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TOMO 1 PRO RAZA. Un amigo y correpional mió, me dijo hace pocos dias que un triumbirato de amigos también, que aún creen en la posibilidad de un periódico para la raza, se ha bían constituido en SOCIEDAD DE Sacrificios para dar á luz el pri mer número de "La Crónica. Hasta quedo convencido que dis cutí con él el nombre del nacien te desamparado. Insistí que que en vez de "La Crónica" debería llamarse Organo de la Union Ibero Americana. " Convencido, yo, de que el periódico ya tenia título, no le hice mas objeción. Ofrecíle solo, cooperar con mi modesta labor al encomiable y dipno de todo elopio, provecto de que me hablaba animado, é hija de esa sota p. nnesa. pero sm te ner parte ni arte en esta nueva tentativa (pie los luchadores de siempre, aunque siempre fusti gados, emprenden en pro de la Raza, voy á perder unas cuantas horas de reparación y reposo. La raza española, la raza mas audaz (pie siglos y generaciones han visto, la que heroicamente lanzó á los mares brabios, Ires frágiles carabelas, (pie entonces, intrepido y tranquilo maneja un venerable anciano, la (pie ai i an eó de lo ignoto un mundo, la raza (pie descubrió Océanos, conquis tó Imperios, cruzó Itsmos, despe jó Estrechos, Archipiélagos é Is las, la (pie llevó gloriosa sus armas desdi* h landes á lunez pudo osadamente flamear en sus Pendones "que el sol no se oscu recía en sus dominios, " es la ra za progenitora de la actual Colo nia Hispana domiciliada en Ban Francisco; la tierra (pie actual mente nos cobija y en la (pie tan tos títulos, recuerdos y hechos todos gloriosos nos presentan las huellas y la indeleble marca que aquí dejaba, con testimonios que ni el tiempo marchita, el paso de la civilización española. Ninguna raza debería tener aquí mas prestigio ni ser más apreciada que la nuestra, si nues tros h( hos de actualidad, si nues tra ei imación consciente, que hemoi perdido, no nos hubiera hecho apáticos y separatistas. Triste contraste el que nuestra Colonia de California ofrece á las demás que nuestros compa triotas han esparcido por el mundo. Las últimas tienen tan arrai gada la semilla del patriotismo, tan honda la nocion de sus virtu des civico-nacionales, que á dia rio nos dan grandiosos ejemplos de solidaridad y fuerza. Tantas rJRsSMT s : V n /iIIAMI J 1 H M WLgJV m ■MH ■ ar v-. I I rJRIMA 1 " 4 ■l m % I A .. v > ®. \ m Wti SAN FRANCISCO, CALIFORNIA. ABRIL 25 DK 1914. LA .MADRE Ten cuidado Victoriano, y no le andes metiendo el dedo en esa parte al pobre loro, te puede picar. El. NIÑO Pos, si ya le anduve por ahí, varias veces y todavía no me ha picado. ¡Todo lo (pie hace es chillar! LA MADRE No te lo dije. Ahora tengo que castigar al loro, por tu imprudencia. son las ocasiones en que hemos admirado aquellos rasgos tan in genuamente españoles, que nin gún compatriota de los que aquí lean publicaciones castellanas, habrá de ignorarlos, pues la Pren sa á diario los pregona como e jemplos valiosos de fraternidad y cultura. El pudor, la vergüenza y el bo chorno aparecen, al considerar solo que existiendo en San Fran cisco, una Coloniade mas desooo españoles peninsulares y otros tantos españoles-americanos, que montan 10,000 carezcamos no so lo ya de una entidad que nos re presente, pero que ni aun goce mos del nombre siquiera, de que gozan aquí razas inmigradas de ayer y que hoy tienen su radio de acción y de desembolcimien to. Tales son la griega y la sla bonica, que cito por su impercep tible numerario. Tal abandono y apatía solo es admisible en pueblos depaupera dos que han perdido toda nocion de patria, toda la dignidad de ra za y que se hayan sumidos en pesimismos abominables, olvi dados de su pasado glorioso y del presente (pie sus mismos con nacionales le ofrecen como fe cundos testimonios de unidad y constancia, de dignidad y presti gio. Imitemos ya que no pode mos 6 que no tenemos sabia