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.,J nocidas y juzguen -t I jo es el ojá que son Wj;i para jos intereses esnañoles. psoivenres. ! I A La Democracia Ionce, ílíirtes, Agosto 18 tic 1891 AMERICA EN PARIS Eso ea el título do una intere santísima revista quincenal esme rada y elegantemente escrita o impresa en ?aris, bajo la dirección del señor don Adolfo Sedaño y de la cual es redactor principal el reputado literato cubano, nuestro amigo don Diego Vicente Tejera. Espléndidamente obsequiados no creemos con el numero 13 que La llegado á nuestra redacción, y lo agradecemos íntimamonte. Do sus páginas son los dos tra bajos que á continuación reprodu cimos y que sin duda során bion loidos por nuestros amigos. El primero contiene reminis cencias de nuestra historia colo nial, y no carece de actualidad. En el segando, Educación de la mujer, í;o hace particular refe rencia á una distinguida dama puertorriqueña, nacida en Ponce, que acaba de adornar sus encan tos personales con el título do maestra do escuela. Es olla la primogénita del rico hacendado do esta comarca, nues tro amigo y correligionario don Enrique Oabrera, quien desdo na co algunos años, al cambiar esta residencia por la do la capital del -i el despotismo político el fanatismo reli gioso, en Cuba la esclavitud, han mata do en germen el sentimiento y la eati mación mútua, y de rechazo han contri buido á rebajar en cada cual el carácter. Fieros ante el débil, nos doblegamos, cuando máa con cólera impotente, ante la agresión del fuerte, y nuestra' indig nación ea desahoga en palabras. Qué es entre nosotros dar. un golpe? Y en Espa ña qué criado no ha recibido un pun tapié? Loa españoles más cultos leen con perfecta sangre fría que la disciplina militar sería imposible sin el palo. To davía entre nosotros, ú buscamos bien, encontraremos en nuestras casas el láti go en un rincón olvidado. Novemos con plena indiferencia pasar por las ca lles las hileras de presidarios cargados de hierros, bajo la mirada torva del cómitre, armado de garrote! Ha pocos diai un ratero arrebató á una joven que estaba en su ventana una prenda : lo vio un agento de policía, corrió tras él y lo alcanzó: el ladrón no hizo resistencia, pero el agente lo golpeó con saña entre el aplauso - de los circunstantes. Varias veces hemos visto á un pilíuelo cometer el gran delito de subirse al estribo de un ómnibus, al cochero dispararle airado un latigazo, y á los viajeros celebrar el atropello con risa inextinguible. 1 sol dado que apalea á nuestros campesinos en mitad de un camino ha sido apaleado en el cuartel ; el campesino habrá dado en su vida muchos latigazos á negros y mestizos.... Cuando el palo es un ele mentó de las costumbres, del golpe se siente el dolor, no la ignominia. Esto no es decir que entre nosotros no haya quien prefiera la muerte á su frir aun el amago de tal agravio, y la arrostre por evitarlo: pero ese mismo ve rá, ñor lo menos sin fjiar .r.np.in. uu cuicuero Harapiento y dar de empellones a un mendigo. Lio du damos que la indignación que ha produ jo el bárbaro atropello de Puerto Ri- rpal y efectiva; pero nos importa , -napor quó no hemos sentí """"'-rlera cuar íJ- V que d-í- tu Tti:,u icm (it? irfK tímente ios mercados t'uJeu muchííiiioos " otes españolea per versa forman un cua- esliendo de la mo- química. historia oJe.rcadog nacionales; metría, georv .7w.eu í'ruuuccion es ratura ' v u creui- post"""- "T . hacer la cosu 4 " ' ;J3 original eíT" . . . . - - - " " " rrmd nombre de inltrucclón cívica. Es justo que la república haga ciudadanas. La edad para poder inspirar al diploma de maestra se ha fijado en 17 años. En los exámenes á que nos referimos se presen taron muchas aspirantes (en el examen escrito el número de una