Newspaper Page Text
BOLETIN MERCANTIL DE P-UEÍíTO-RIOO MARTÍB, 21 DI JUNIO D* 1898 El servicio militar obligatorio. Después de largo tiempo en que ha venido dehatiéndeseacer ca de la conveniencia ó desven taja que pudiera ocasionar el es tablecimiento del servicio milita obligatorio en España, hemos venido á establecerle por virtud de las circunstancias críticas que la Nación atraviesa, y des pués de llevar tres años de ince santes luchas en que las trias y; el clima mermaron considerable mente nuestra florida juventud, j Ya en el r ódigo fundamental de la Monarquía española se es tablece la obligación en que todo español se encuentra de defender la Patria con las armas en la ma no cuando sea llamado por ¡a Ley. Y nada más lógico y equitati vo que semejante disposición ; porque si queremos ser cspaño íes y j*o*ar de los beneficios que la nacionalidad nos proporciona, nada más justo que cumplamos todos la sagrada obligación de defender á la Patria de los ata ques que se la dirijan. ¿No hacemos lo misino con nuestros padres? Pues la Pa tria no es otra cosa que el con junto de familias ligadas entre sí por vínculos sagrados de amor y de intereses, que cumplen en co lectividad con las leyes del per feccionamiento relativo para que fueron creadas. Si concretáramos las afeccio nea de nuestra alma al reducido trozo del globo en que vinimos al mundo, quedaría reducida la Patria del individuo al pueblo en que vió la luz. Pero del mismo modo que den tro de la familia queremos á los Individuos que la forman sin que sean nuestros padres, y por el solo hecho de ser tales parientes nos molestan los ataques que se les dirijan; de igual modo cor re lación á la Patria, madre aman tísima de todos los individuos que la forman, debemos sentir, y de hecho sentimos, las injurias de que es objeto Por este sentimiento de amor á la noble España que albergan los corazones de todos sus hijos, debe estar medida la necesidad de repartir entre todos la defen sa, puesto que si todos nos dis putamos la honra de ser hijos de tal madre, todos debemos demos trar que tenemos iguales títulos para serlo, y ninguno mejor ni j mas oportuno que el que se nos ! brinda en la ocasión presente, 1 defendiéndola con las armas en la mano del salvaje invasor de la América del Norte. Por esto sin duda, las Cortes españolas creyendo llegado el caso de cumplir por entero el precepto constitucional, aproba ron por unanimidad el proyecto de ley declarando obligatorio el servicio de las armas. V al aprobar por unanimidad dicho proyecto, no hicieron otra cosa que demostrar que esa era la aspiración de todos los e-pa j fióles, porque si es una verdad; que ai confiar nuestra represen tac kan en Cortes á Diputados y Senadores, les damos poder para que legislen en nuestro nombre, 1 no hicieron más que usar de ' nuestros poderes. En las Antillas, por la circuns tanda de estar sometidas mas di rectamente á la acción del ene migo, ha podido demostrarse el ardor y el entusiasmo patrios de j;al suerte que holgaría por com pleto el adoptar con relación á ías mismas la medida en que nos ocupamos, ya que todo ciudada no es un soldado y Puerto Rico en masa responde altivo y sereno l 4 la provocación de que es obje to toda U Nacido De hoy en adelante, pobres y ricos, grandes y pequeños, cuan to* se hallen útiles para coger un fusil y estén llamados para la guerra, ae movilizarán, ansiosos de vengar con sangre enemiga la muerte de tanto y tanto her mano como han sucumbido ere! glorioso deber de defender á FOLLETIN. JOSÉ PEREZ MORIS. Memorias de un Militar (es pkopiedad]. m ■- mm m *mmm j m Una teliz casualidad hizo que caye ran en nuestras inanos las memorias autobiográficas del coronel dan Ra tee! de Sevilla, que falleció en esta ciudad en 1356. Nos las proporcionó uno de yus hijos quien, de acuerdo con su señora madre, nos ha autori ce tdo para hacer de ellas el uso que estimásemos oportuno. Los intere smtísimos episodios que contiene este manuscrito inédito, ya apolillado y próximo á ponerse ilegible, han de agradir mucho, estamos seguro de ello. á nuestros lectores. Un militar que presenció desde las azoteas de el ciclópeo combate naval de Traíatgar, que recibió su bautismo de j sangre en la gloriosa guerra contra e 1 primer capit;i i del siglo, que estuvo nuestra madre común : á la gran Patria Española. Y los americanos del Norte verán desvanecerte una á una todas sus ambiciosas ilusiones, porque la realidad les demostra* rá que no ha nacido quien venza al León de Castilla. Presupuesto de 1898-99. SECCION PRIMERA Obligaciones generales Capitulo I.