para crear. Los beneficios que la unifica ción de la raza traería á la Colo t nia Hispana de San Francisco, son tan tangibles, que á ningún espíritu someramente observador se le ocultan. Son lustros los que ya se vie ne persiguiendo este grandioso ideal consistente en confederar doquiera que se hallen es parcidos los miembros de esta glorosísima raza nuestra, de la que sus únicos y principales de tractores son nuestros actos, constituyendo un solar de herma nos del que debe surgir la base de hechos que los prohombres de la Colonia, los llamados y significa dos por su posición y su crédito, por su lustre y prestigio debie ran empezar á estudiar la forma de realizarlos, quebrantando el sentimiento de spleengque les do mina. la apatica y somnolienta patina de nuestros atavíeos pre juicios. California para nosotros, no es, no debe ser un país extraño. Son suficientemente visibles, pa ra precisar de explicación, las ra zones que nos asisten en tal aser to. Cualquiera español, (cuando digo español comprendo á los 90 millones de habitantes que for man nuestra raza) que llegue á tierras de California, no podrá menos que ver y observar cuán vivas se conservan las costum bres y tradicciones del mando es ' pañol, así como cuán vivo es el respeto que se le tiene á todo a quello qué indica obra civilizado ra y de colonización de España. Observemos las .Misiones; repa semos la lista de ciudades y pue blos de California ; leámos los nombres de sus ríos y de sus va lles; internémonos en las ciuda des populosas y en cada esquina veremos letreros con nombres de calles que nos recuerdan nuestra lengua; cualquiera casa de De partamentos de San Francisco, que revele lujo, confort y distin ción ha de llevar nombre espa ñol; y ¿qué significa esto? Quie- Ire decir que California al través de los años, seguirá conservando su espíritu de tierra explorada por españoles, y que por múlti ples, diversas y cosmopolitas qué sean las razas que la habiten, el romance que nuestra Patria rea lizó hace mas de un siglo, seiá indestructible en las Eras veni neras. En San Francisco, debiera y; debemos insistir en este empeño, todos loa hombres de buena vo-| (untad, existir una fuerte y nu trida representación de la t 010- ; nia, constituida por las persona- j lidades que antes he indicado. Me privo de citar nombres, por qué antes de hacerlo he de im presionarme de la opinión, pul-' sando la cantidad de ánimo do que se halle revestida para llevat* á cabo la obra unificadora, la o-f bra de la Haza. La misión del hombre en la tierra sería estéril .pobrísima si de su paso por ella no dejase al-l puna señal ó recuerdo en pró do NOM. 2 la humanidad. Los preferidos por la suerte ó por la inteligen cia; los que separados del mon tón de los humildes, de la clase sufrida, pero de los que sufren mas por las necesidades que por el pensamiento, no han dedicado un óvulo en obsequio del mejora miento de los infortunados, no pueden, no podrán sin fortuna, obtener tranquilo y suave reposo. Los que no pertenecemos á esa | clase de afortunados, ya del dol lar ya de la inteligencia, los que no somos titulados mas qi e de medianías bajo cero, es decir que el calor de nuestro entendimien to no llega ni á un centésimal, tenemos también nuestras res ponsabilidades con continuar i nertes y parasitados. Iguales deberes nos han de a nimar para romper de una vez con la fatalidad de nuestro ca rácter, con los perjuicios de nues tro desabrido temperamento, con nuestros antagonismos regiona les, con nuestra pedantesca su : petioridad desde que nos pone '■ mos el traje dominguero. Todo ello nos acarrea un malestar vi ¡sible, (pie enjendra daños sin cuento. Pronto se avecina la Gran Ex posición Internacional Panamá Pacífico. A ella habrán de con currir nutrido y escogido elemen to de ios diferentes países que abraza nuestra raza. ¿No será mengua y dará mezquina y torpe idea de nosotros mismos que al