sola serie fué de 150, y el rigor fué tal que sólo 31 fueron aprobadas). Por cierto que en tre las pocas alumnas victoriosas se cuen ta una americana, María, hijo de nuestro colaborador y amjgo don Enrique Ca brera. Aun no tiene cumplidos los 17 años exigidos, pero el corto tiempo que le falta la ha sido dispensado en. vista de su aplicación, y ya posee bu diploma de maestra. No es el cariño que nos une al señor Cabrera lo que nos inspira es tas líneas, sino un Interés más elevado, el de consignar, como ejemplo para nues tras jóvenes repúblicas, lo que en éstas se hace por el adelanto de la mujer Na turalmente nos enorgullece ver entre las escogidas una americana, una puertorri queña, y esta circunstancia nos da tam bién motivo para un elogio de carácter patriótico, para aplaudir en el señor Ca brera la entereza con que ha sabido de sechar preocupaciones arraigadas en! nuestra raza y dar á su hija, á pesar de su posición social sobrado nolgada, una educación severa, la que necesita la mu jer en nuestros tiemqos democráticos, la educación que hace ciudadanas á las que han de ser madres de ciudadanos. iumu t uuuiioTO DE LA OPINION a . AIS OTRO AT- i i Si Cuando sean requerr roerciantes de reconor.iri.. r loa cónsules indicarán na rk ó ageotes que para un detei gocio, conceptúen más á tí las idealidades de su diñtrittá en forma reervíifía i. merezca su respetabili?, ,vrte n0 1308 ! En este caso, no podrí ,sma auposi- nunca la resnoopei- puoa ei coiega Dor el mal . contraído en sus comeo- dicho - otras ciudades del planeta, sin mbrarlas. y determinando de modo expreso que no se reñere á "Ponce. Si esta determinación no bastó á im pedir la denuncia; sí á pesar de ella se considera justiciable al periódico, nues tra confusión ha de crecer en vista no del proceso y sus consecuencias sino del rigor carcelario que el telegrama acusa, pues el Código advierte que las imputa ciones coacra iuncionarios puDlicos no aparejarán penalidad cuando se prueben, y si ese carácter se quisiese dar á los comentarios indicados, la reclusión en un calabozo del comentador no ha de proporcionarle toda la libertad necesaria para solicitar esa comprobación. ' íniciaaa ya ta causa contra el compa ñero, ni por asomo hemos de faltar á sus reservas, protestando desde luego todo respeto á los iribuna'.es de justicia que han de conocer del asunto, y confiando en la competencia y rectitud de sus miembros para dejar patente a inculpa bilidad del compañero acusado. Mas como, aún reconocida esa inculpabili dad, no podrán subsanarse ni la veja ' r t 1 11 . . cion aei caiaüozo inmundo ni los sacri ficios y molestias consiguientes á un pro- ceso, ncico na ae sernos deplorar, por es- piritu uo coniraterniaao, esa situación rigorosa de secuestros, multas y prisio- i fcnea preventivas en que se viene coló canüo a una parte de Ja prensa; sitúa Ición más tirante qne la de los tiempos de previas censuras y que no correspon de por cierto con la libertad que disfru ta el periodismo en la Metrópoli, á pesar de que su lenguaje se ilumina allí con l:J-J-. . r ciariaaaes superiores a las que aquí se encienden, y .da nn rul foP no se miman a señalar vicios administrativos que á las autoridades superiores importa ; conocer, si es que han de aplicar los medios para corregirlas. i i.Nttua mas leics ae nuestro animo que el atnouir inmunidades al periodismo. Jbligados están sus miembros á acatar escrupulosamente los mandatos de las ÍLeyes, por lo mismo que se encargan de censurar las omisiones 6 desviaciones que en el cumplimiento de ellas obser ven. Justo es pues, castigarles si delin quen, pero treinta ó cuarenta denuncias soportó El Clamor y de todas salió ileso y esto no justifica el criterio acusa dor de la fiscalía ; y cuando se observa