—Asignación para gasto ele! Ministerio de Ultramar.— Personal.— Por artículos i Sueldo del Ministro 960 ! Secretaía 21928 Sección de los regi-tr. s y del Notariado 1544 Junta superior de la Deuda 856 Archivo de Indias 21Ó Museo Biblioteca de Ui tramar 688 'Servicio de Archivos y j Hibaote-as. 1312 Por rapitu'rs 27504 Ca;itu'o II —As'gnación pata gastos del Ministerio de U tramar.— Material —Por arti ulos Gastos diversos.. .... 5321 60 Obla9yrep%lacior.es. .. 304 Servicio de Arch v s y Bibliotecas.... 6004 Museo y Biblioteca de Ultramar 336 Junta Superior de la Deu‘‘a 192 Estadística y Fiscaliza ción 240 Gastos i nde t etn in a dos... 1000 Por capítulos 14057 60 Capitulo 111. Exálten y Pallo de Cuentas.—Pctsonal- Por artícu los. Personal de la Sala de Ul tramar del Tribunal de Cuentas del Reino Por capítulos 15712 Capitulo IV.—Examen y Fallo de Cuentas —Material.—Por artícu los. Material y gastos diversos de la Sala de U tramar en ti Tribunal de Cuen tas del Reino Por capítulos 112S Capitulo V Gastos eventua'es.— Por artículos. I latieres de navegación de ¡ funcionarios civi.es y i pasajes de los mismos y | religiosos 12000 Giros y quebrantos 30 00 Aci dación de moneda .. 42000 Por capitulo 42000 Capitulo \ I.—Cargas de justicia.— Por artículos. ; Para esta atención .. Por capítulo 3400 Capítulo VII —Deuda. Por artí culo?. Intereses, amortización v negociación de pagares Por capítulos 32000 Capitulo Vlll.—Clases pasivas—Por artículos. De Montepío civil 85000 De iden militar... 71000 Pensiones de gracia 1000 Retirados de guerra y marira 158000 Jubilados dételes los ra mos 24000 Ccs ntes de ídem Ídem .. 9 X)0 Emigr.doste Ame¡i:a.. 770 lCr capítu o 345700 Capitu’o 9°—Bonificaciones. —Por ar ticulo. Para las que se acuerden á ¡as clases pasivas Por capítulos 14000 Capitulo X.—Ejercicios cenados. Por artículo Obligaciones de ejercicios cerrados que carecen de crédito legislativo Idem que resultan s'n pa gar por las cuentas de finitivas. (Memoria) Total de la Sección 1?. 498501 óo' SECCION SEGUNDA Gracia y justicia. Capítu.o I.—Secretar a del Despacho; de Gracia y Justicia y Goberna ción —Por artículos. p eonal 29453 Material 1500 Por capítulo 30955 j Capítulo 11. 11ibunales Personal, ¡ largo tiempo prisionero en Francia en ! los momentos en que se helaban en Rusia los laurele-', ya marchitos en España, de Napoleón I; que vino á América en 1815 con la grande ex pedición de Morillo, que asistió al sitio de Cartagena de Indias, que recorrió, siempre combatiendo por la integridad nacional, los inmenses te rritorios de la Nueva Granada y Ve- I nezuela i no pue ! e menos de referir escenas muy peregrinas, de revelar preciosos detalles hi-tóriecs hoy ¡g norados, y de conmovernos profunda .mente ó nosotros, hijos de aquella 1 generación sobria y valiente que, con tanto tesón como desprovista de re I cursos, supo combatir i un tiempo a , los invasores extranjeros en la Per.ín j 9ula y a los separatistas en ei vecino contiente. Han bajado ya al sepulcro casi to dos los testigos de aquellos dramas sangrientos que á uno y otro lado del Atlántico tuvieron lugar. Va no en | centramos ningún anciano venerable que nos refiera detaradamente las ha zañas. las miserias y las venturas de una viril generación que se fue, sin tener tiempo para escribir lo mucho que ejecutó. El Sr. Sevilla no nos presentará, como Toreno y Torrente, el cuadró general de la histora de las guerras —Por artículos. Audiencia Territorial de la Isla 59350 Idem de lo criminal de Ponce 24625 Idem de lo ídem de Ma yagüez 33525 Por capítulo 106610 Capitulo lll.—Tribunales Material —Por artículos. Audiencia Territorial de la Ida 4300 Audiencias de lo criminal 2íOO Indemnizaciones 6900 Por capítulos 13300 Capítulo IV,—Juzgados de primera instancia y eclesiásticas I crso nal,—Por artículos. Juagados óe i 9 Instancia 34010 Juzgado Eclesiástico ... 