anchurosos valles. dejó atrás altas montañas, cruzó ríos cau dalosos, chapoteó en ciénagas y ma torrales. aquí desgarradas las carnes p^r punzantes zarzas, allá heridos los pies por púas, acullá luchando con un torrente impetuoso, unas veces soportando terribles aguaceros, otras oyendo el ensordecedor retumbo del trueno, pero de nada hac'a caro- La mariposa buscaba y encentraba refu gio en cualquier parte mientras ca'a el agua a mares, pero el rey no siem pre lograba esquivar la furia de los elemenfos. Sus vestiduras reales esta ban mojadas y cubiertas de barro, sus pies sangraban. *us fuerzas 'físicas • principiaban a resentirse de la fati I ga. pero no decaían las energías de ! su corazón porque tenía la seguridad i absoluta de que cada paso que daba lo aproximaba más y más a su buena ι e idolatrada esposa. Llegó al fin a la linde del Bosque i Temeroso, y el valor del rey decayó no poco al ver que su alada guía, sin un instante de vacilación, se aven turaba por entre los pinos frondosos, negros, amenazadores. Yióse obliga do a abrirse paso por ensre gigantes cos zarzales que entrelazaban sus ra mas cual si quisieran oponerse a íu avance. Sangraban sus pies, la piel de sus manos presentaba extensas dt sgarraduras. pero, haciendo acopio de valor, prosiguió la marcha hasta llegar a la horrible boca de una ca verna espaciosa, obscura como la no che. La mariposa revoloteó algunos mo mento- r'vera. como para dar tiempo a que el rey recobrase su animosa de cision. y entró pausadamente por la t-'-irie.« abertura. Siguí·' 1a el rey. a cv.yi.a o'i-os no tardó en ιΚ',όγ οι. zr~.\·ι biamkic que por poco dusarnió todo -i. va>or. Un dragón inmenso, le· rronfiec tuya cola ineonmertsuraoie estaba rulrerta de ásperas encamas, le c- rrnlnr e paso.— La raarir.»»;. se guía internándose en la caverna ¿qué hacer? El rey desenvainó la es pada y siguió. El dragón se agitó irri tado y levantó su disforme cabeza. El rey gritó entonces con todas sus fuerzas "¡Monstruo; ¿Qué has hecho de me reina? :Devuelpiela¡" Muy bien sabia el rev que había si do el dragón quien se la había roba do. El monstruo contestó con un rugido que sftlo podría compararse con un horrísono trueno; alzó el rey la espa da y fijando la vista en el sitio en torno del cual griraba la mariposa, asesta allí el solpe. CARACTERES DISTINTIVOS DE LA VIGILIA Y DEL SUEÑO y Nuestros medios de comunicación con íl mundo corpóreo son los sen tidos: y as' conviene examinar si su testimonio es un seguro criterio de verdad. La cuestión que mis comúnmente se ofrece la primera, es si podemos distinguir el su·-ño de la vigilia. Cuan do soñamos nos parece que estamos en comunicación actual con objetos reales, ios que sin embargo, sí lo exis ten en nuestra imaginación. Esu error io padece muchísimas noche; gran paru« de los hombres, y 1c rec tifica todas las mañanas; seria posi ble que nuestra vnlu entera fuese u;. sueño, y que la vigilia" no íuese man que un sueño de nueva forma? La claridad y viveza de las afeccio nes sensibles no es suficiente indicit de la realidad de los objetos. Si biei es verdad que muchas veces las im presiones experimentadas en los sue ños son débiles y obscuras tampoc puede negarse que con harta frecueu e.a son tan vivas y claras, que íiu. causan afecciones de alegría, triste 2a. esperanza, temor, espanto, coiik ^ estuviésemos despiertos. 1-Or ol dicho se ve que es neetsa r.o buscar otras diferencias caracú rlsúcas: helas aquí. 1.—Las sensacio nes de la vigilia estñn sujetas a núes tra voluntad, no solo en cuanto a su. modificaciones, sino también a sí existencia. Leo este papel porqye quii ro; si 110 quiero me lo quito de de iu.nte y la sensación de la vista des • parece- -.