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6 LA LISTA NEGRA CONTRA LAS CASAS DE MEXICO (Continua) Ferretería de la Paloma, S. en C. Tampico. , Fishbaum, Max. Chihuahua. Flack and Son, México. Flores Julián, Mexico. Flottmann y Cia. Mexico. Farbach, Guillermo, Veracruz. Gaismon, Fernando, México. < «aller, Maurice, Mérida. Gainez y Cia. Mexico. Gresman y Cia., Tapachula. German American Hotel, Mexico. Gertz Cornelio, México. , Gibbs, VV. G.. Chihuahua. Giffending Edg., Mérico. Gluchker, Francisco, Mérida. Gluk, México, Gluck, J. Mbxico. Goeldner Ernest, Chihuhua. González Ismael, Mérida. Gran, Pedro, Veracruz. Grégoire Fernando, Mazatlán. Greher y Cia., Ernest, Mexico. Groseet Agustín, Mexico. Grunnberger, Rodolfo, México. Guzmán, Z.. Monterrey. Harinera del Norte Co. Piedras Ne gras. Hansen y Deeke, Guadalajara. Horfrush y Cia. México. Harms, Hugo, México. Harr y Charperlner, México. Hartzhein, W. México, Hassey Alfredo. México. Hassey, Eduardo, México. Hach, Julio, Míkico. Hass G., Mazatlán. Hauser, Enrique, Veracruz. Heinrichs, G. México. Henonm, Martín Manzanillo. Hering, Carlos, México. Herman, W. E., México. Hernández J. Guadalajara. Herr y Cía. México. Heyman. Cari. Tampico. Higinio Peiez y Cía. Manzanillo. Hildebrandt, Tepic. Himbock, G. Mazatlén. Hoffman Carlos C. México. Hoffman ederico, México. Hoick v Cia. Monterrey. Holzheimer, Jorge, Veracruz . Hommel, Emilio, México. Huerta Roberedo, Veracruz . Hurrle, Carlos, México, Tbarra. Carlos. Guadalajara. Iberri y Cia., Guaymas. Isaac. Alberto, Tampico. Isabel Hotely, México. Jaedicke, Juan, México. Johansen. Felix y Cia. México. Julsrd y Cia. México. Kaiser, Juan, Srs. Guadalajara. Kentzler Emilio. Keppler y Marquet, México. Kessel y Max. México. (Continuará) DEFUNCION El lunes 25. a las doce de la noche, falleció el niño Jorge, hijo de los es posos Concepción R. Bustamante y Enrique M González, en el hospital de niños de San Francisco. Los velo rios tuvieron limar en Valente Mari ne Funeral Office. El niño fué sepultado en el panteón Italiano y llevado a recibir la última bendición en el templo de Nuestra Señora do Guadalupe. El niño Jorge aún no cumplía los cinco años de vida. Damos el pésame a sus atribulados padres. COMO LOS TURCOS HAN ASE SINADO, FRIA E IMPLACA BLEMENTE A TODO EL PUEBLO ARMENIO (Fragmento de un artículo que pa rece creado por la fantasía y que, no obstante, está documentado con testimonios honorabilísimos.) De mayo a octubre, el gobierno o lomano siguió metódicamente un plan de exterminación mucho más infer nal y mucho más salvaje que el ase sinato. Se dio orden a las provin cias de Asia Menor para que fuesen deportados a Mesopotamia todos los habitantes de raza armenia. Las órdens eran explicitas hasta en los menores detalles. Ningún villo rrio. ninguna aldea, por insignifican te que fuese, había sido omitido. Todos los deportados debían hacer a pie un viaje de tres a ocho semanas, bajo un sol abrasador, por áridos de siertos, para pasar después a través de montañas cubiertas de nieve. Los enfermos, los ancianos, los ni ños, caían a lo largo del camino para no volver a levantarse más. Mujeres enfermas eran obligadas a proseguir la ruta a latigazos y a pun ta de bayoneta. Las jovencitas eran, desde un principio, separadas de sus familias. Muchas de ellas, antes de someterse a ser víctimas de cien ul trajes, se dieron la muerte. Muchas mujeres, madres, enloquecidas por el dolor, han arrojado a sus hijos a las aguas