420*0 Por capítulo 38210 Capítulo V.—Juzgados de primera instancia y eclesiásticos. —Mate rial.—Por artículos. Juzgado de i* Instancia. 843 75 Juzgado Eclesiástico.... 135 Por capítulo 978 75 Capitulo 'I. Comisiones Je! seivi ció.— Por articulo?. Dictas y visitas. . . ... 1000 Notariado 600 Alquileres de edificios. . 3720 Por capítulo 5320 Capítulo Vll.—Culto y Clero.— Pe sonal. Por artículo Clero Catedral 42400 Clero Parroquial 124940 Por capítulos 167340 Capitu'o VIII. - Cuito y Clero.- Material.— Por artículos. Gastos de fabrica, y bulas | y Seminario Conciliar Por capítulo 26270 Capítulo IX.—Ct rrecional y Presidies. Personal.—Por artículos. Correccional de Bencfi • , ccnc,a 273 75 Presidios 58582 30 Por capítulo 58856 05 Capitulo X - - (’orreccional y Presi dios.- Material. Por artículo Confinados á Presidio... Por artículo. 6834 Capitulo XI Ejercicios cerra,ios.— Por artículos Obligaciones de ejercicios i cerrados que carecen de crédito legislativo Idem que resulta sin pa. gar por las cuentas de finitivas. (Memoria/.. Total de la Sección 2?. 454793 80 [Continuara] Siájeracioüosjientlficas. Nos asalta el temor de que los me dicos de n ustres días, muestren so brado apego á las discusiones de ca rácter medico pena', y que del cho que de los hechos que se a icntan y de las teorías que se emiten, surjan tan sólo dudas y lamentables equívo cos. A pror.óúto del celebre destri; ador Vacher, y de la monstruosa serie de crimr. es de que se ha confesado reo la carta que ha escrito a ¡os médi cos encargados de! exámen de su es tado mental, es indicio elocuente y harto visible de nuestros temores. “ Recordad—dice el reo a los doc tores-queen vuestra pesada carga y en la santa misión que seos ha con fiado, consiste mucho más en recono cer el estado en quí me encontraba cuando mi vida enante, que en el que hoy me Cabe" .... es de ir, que pe r si mismo se clasifica Va her en ¡a categoría de los criminales irapu sivos irresponsables, según los aníropo'.o gistas de ¡a nueva escuela, que han descubierto un estado mental part cu lar, la locura moral, que no tiene na da de común con la locura ord nana. Sin entrar en divagaciones, aunque serían del caso, recordaiernos al pro fesor llabiusky que se opone no sólo al castigo del enfermo irresponsable sino también á que se le encierre en casa de orates, porque es incurable y porque esta medida agravaría su es tado. Estas y oirás doctrinas han im pulsado á Mr Guiilot, en su libro Les Prisons de París á escribir con sobra da razón y no falta de donaire, que como todos los criminales presentan rasgos de locura moral , en lo que de ben pensar los hombres honrados, es en ocupar cárceles para ve se de asesinos y malvados. Según la nueva teoría expuesta por un antropólogo italiano en su li bro Les caracteres des dehnquents la locura moral y la criminalidad innata ó congenital, se relacionan con la epi leps a como germen común. Si á esto se agrega que muchos an tropólogos afirman que existe la epi ijde 'a independencia española y de la 1 separación d J I3 América continental, 1 no puede referirnos más que los epi sodios de que él fue testigo ocular y ¡actor. Tero por e-as descripciones ¡ ¡ vivas de lo que él vió, podemos venir .jen conocimiento de o que han pide i cido aquellos beneméritos soldados de :1a patria, que en dos continentes die . j ron á la vez su sangre por m ¡ntener - intacta la obra colosal de Pelayo yde ■ los Reyes Católicos. El cita lo jefe escribió sin pr ten . 