que la Exma. Audiencia acaba de orde nar la devolución de las multas que á varios periódicos se habían impuesto en Ponce por imputárseles culpabilidad, y cuando tan reciente está el hecho de la excarcelación del Director de La pación Española dictada pocos dias después de haberse decretado la prisión por el mis- mo Juzgado, no es posible achacar delin j cuencia á los escritos que tales penas f motivaron. Ahora vemos enderezarse un procedi miento contra el Director de La Dcmo- i cracia, á quien se exigen, según dice el j telegrama, treinta mil pesetas (seis mil '"?ao8) de fianza hipotecaria para dejarle ir del calabozo. Podrá llenar el ega ese requisito, dadas las circuns ias económicas que salvo alguna " "pción pesan sobre nuestra prensa? Wrdaremos á que el propio colega 3 las jtioticiasf!jwcoraentapoi. v por lo que eo crea ó so impone delito do ímnrnf.Q' nom nOS PaTOCO üláS CÍ100V18 ta y más cómodo, sobre tooo, el pico. Con permiso, pues, de los fiscales y jueces y alcaldes de cuya misericordia vivimos todavía, felicitamos al señor Muñoz Rivera y á su honorable familia, esperando que prosperará la apelación que in pectore tenemos interpuesta. (La Etvis ta de Puerto-Kico) Después de aquella, tremenda serie de multas que sufrió hace poco la Reviota de Puerto-Rico, siguieron las de El Pos tillónt que llevan trazas do uo ser meno res. Ya no quedaba en Ponce más que La Democracia sin empapelar, y La Corres pondencia del lunes publica este expresi vo telegrama : Muñoz Rivera reducido prisión, cau sa Diestro y siniestro sobre juego, núme ro del sábado. Fianza personal 15 mi pesetas; 30 mil hipotecarias. Calabozo oscuro, inmundo No hay que decir que se trata de un periodista liberal, y que gobierna ó manda, mejor dicho, el partido conser vador. Por supuesto que el delito que so im puta al excelente poeta puertorriqueño es.daPPyW. Dicen que dijo que en algunos países (no dijo cuáles, y ahí pa rece que está el quid) suelen entenderse con las casas de juego los agentes de policía, y unos y otros salen beneficia dos, y sigue adelante el bacarrat y Cris to con todos. Estos poetas son el mismísimo diablo para inventar cosas inverosímiles! Hombre, por Dios! La policía, có mo ha de hacer esas inmoralidades, aun- cabe, que esas monstruosidades puedan suceder? La policía haciéndose de la vista gor da con el juego de los ricos! Pura ima ginación de poeta, amigo Muñoz. Si me dijera usted con los pobres, sería ya di ferente, porque la desgracia impone res- peto á los buenos é inspira simpatías y al fio y al cabo los agentes de policía son hijos de mujer y tienen á rato sus ternuras de corazón ante la desgracia, pero con los poderosos que juegan por vicio, no. miase ei ilustrado colega de lo que se cuenta de Monte-Garlo, de Biarritz, de raris mismo, y de lo que decían últi mámente los periódicos acerca del juego en dan seoastian .... en San Sebas tián, donde está nada menos que la cor te de las Españaa! Pues no faltaría más! iiiSas son invenciones de la fantasía. obra de poetas románticos ó de gentes amigas de desacreditar al prójimo, cuan do el prójimo tiene ó aparenta tener di nero. Buena está la policía europea para tolerar el juego que pase de á perro chi co el envite . . . Ahora sólo falta que otro, sin ser poe ta, imaginativo y soñador como el di rector d8 La Democracia, salga diciendo y pruebe lúe existe la tolerancia con el juego de los ricos, y que se sigue jugan- ao dinero a los naipes en varias partes del mundo, con conocimiento de la po licía, mientras que Muñoz Rivera se as fixia en el calabozo inmundo y tétrico norvbor creído en la verosimilitud de e suceder. corrpa5ero Muñoz Rivera; á fin de qüe en libertad, pueda defenderse, y ataca! logtimente, si fuere preciso. (El Criterio ) CARTAS