Search America's historic newspaper pages from 1777-1963 or use the U.S. Newspaper Directory to find information about American newspapers published between 1690-present. Chronicling America is sponsored jointly by the National Endowment for the Humanities external link and the Library of Congress. Learn more
Image provided by: University of California, Riverside; Riverside, CA
Newspaper Page Text
8 CARLOTA CORDAY En 1793, vivía en el Calvados, Fran cia, una señorita de veinticinco años de edad, de extraordinaria belleza, a la que reunía un carácter firme e in dependiente. Se llamaba Carlota Corday d’Armans. Sus costumbres c ran puras, más su espíritu era activo e inquieto. Habia abandonado la casa paterna para vivir con más libertad en la casa de una de sus amigas de Caen. La preocupaba la idea de una república sometida a leyes y fecunda en virtudes. Le parecía que los Gi rondinos realizarían su ensueño; que los montañeses eran el obstáculo; y sabiendo lo ocurrido el 31 de mayo, resolvió vengar a sus oradores. La guerra de Calvados comenzaba; Carlota se preocupó con la idea de qu,e concurriendo la insurrección de los departamentos con la muerte del jefe de los anarquistas, se aseguraría la victoria de los primeros. Y ella se decidió a acometer una gran em presa con preferencia a dedicarla a su esposo, a sus hijos, a su familia. ..Engañó a su padre, escribiéndole q‘ las turbulencias de la Francia eran cada dia más espantosas; que se iba a Inglaterra en busca de cafnia y de seguridad. Escrita la carta anterior se encaminó a París. Habiendo lle gado, pensó en escoger a su víctima. Dantón y Robespierre eran demasia do célebres en la Montaña para me recer sus golpes. Pero Marat era el que había parecido a las provincias más criminal y era considerado como el jefe de los anarquistas. Carlota quiso herir a Marat en la misma montaña, en medio de sus a migos, pero no lo pudo realizar, por que Marat estaba en un estado que le impedía asistir a la Convención. Pa decía de una de esas enfermedades inflamatorias que. en las revoluciones terminan las existencias tormentosas en el cadalzo. Carlota Coi day para en trevistarlo, se vio obligada a ir a la I— SOLDADOS ITALIANOS HACIENDO SEÑALES CON HELIOGRAFOS.—2— PRIMERA FOTO GRAFIA DE LAS TROPAS AMERICANAS EN LAS TRINCHERAS DE FRANGI A— 3— Paloma correo. casa de él. Ella preguntó en donde vi vía Marat, a un cochero de sitio y ha biendo sabido el domicilio, a él se hizo conducir. El criado de Marat se negó a per mitirle la entrada a Carlota. Entonces ella le escribió diciéndole que había llegado de Calvados y deseaba co municarle asuntos muy graves. El 13 de julio se presentó otra vez a las o cho de la noche. El criado volvió a ponerle dificultades para anunciarla, pero Marat que oyó la disputa, orde nó que se la introdujera a su pieza de baño, y quedó solo con ella. Carlota le refirió lo que había visto en Caen: después ella escuchó a Marat y lo contempló antes de herirlo. Marat le preguntó los nombres de los diputa dos presentes en Caen: ella los nom bró. y él, tomando un lápiz, se puso a escribirlos, añadiendo: —“Está bien, todos irán a la guillo tina”. , —¿A la guillotina?—contestó la jo ven indignada; y antes de que Marat volviera a hablar, Carlota sacó un puñal del seno, hirió a Marat en un costado y con el arma buscó el cora zón. , —“A mí...”—exclamó Marát. Su sirviente se acercó a la pieza al oir este grito; un comisario que do bla periódicos, acude también, en contrando a Marat sumergido en su sangre, y a la joven Carlota Corday calmada, serena, inmóvil. El comisa rio derriba de un golpe a Carlota y el sirviente la patea. Circula la noticia y atrae a la multitud. La joven Corday se levanta y rechaza con dignidad los ultrajes y furores de la canalla que la rodea. Los miembros de la Sección a cuden y se presentan quedando sor prendidos de la belleza, del valor, de la calma con que la joven confiesa su acción. Impiden que la ultrajen más y la conducen a la prisión, en donde ella continúa confesando todo con la misma tranquilidad. HISPANO AMERICA Carlota Corday, conducida a la presencia del tribunal, conserva la misma calma. Se lee el acta de la acu sación, después se procede a oir a los testigos: Carlota interrumpe al primer testigo y no le deja tiempo para comenzar su declaración, dicien do : —“Yo fui quien mató a Marat”. —¿Qué os impulsó a cometer el a sesinato?—interpela el presidente —“Sus crímenes'. —Qué entiendes por crímenes? —“Las desgracias que lia causado después de la revolución. —“Quiénes os aconsejaron esta ac ción ? —“Yo scla”. —“Yo sola”—respondió con firme za la joven. —Lo bahía pensado y re suelto hacia mucho tiempo: jamás ha bría tomado consejo de persona algu na para una acción semejante; quise dar la paz a mi país”. —Pero cteeis haber matado a todos los Marat? —"No —respondió tristemente la joven—no” Carlota dejó ya que hablaran los testigos, y después de cada deposición repetía ella: “Es verdad, el deponente tiene ra zón”. No se defendió más que de un sólo cargo, el de complicidad con los Gi rondinos. Carlota Corday fué sentenciada a sufrir la última pena. Su bello sem blante no pareció conmoverse. Volvió a la prisión con la sonrisa en los labios. Allí escribió a su padre, pi diéndole perdón por haber dispuesto de su vida. Escribió también a Bar baraux. refiriéndole su viaje y su ac ción en una carta encantadora, llena de gracia, de elegancia y de elevación. El día 15 Carlota Corday oyó su sentencia con la calma que nunca la abandonó. Ella respondía con la acti tud más modesta y más digna a los 30 de diciembre de 1917 LO QUE QUEDA DE UNA HER MOSA TORRE DE UNA ROBLA CION DE FRANCIA, MEMIRLE ultrajes del vil populacho ;sin embar go no todos la ultrajaron. Muchos compadecían a esta joven tan bella como desinteresada en su acción, y la acompañaron al cadalzo con vivas demostraciones de piedad y admira ción. N. del T.—Este fragmento de la “Histoire le la Revolution Française’’ es de Mr. Thiers, notabilísimo perso naje como hombre de Estado* ora dor e historiador. Sus críticos lo acu san de fatalista, lo que según ellos, desluce mucho sus grandes cualida des, pues el cree como necesarias-las revoluciones y sus consecuencias. De esta manra justifica todos los crí menes, disminuyendo el horror que inspiran los criminales y no le queda más que una fria piedad para las víctimas. M. Luis Adolfo Thiers fue presi dente de la'república francesa des pués de la guerra franroprusiana del año de 1870. LAS POESIAS DEL REY NETZAHUALCOYOTL El poeta mexicano don Manuel de la Peña, que reside en San Francisco desde hace algún tiempo, se ha dedi cado con un amor patriótico que mu cho lo enaltece, a hacer una versión completa al español de las poesías del Rey de Tlacopan. Netzahualcó yotl. que floreció doscientos años an tes de la llegada de los españoles a México. En una de las fiestas que organiza el Club Tenoxtitlán, el cultísimo poe ta leerá ios versos del rey azteca, vertidos al castellano. Para los amantes de la poesía este suceso es de gran trascendencia, pues por primera vez se dará a conocer en español al obra del rey poeta.