1 siones literarias y sólo con el fin de i que se enterasen sus descendiente? de ! los hechos en que él tomó parte, em | píeando un lenguaje llano, no siempre ¡ correcto, y extendiéndose aí£o sobre j asuntos de familia y pormenores que 1 no pueden ofrecer grande interés ai j j común de les lectores. No desfigu-! i raremos el fondo de sus memorias, S dpero abreviaremos mucho; le dejrre- 1 mos hablar en primera persona, y no! omitiremos nade de lo que es esencial al fondo , pero la forma ia variaremos ¡ y condensaremos cuanto sea necesa rio para que nuestros favorecedores le sigan con gusto en el largo camino que ha recorrido; empezaremos don de él empieza, pero concluiremos mu cho antes que él. Desde ei momento en que, guardando cuidadosamente en su pecho leal ia gloriosa bandera I Boletín Mercantil. lepsia latente y que puede conducir á todo bsjo la dirección de la inteligen cia humana, á fundar religíoies ¿ im perios, á inspirar poesias inmortales, á descubrir les secretos máa ocultos de la naturaleza, *1 ptopio rimipo que á engendrar estafadores y sesinos, *e duda si todo esto n * es márque una aberración singular del espíritu cien tífico en nuestros días I rminuremos manifestando que ante las dudas que nos a=a'tan repu diamos las exagerac : o-es denífieas emitiendo sin autoridad, j*?rp con ín tim ■ convencimiento, ia opinión de que la ciencia por si so'a sh e auxi !a de h religión, j.\o r% podrá reali zar los deseos de la rum or id : en vano será que amonten ds_s:ubr¡- mierto sobre descubrimiento, que arranque á la Uituraleza sus secreto? orgánicos, que ponga ¡os soles del fir mamento a diez metros de nuestra vista y que suprima el dolor Con es‘o y mucho mas siempre sera impo tente para escudriñar los móvies, los afectos y paóor.es qre germinan en el corazón y en el cerebre del hom bre. La caricatura y ia guerra Es caá siempre la caricatura mas vio’enta en su expresión, que la lec tura de ía columna periodística, por que el lápiz y el bun! se desbordan con mayor facihda I que ia pluma, dando con pequeños trazos, intención mas maligna á los pers naje*, ypa rodia mas bula á los acontecimien os que reproduce. Comocs natura*, D caricaturase ha apoderado de la guerra hispano 1 americana, puesto que la petulancia, i las bravatas y las amenazas yankis no han pasado de !a cat-goiía de fue gos fatuo>. acomodándote, por consi guíente, dcqiné-, d* t uros y tan épicos anuncios, á la trtspri ación caricatures ca En Españ 1, Don Quijote, Gedtón, ; I.a Campana and, Grana, Blanco ) 1 ó <X r ßarcelona Cómica y otros co legas mas, tan ingeniosos .orno festí ; vos, en sus dibujos atiric s ó simple mente humorístico , ni oh ¡dan ni i perdonan al lío Sum, representado de continuo con su alto y tradicional sombrero de copa, americana estrella da y pantalón de rayas, luciendo cr. su fisonomía y aspeto al repugnante y suciJcnt > ; niinal a quien debe Chi ! cago su riqueza y su renombre, y que en b-eve será el símbolo en Europa de la América del Norte. En cambio, la caricatura en los Es j tados L nido repr >!uce con formas gigantescas a! Tío Saín, castigando la insolente arrogancia de un diminu to español, cuando no ofrece entre las mas.ts entusiasmadas la caida del picador, volteado y maltrecho por el empuje irresistible del toro americano. Esto sino exhibe el aplauso frenético déla muchedumbre los escuadrones de st:s acorazados lanzando nubes de proyectiles sobre nuestro joven Rey. l’or u timo, se represi nta en sus ca ricaturas la ali.in/.a anglo-sajuna, Es tados Unidos é Inglaterra, inclinando esta última, con aterí maña, el fiel de la bal > nza hacia América 1 ero as caricaturas que, por su ¡n genio repugnante, por sus brutales violencias y por su jingoísmo arneri cano ocupan el primer lugar entre los entusiastas yanquis, son las del World Y **l Journal, que por la representa -ion gráfica de las inmensas victorias obtenidas sobre España, pretenden desarrollar inútilmente empresas ba talladoras y de conquistas. Por lo que concierne á la tendencia de ia caricatura en las demás naciones europeas, adviértese, desde luego, q ut España cuenta con la simpatía dé su lápiz y difumino. Bl Pasquino, de 1 urin, afirma que asistimos á la ludia del h-erro y del oro, hl Floh de \ ieno, pone en opo si- ion la di-.tir.ta m m-ra. según la cu al se {treparan jara lucha España y America; en Madrid, La Rci ía ke f,tnte co.i ia oración, y en Nueva York, Mac Kinlcy preguntando con decoradora impaciencia por la cotí ' /.ación de la Bolsa de Londrer. Jl Puck, de Nueva Vo k, para in ducir gráficamente cor a m: conquista ía paz, presenta al tío Sam sobre una ■ inmensa montaña de sacos repletos i de monedas de oro, dirigiendo ñosa mente la vista hicia los Pirineos ! en una de cuyas cimas s: advierte