PARTICULARES Son tan numerosas y extensas las qy8 llegan & esta Redacción, que nos vernos obligados á dejar para nuestras próximas ediciones la relación y el extracto de ellar, aunque no sin reiterar á todos 108 simpatizadores de nuestra causa la grati tud profunda que sus nobles y generosos procederes han engendrado en nuestros corazones Ya cumpliremos esos gratí simos deberes de nuestra conciencia. DEBATE PARLAMENTARIO El señor Labra (Continuaeién) Yo expondría la . consideración de qae do hay colonia ni país lgano del mando donde la condiciones electorales ofrezcan tal difl. caltf.d; pero no ee paede prescindir le qas estaít monstruosas contradicciones se deben á la circunstancia de qae la mayoría de ío contribuyentes, j los propietarios y agrical. toref do nuestras Antillas, profesan ideas liberales. D todas suertes, ea imposible prescindir de qae precisamente en el campo de las An tillas y en el círculo de esos hombres á qoi. nes co niega el voto, en donde está la majo ría de los hijos del país, á quienes co m puede excusar la evidencia del privilegio con que ise obsequia á la procedencia peninsular, representada principalmente en el comercio y la Industria. . Siempre bastarían estas proposiciones para arrancar la protesta de cualquier pueblo. No digo nada si á ella se nne la enormidad del voto concedido á los voluntarios; es decir, el Übrecbo de sufragio, atribuido, contra todo lo qne se conooe en materia electoral, á la fuer T.inada j y éato para compensar jnn " -''eniÁtM'kmm'A.MJ 1... An,i baycutoa. Es fuuecesario razonar el carácter de ir mensa desconfianza qae aquel acuerdo supone ; acnerdo que no consiente la espe ran de que los postergados y hamilladoa acepten de niogdn modo el favor de una te formal electoral de meras apariencias. En cusor o desconfianza se hace lo qne hizo el Gobierno de los Estados Unidos al terminar la última guerra civil : negar el voto á casi i tuuoti ios uaonances uei sur vencíaos y eos pecbsos. Sólo que aquello no podía durar, y apenas duró dos años. Pero nadie esperó allí que los agraviados batieran palmas. Además, no puede olvidarse que la refor ma electoral á que me refiero venía nada menos que después de doce ó trece añot da pax en Coba y de una constante tranquilidad en Puerto-Rico, cuando el máa prndeute podría tachar de retrasado aquel prayecto, ofrecido solemnemente por el partido liberal en 1835, y cuando todas las demás reformas hechas sobre imprenta, reunión, asociicióa. juicio oral, etc., etc., abonaban la creen cia do que el sufragio ee ampliaría con nn sentido democrático. No se diga que el proyecto á que me refie ro mejoraba las condiciones electorales de 1878. Es decir, de aquella monstruosidad por cuya virtud so exigió al elector antillano una cuota contributiva electoral, aaíntoole de lo exigida al elector de la Península. Y ésto 8?n más razón ni criterio que el de difi cultar la representación de ciertos elemen tos, l'or aquel medio, que ea el ane ha Berri do paia las elecciones últimas, Cubatiere un elector por cada 51 habitantes, y Puerto-llico uno por 'v y ae puede dar v se da el caso de que aquí vengan más da ocho y de diei Diputados por menos de 201) votos. sobre esto hay que advertir en nrinier tér mino joe, dtspuós d las elecciones de 1886, no se podía hablar de la lev del 78. nomos el partido autonomista, en aquella fecha, declaré por modo solemne ana con la lev electoral de 1878 no volverla á los comicion. Lio que fué preciso hacer para que aquel par tido acudiese d las urnas en annalta fecha. aquí casi nadie lo abe. Yo interviue cala rosamente en aquel conflicto, y puedo asegu rar que les autonomistas cubanos no acorda- íncea el retraimiento, por el solemne ; ' 'c-í'i'.io por el señor Rafffictf t í! i - u í t i I, i.