—En la vigilia nos halla .nos en la plenitud de nuestras -facul ades. reflexionamos sobre las sensa iones, las comparamos con otras an uales o pasadas, y afln las soñada: ésto constantemente. —Heina 1. •rilen fijo entre ¡as sensaciones de i. igi'ia; se suceden por una conexión i·.· causas qu- no-otros conocemos \ .Modificamos de mi! maneras. Lo contrario sucede en el sueño: as sensaciones se nos ofrecen, y pa ,α atraerlas o desviarlas, nada puede .uestra voluntad. No sjmos capaces .«.· reflexionar sobre las mismas, y s. veamos a tener algún vislumbre dv EN UN TRIBUNAL El juez.—Se le acusa a usted de ha •L-r golpeado y herido al denuncian - e. ¿Qué tiene usted que contestar? Acusado.—Que se trata de un idio ta E1 juez «con severidad).—Tenga us ed en cuenta que un idiota es un lumbre como usted y como yo. )o 1 SACO DE SEDA TUSSAH PARA EL VERANO i ι w I Uη saco de seda es una prenda casi indispensable para los d'as frescos del verano cuando se usan vestidos ex quisitos. El modelo inserto está con feccionado cón seda tu-;»ah cclor azul obscuro. La seda tussah, es una tela que no solo tiene una magnifica vis "ja, sino que es sumamente práctica para toda clase de usos- El saco ilustrado, lleva un amplio cuello de vuelta que purede. en caso necesario, ser levan tado de modo de cubrir la garganta. El adorno que lleva el modelo es ñovedoso y de efecto, consistente en pequeños pompones de seda blanca que a.· prenden a la orilla de la línea del cuello y de la abertura del saco hasta abajo, asi como en los puños. El cinto angosto, se abrocha con dos pequeñas rosas hechas de la misma seda y el sombrero que lleva la fal da arremangada por el freno?, tiene un adorno igual o sea con- pompones de seda blanca. Ov6se un estruendo espanto so. en sordecedor. se tambalearon las pare des de la caverna amenazando venir se abajo, y todo hizo creer al rey que su última hora habla llegado. No ocurrió así, sin embargo; al contrario, se encontró fuera de la ca verna, a !a luz de un sol esplendoro so y junto a su querida esposa. A an paso de disíancia. yac'-a sin. vida el cuerpo del dragón formidable. La reina le refirió que había sido convertida en mariposa por el mal vatio monstruo, y que sólo podía re cobrar su forma anterior viniendo el rey en persona a buscarla y a matar al dragón. Felices y rebosantes de júbilo, los monarcas regresaron a su palacio, donde fueron recibidos por sus süb ditos con muestras de delirante rego cijo. reflexión, es siempre débil e incoheren te. Por fin. las sesaciones del sueño / se nos ofrecen en completo desorden, sin relación a lo presente ni a lo pa- ; sado; y cuando están mjs conexas. '! '.odavla forman una cadena rota por i; mil puntos. Son grupos de fenómenos / lisiados, sin enlace fijo en el curso ¡> !e nuestra vida: cada noche nos alu- ¡ :inan, pero cada mañana los despre :iamos. La prueba evidente de que hay una liferencia esencial entre las impre áones del sueño y las de la vigilia •stá en que durante el sueño nunca ludamos siquiera de la realidad de as al vigilia; y despiertos, esta ños siempre seguros de que las del * ueño no son vanas ilusiones. β J. BALMES HERMOSO DRAPEADO PARA VESTIDO DE SARAO Γ I I. Un detalle característico en mu chas de las exquisitas creación s de vestidos pura sarao o recepción, e> ■-. ijue ilustra el modelo inserto, consis tente en un gracioso arreglo de los drapeados de la tela, que dan un grar. toquo de distinción al vestido. El modelo inserto. ost& confecciona do con chifón de color melocotón y el busto lleva un gran decolletage por la espalda que se extiende casi hu>ta la línea superior del cinto que la forma un listón de brocado de plata que va utado a la cola d·.