á un español pequeño de estatura pero I de inquebrantable resolución. ! ¡Dios quiera que al volver á ocu i parnos nuevamente del tema q ue he- ' mos reseñado, tengamos que celebrar los triunfos de nuestro Ejército y !a Marina, y Ja rota por mar y tierra de los Estidos americanas! Proclama de Augustín. Españoles : Se han roto las hostilidades entre España y ¡os Estados Unidos. Ha llegado el momento de demostrar al mundo del batallón de Cachiri, Je que lor r-aba parte, i andorra el entonces capitán Sevilla a Cumaná después de una homosa capitación, para refu giarse en Puerto Rico. ya pierden sus memorias el grande interés histó rico que hasta aquel a época tienen Servicios muy valiosos prestó aquí aquel buen español, hasta llegar á corone!; pero fuera ya de la guerra decaería mucho la obra que nos pro ponemos salvar del olvido, si le acorn pañáramos hasta e! sepulcro. 1a co j pia de su brillante hoj.de servicio, sera suficiente para dar una idea de ¡lo que omitiremos sobre ¿ste par ticular. r No así pasaremos por alto ¡os de , talles d? su niñez y adolescencia por : que ello* retratan fielmente las eos ¡lumbres de una sociedad que vano ¡existe. 3 Bueno es ue hagamos de paso la aove teñera de que esta no es obra de imaginación Concluiremos .este breve prólogo danj.í las gracias úla familia J e | di funto señor coronel Sevilla, p ur ha bernos no sólo proporci nado el 111 a nuscrito autógrafo, sino también por habernos cedido espontíneameute 1a propiedad litera-ía del libro que em pezamos á red ciar de nuevo. que nos quedan energías para derrotar á los que, habiéndose fingido amigos leales, aprove chan núes.ras desgracias para abusar de nuestra hospitalidad, poniendo en juego proced ; mien tos que el mundo civilizado con sidera indignos. El pueblo americano, consti tuido por todos ¡os detritus socia les, ha abusado de nuestra pa ciencia provocando la guerra con sus pérfidas maquinaciones, <-u> traiciones y sus ultrajes á toda conveniencia internacional. La lucha s rá corta y decisiva hl Dios de 1 <s victorias nos d irá una tan brillante y completa co mo merece a causa de !a razó* yde la justicia. España cuenta con la simpatía de todas las na cienes y saldrá triunfante de esta nueva prueba, humillando á lo aventureros de esa nación sin co hesión y sin historia, que sólo ofrece á la humanidad tradicio nes infames y repugnante espec táculo de unas Cámaras en las cuales se manifiestan soio la in solencia, la difamación, la cobar día y el cinismo. I-na escuadra tripu'ada por aventureros sin instrucción ni dis ciplina se prepara á llegar á este Archipiélago, con el propósitj de robarnos todos los medios de vi da : el honor yla libertad. Pre tende estar animada de un valor de que sor. incapa-es los norte americanos. Los marinos americanos se proponen realizar la empresa de sustituir la religión católica con el protestantismo, tratarnos como tribus refractarias á la civiliza ción, apoderarse de nuestras ri - quezas como si no existiera para ellos el erecho de propiedad y obligar á las personas á que tri pulen sus buques ó exploten en su provecho la agricultura y lu in iustrias. i ¡ Vanos propósitos ! ¡ Ridícu las fanfarronadas ! Vuestro in , domable valor impedirá la reali zación de sus propósitos : no per mitiréis que se burlen de la fe que profesáis, ni que manos im plas arranquen de los sitares de vuestro Dios les imágenes que adoráis. Los agresores no profanarán las tambas de vuestros padres, no satisfarán sus pasiones á eos ta del honor de vuestras mujeres é hijas ni de las riquezas que ha . béis acumulado para vuestro ve jez. No perpetrarán tales críme j nes. porque vuestro valor y pa triotismo bastarán para humillar á un pueblo que prebende ser ci vilizador y que ha exterminado á los indígenas de la América del Norte, en vez de darles la civili ! zaciór. y el progreso. ¡ I‘ilip.nos ! Preparaos para la ¡lucha, y unidos bajo la gloriosa bandera de España, ya cubierta de laureles, pelear con la convic ción de que la victoria coronará vuestros esfuerzos, A las alha racas ¡del enemigo oponeos ccn la decisión de cristianos y de pa triotas y gritad ¡ viva España ! El jefe de la escuadaa norte