de los ríos, o desde lo alto de las montañas. MAcOR GENERAL CHARLES G TREAT, DE LOS ESTADOS UU HISPANO AMERICA EL ORAL. MANN Y EL JEFE DE SU ESTADO MAYOR, DE E. U. CENTENARES DE MILES DE MUJERES Y NINOS, han sucumbi do así de hambre, de sed, de horror y de vergüenza. Los que intentaban apartarse a de recha o izquierda del camino, eran muertos a tiros o a lanzasos. Los que a pesar de todo ésto lograban esca par a los gendarmes de la escolta, e ran bien pionto muertos por las ban das de kurdos o por las hordas de campesinos que seguían a caballo el lamentable convoy. He aquí algunas líneas del pastor alemán Lepsius, tomadas de su libro Armenia y Europa: “Las hecatombes se llevaban a ca bo con un orden admirable. Comen zaban con un desfile de trompeteros a caballo que recorrían las calles to cando aires marciales, y acababan con una procesión. Los mollahs .sa cerdotes), desde lo alto de los mina retes impetraban la bendición de Allah para que la carnicería se lleva se a cabo felizmente. Las mujeres lanzaban con voz gutural gritos de guerra, animando a sus heroicos co rreligionarios. Un oficial gritaba: —“Mueran los armenios, es la vo luntad del Sultán” Después, como el asesinato “por persona” se hacía un poco monótono, se encendían grandes hogueras y se arrojaban a ellas a los heridos. Algu nos eran colgados de los postes con la cabeza para abajo y otros eran cla vados en ellos. Después se recurrió al petróleo y a la gasolina. Se les impregnaban los cabellos con estas substancias y sç les prepdía fuego. “Muchos eran empalados; otros de gollados como carneros y colgados en los garfios de las carnicerías. La multitud, en el colmo del paroxismo, gritaba: "Quién compra un brazo, li na pierna, una cabeza. Se venden ba ratos” ‘EI once de julio los soldados nos 30 de diciembre de 1917 contaron como estos desgraciados i nermes eran sacrificados. Se necesi tarían cuatro horas para acabarlos a todos. Las mujeres se arrastraban de rodillas. Muchas arrojaban sus ni ños al Eufrates. Había varias carre tas tiradas por bueyes, listas para lle var los cadáveres al río y borrar así la huella de los crímenes. El 17 de ju lio nos encontramos con un gendar me que nos relató que había acompa ñado un convoy de tresmil mujeres y niños. “Todos lejos, todos muertos” —nos dijo. Desde lo alto de una coli na, nuestro cochero nos indicó con su fusta un grupo de cuatrocientas personas alineadas al borde de un precipicio. Nos imaginamos lo que pasaría allí. En otro sitio, los gendar mes fusilaban, los obreros turcos re mataban a las víctimas con cuchillos o piedras”. El Dr. Martín Niepage, otro escri tor y misionero alemán, dice “Los hombres son sacrificados en los caminos; las mujeres, aún las de más tierna edad, son ultrajadas por la soldadesca turca ,y lo que es peor, por los oficiales mismos. El resto de la triste caravana es diezmado por el hambre y la sed. El Cónsul Hoffman, de Alejandreta, completa este infor me con fotografías que él mismo ha tomado, y que muestran montones de cadáveres en medio de los cuales se ARRASTRAN NINOS MORIBUN DOS. El Cónsul Greif. de Alepo, re lata que a lo largo de la vía férrea de Tell-Abiar y Rasul-Ain, ha visto muchos cadáveres de mujeres que han sido despojadas de sus ropas. El Cónsul alemán de Mossoul-Holstein. ha visto así mismo en el camino de Mossoul a Aleppo tantas manos de niños CORTADAS “que se hubiera PODIDO EMPEDRAR UN BUEN TRECHO DEL CAMINO”. En el Hospital alemán de Urfad hay una ni