· chifón que baja hasta el suelo. Dicho cinto de broca do lleva un adorno formado por un racimo de uvas del mismo genero. La falda presenta un suave drapeado por el frente, estando recogida por los costados. )·>( LA DESCORTESIA Sócrates saludó a un ciudadano, éste no se dignó contestar a su salu do y siguió orgullosamente su camino. •No Ucnumtró il filósofo por ello el me nor disgusto ni resentimiento, y conu sus amigos extrañaren esta indiferen cia ante la grosería, les dijo: —Si yó viese pasar a "alguien que fuese más feo y de ]« or traza que jo. • deberla por 'eso enfadarme'.' ¿l'ues l>or qué me voy a enojar con ese hom bre por estar peor educado que yo? CAUSAS CURIOSAS DE LOS INCENDIOS En varios lugares de Francia y de I Inglaterra han ocurrido r petidos ca- ' sos do empezar a arder los vestido* de las señoras sin, aJ parecer, causa alguna. Estudiando el asunto, se ha averiguado que las telas esuiban fa bricadas con un material preparado durante la guerra para la fabricación de cartuchos. Un caballero que estaba sentado a la mesa en un gran banquete, se vió desgraciadamente sorprendido viendo arder su frac. Nadie podía explicarse el fenóir«.no hasta que se diO con la solución. Una pastilla de potasa que llevaba el convidado en el bolsillo por el choque y la fncción con una caja de fósforos, fué la causante de¡ ines perado incendio. Hace unos años, una ampolla Kena de agua en ti escaparte de un botica rio enfocó los rayos del ^ol en una ca ja de celuloide y el incendio fué for midable. Una cucaracha voladora, al pasar por una luz de gas se prendió las alas y fué a dar contra una cortina de muselina, y el fuego fué tal que toda la casa quedó dKSuruída. El hecho ocu rrió en Westport. Nueva Zelandia. Los pájaros han sido responsables de varios incendios. En una ocasión se prendió fuego la chimenea de una alquería, de la que salió »un buho cen las alas ardiendo, y a! posarse in un henil se declaró un incendio que des-„ truyó loda la granja. · . De un tren cargado de cal no que daron sino las ruedas y !os ejes, des truidos por haberse encendido la car ga a causa dtí un inesperado chapa rrón. Las acciones qu'micas naturales han sido causa de combustiones espon tineas; asi unas hormigas rojas cons truyeron su hormiguero al pie de un magnífico abeto; el calor secó el mon tón. compuesto de materias vegetales, lutgo cayó sobre él al tibia lluvia del eet'o y espontáneamente ardió, destru yendo el incendio el abeto y varios < árboles de su alrededor. , < •52SZSESHS2SHSHS2SZ5H5HSHSc5H5S5SS25H5HSHSHS2SHbc5tIÍZ£55?555HSSí>¿bd!siibt^icacac3tDC3cjc3t SU Dinero Aumenta de Valor en la Casa de PoStemos Es sorprendente el alcance que obtiene su dinero en esta venta de vestidos. Hemos añadido nuevos modelos a nuestro ya completo surtido, y todos están in cluidos con REDUCCIONES DE 1-3 A 1-2 Hechos de'Tafeta Lustrosa, Crepé Canton, Crepé de China, Charmeuse y de Satín. Y los hemos distribuido en los siguientes grupos que presentan ^precios es· tupendos. Grupo 1 Grupo 2 Grupo 3 Gruño 4 Grupo 5 Grupo 6 $13.17 $19.67 $26.50 $30.00 $39.83 $50.83 Valen de $19.75 a $98.50 m ?odo Nuestro Her moso surtido de Sombreros 1!3 Menos Durante Esta Semana , 207 Alamo Plaza uj 5ΈΕΞ5Ξ5ΈΕ25ΖΕΞΕ25Ξ5ΞΕΞ5Ξ5Ξ5Ξ525Έ525Ξ5Ε5ΕΕΞ5ΕίίΞ52575Ξ525Έ5ΕΕΕΕ25Ξ5ΞΞΒ5Η5Ξ52525ΕΏ5Ξ5ΒΏ5Βί: :>,v; MffMrowataswroCT «rasaesa— SAN ANTONIO Continuación de Nuestra Gran Venta de Som breros Finos para Señoras, Señoritas y Niños. Cualquier Sombrero a Escoger por PRE CIO Nada se Reservará. Venga, escoja el que más le guste, y pague por él sólo la mitad de su precio original. ESPECIAL PARA EL LUNES Un grupo seleccionado de Sombreros Marine ros, en todos los colores y estilos ψίώνΌΟ The Fashion £n los Ultimes Días Hemos Recibido REMESAS DE NUEVOS e HA EL VE Que se pondrán (le venía a rrecios muy Keducidos. Hechos.de Muselina, Voile, Guiriga y Foulard, en estilos que la admirarán. 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