americana, para enardecerá sus subordinados, hizo que esta pro clama se leyera á las tripulado nes de sus barcos. El decano de la dualidad El decano de ¡a humanidad es segu ramente un viejo de ciento diez y sie te años y diez meses; llamado Nicolás Yvanon. que nació en 1780 en Cos tantinr ph, de la unión de un turco y una griega, y que actualmente vive en Bakon (Cáucaso). Hasta IS2S sirvió en el ejército tur co y embatió contra los rusos, pero hecho prisionero y conducido a Tiflis se convirtió á lo ortodoxia, y obtuvo la gracia de entrar en el ejército ruso. Durante su larga existencia, Yva non se ha casado cinco veces, ha teni do muchos hijos, nietos, biznietos y ta taranietos. Pidió su retiro seis años después de haberlo obtenido un hijo suyo que ya había cumplido sesenta añes de edad. Conserva aún mucho rigor, aunque para andar necesita el apoyo de ún bastón. Cuando habla no le gusta que le in terrumpan, porque pierde el hilo de la conversación. Escribe fácilmente con auxilio de anteojos, y espera vivir aún quince ó veinte años. Esta longevidad es mucho más ex CAPITULO I Mi ni fus. Nací en el Puerto de Santa María el 23 de marzo de 1794 Pusiéron me al siguiente día en 1a pila bautis mal les nombres de Rafael María, José Victoriano, Ignacio, Simeón Blas, Francisco de Paula y Ramón. Entonces era muy apreciada la no bleza y la de mis mayores se confun de con la d i casas ilustres de España, y se pierde entre las gradas del trono de la dinastía de Aragón, según el árbol genealógico de la familia. Mi padre Don Manuel, hijo de Don Antonio, capitán de navio de L Real Armada, ttría tres hermanas mayores, todas bien casadas. Mi ma dre, D ña j rstf* de León y Alcedo, educada c< n sus tíos carnaits tos marqueses de Entile, habí, contraído, muy jovt n aún, matrimonio con el autor de mi, días fuimos cinco hermanos: José Mari., oficial de Ma riña, que re hizo rico en Acaputco, Méjico , Manuel, capitán de ejército; Francisco de Paula, capitán de naví ■*; Antonio, que muñó muy niño, y yo No me cupo gozar á mi de las amo rosas caricias maternales: dos m< ses después que vi la luz primera falleció mi madre de fiebres pútridas, á causa traña por tratarse de un individuo que durante su juventud ha llevado vida agriadísima y recibido seis heri das. Ooche histórico. Acaba de venderse en París en pú blica subasta un coche que, en sentir de muchos, hubiera debido conservar se como recuerdo histórico. Es por demás sabido que el día 4 de Septiembre de 1870 la Emparatrii Eugenia se vid precisada, pa?a salvar se del furor revolucionario, huyendo de París, a tom.r pía a en el viejo landau de un dentista atn-ricano, que la condujo a Granvi íe, en d ,>nde se embarcó para Inglaterra. E! carruaje histórico al cual nos re ferimos se había consct vado cuidado sámente hasta estos días, aue ha pa sad á manos de los traficantes de ca rruajes viejes. CABLEGRAMAS. DE AYER. Madrid, Junio 19. —Los Dipu tados y Senadores autonomistas censuran agriamente al gobierno por el acuerdo tomado prorro gando los presupuestos genera les. Piladelfia, junio 19. — Ha llé galo el vapor Myrthlednee pro cedente de Ságua y Jamaica —En Alabama han sido lyn chados cinco negros por la muí titud por acusárseles de asesina to. —En Santo Domingo se ha restablecido la tranquilidad. DE HOY. Madrid, Junio 20. —EI Ministro de Ultramar, Sr Romero Girón, ha pre sentado al Congreso el proyecto para pagar 109 intereses de las Cubas de acuerdo con los Representantes cuba nos, que también hin convenido en la prórroga del presupuesto, haciendo se en el mismo algunas modificado nes que se estiman necesarias —Ha llegado á Cartigcna el Mi nis'ro de Marina señor A uñón. El Marqués de Cabriñana ha de safiado al Marqués de la Vega de Ar mijo, por creer que éste le ha tratado con alguna descortesía, tratando de evitar dicho duelo los Sres. Sugasta, Siivela y Salmerón. Nueva York, 20—Ha llegado á es te puerto el buque “Dolores" que ha sido traído desde Charleston -El Cónsul español en Hawai ha protestado contra el Gobierno de es tas islas, por considerar violada la neutralidad ofrecida ante el conflicto hispaneyankee, contestándosele que dicho territorio se ha declarado no neutral. Mr. Ribot ha rehusado la pre sidencia del Consejo de Ministros de Fr- ncia. —Mr. Rudini ha dimitido. Habana, Junio 20.—Ha llegado á est 1 capital el general Bando después de reconocer l.as Villas, en donde ha inspeccionado extensas zonas de cul tivo que muy pronto proporcionarán muchos viandas —Dícese que el buque de guerra alemán “Gier” se d'rige á Sartiago de Cuba. —EI general Arólas ha ampliado, aclarándolas, las prescripciones dei bando sobre víveres. Han quedado sin vender 6000 billetes del último sor'eo de la lo teria. Ayer tarde la raida de un rayo ocasionó un muerto y dos heridos entre la multitud que se hallaba en Punta Habana miran lo la Escuadra enemiga que se veia en el onzonte. —En Casilda, de 9 á 11 y med a de la mañana un buque cañoneó e puerto reanud.ndo los disparos á la -12 y media hasta la 1, lanzando 150 proyectiles que causaron desperfecto insignificantes en algunas casas y al macenes: la guarnición se defendió con entusiasmo y al grito de ¡Viva Espa ña! y auxiliado por el cañojer© "Fer nando el Católico”, lógriS hacer re tirar al enemigo. Sección literaria. MI LORO. I —Me gusta la habitación—dije á la portera, que me acompañaba. —¿Quiere usted que quite los pa pe’es? —Quítelo usted. Al día siguiente me mudé y tomé posesión de mi nuevo domicilio. Una mañana, casi al amanecer, me despertó un ruido espantoso, produci do muy ce ca de mi habitación Com prendí que unos vecino* se estaban de haber asistido á unas amigas suyas que padecían de es'a cruel enferme dad, entonces reinante ; éstas se sal vaion y ella pereció por contagio, quedando mi padre viudo, con cinco hijos, á los 22 años de edad. Confiaron mi lactancia á una mujer llamada María Zamorano, que trajo consigo á su anciana madre. Tenia mí nodriza dos grandes defectos : no se despertaba, una vez dormida, ni á cañonazos, y era sumamente inclinada á leer comedias, defectos que le aca rrearon un fin trágico y que á mi mismo me pusieron en pe.igro de su cumbir con ella. Su madre, extre madamente devota, y por lo tanto enemiga de la lectura profan., St oponía á la afición que por dramas \ comedias tenia la hija, porque consi deraba herejes y excomulgados á to dos los cómicos del mundo. Para evitar la v gilancia de la viejT a criandera leía de noche á la luz dé un velón, rna vez que se retiraba la primera, sentada en el suelo, encima de las esteras que lo cubrían. Una de aquellas noches quedóse dormida la pobre nodriza. El fuego se comu meó de la luz á la comedia, después a los vestidos de la victima, luego á las esteras y, por último, á la hab ta uón y á toda la casa. Las ll iraas atrajere ámi padre y á todos los ve , mudando a un cuarto situado al lado dei mío. A los tres días .legó la familia, que según me dijeron, se componía de tres personas: el padre, que era sordo como una tapia y estaba emp'eado en un Banco, .a madre yla hija. Nun ca pude averiguar los verdaderos nombres de estas últimas. Los pa dres, al dirigirse á su hija le llamaban Nina y el marido, Kvarist*, llamaba familiarmente a su mujer Cordera. I.a íntim dad de aquellas gentes no tenía s'c etos pnra m?. porque el san tuario conyugal confinaba con mi cua-to de dormir. Por lo tanto al cabo de un mes ctncc a ai dedillo los •JSOS y costumbics Jt afamila Durante !¿s primeras h ras delaL mañana los esposos hab aban de sus l asuntos particulares, que no presenta-!* ban nunca un aspecto satisfactorio.!] Nina era ía causa principal de su ma- ¡ ia situación. Coqueta, mai educada y deseosa de figurar, constituía el tor-1 ¡ mentó de sus padres, los cuales no podian satisfacer siempre las absurdas 1 aspire dones de su hija. ¡Si hubiesen ustedes oido con que descaro se quejaba de su suerte y les decía que no se casaba por falta de dote! Y a ts hera de que revele á mis lec tores que era yo soltero y que lo soy i todavía, gracias á Dio? y a mi loro Este animal componía, además de! mi criada, todo e pe-sonal de mi casa! y ccn el don de imitación que cons-! tituye e* carácter de su especie, no I tardó en asimilarse y reproducir las! frases que de un lado á otro del tabi que herían con frecuencia su oido. Al c¿.bo de un mes, repetía cien veces al rifa el iguiente fragmento de diálogo: Abre la puerta Evaristo, ¿Eies tu, Cordera? Es de advert r que yo no intervine para nada en la educación de mi loro. S’n embargo, mis vecin s creían que yo te había instruido cuidadosamen’e, á juagar por las maldiciones que me ei haban Nina, sobre todo, estaba indignada, y cu .ndo por la mañana iba ai cuarto i.c sus padres, solía ex clamar en a a vo?: “¡Maldito ani mal" M* loro r.o tardó en repetir la mis ma Fa-e, lo cual acabó de indignir á la fam'lia que á mi lado vivía. L'egó el mes de Junio y loa ínqui linos de la mayor parte de los cuartos comenzaron a emprender su campa ña veraniega La casa quedó con vertida en un verdadero paiaiso, po permaneciendo en ella más que mi? vecinos del inmueble contiguo, mi criada m O'c y yo. El muido, la muj -r y la hija, se pasaban todo el >anto día da Dios disputando como si en su domicilio reinara la discordia. Nina quería ir á alguna parte, co mo t ido e! nmudo, y no cesaba, con tal motivo, de mortificar continua m. nte a los autores de sus días. —No tengo dinero—decía Evaristo —me han rebajado el sueldo y estoy cargado de deudas. Al cabo de tres días de lucha, el pobre hombre no tuvo más remedio que ceJer. Nina había cumplido veir,- t't'éa añOi y decía que si sus padres no se ocupaban de ella, tendría que buscarse por sí misma un marido —Empieza por buscar una buena dote—le contestaba el padre. Indudablemente, aquella muchacha no tenia corazón, y por lo tanto, ai oir yo que mi loro gritaba: “¡Maldito animal!" exclamé con verdadera convicción: ¡Sí, sí!... Por fortuna salí de París al cabo de dos días, dejando mi loro al cuido de mi criada y muy satisfecho al pensar que no oiría hablar de mis vecinos durante cuatro ó cinco meses. Viajé por Suiza y al fin fijé mi re sidencia temporal en Lucerna En esta ciudad, ó mejor dicho, en el her moso lago que le dá nombre, me ena mo>é como un luco La vi eu un vapor, en el que viajaba con su ma dre. señara de porte muy distinguido, á la que en un principio tomé por viu ia. Pero á los tres días me alber gue en el misma h-tel que ellas y fui presentado á las dos señoras, cuyes nombre é h storia no ta¡dé en cono cer. Madame Pe Moise-pucíle 1:0 era viu a. Su marido, oruoad° en =us ne gocios, no había polido ac n arlarla durante una excursión de un mes, impuesta por la sa'nd d. s : hij -. Es ta me gu lab a - J e un rr. Jo ixtraor dinario, pues era el tipo idear de la mujer que yo habí. concebido para esposa. Isabel tenia, además de una nota ble hermosura, una natura'cZa de .-en sitiva y derramaba ágrinus po cual quier motivo. Di varios paseos con la marbe y la hija, para las cuales no fué tal vtz un misterio mi naciente amor. ¡Son tan perspicaces las rr>uj r s en este punte! Pasamos quince días en Lucerna, y en este ti; rapo pude conocer 3 Isa bel mejor de lo que hub era podido conocerla en dos meses de trato en París. ¡No hay nada como los viajes, para estudiar un carácter’ cinos, quienes legraron ex'raer me de la cuna medro muerto ; á la nodriza la sacaron ardiend * ála plaza. La piel le salió juntamente con el vestido falleciendo á tes poras horas en medio de atroces tormentos. Buscáronme otis nodrizas, pero no fue posible hacerme tomar el pe cho de ninguna. Una cabra fué des de entonces mi madre de leche Abrumado mi padre por atenciones impropias de su sexo, vendió cuanto en Santa Ma-ia poseía, y no llevó á mis hermanos yá mi al pueblo del fuentes al lado de mi buena tía Ma | ría Micaela que para cuidarnos t> mó t unas pobres, pero bondadosas mu icres, y ella misma fué madre exce lente p*ra nosot os. A los tres ó cuatro años puso mi padre á m.s t.es hermanos mayoies en e' :o!egi > de Archidona, y á mi me l.evó á Cádiz, donde me hizo in gres.r en una escuela de primeras le tras, \ ¡vitado el y yo con su tia doña Gertrudis Vidal, señora Je litn años, tullida y sorda, pero muy rica é ins truida, que nos quería mucho Ella había criado á mi padre. En 1800 se declaró en Cádiz una horrible epidemia Desde te año j me acuerdo perfectamente de todos ios acontecimientos que pasaron en * derredor mío, pues ya tenia seis años- ’ Era hija única, y desde lnego se comprendía que loa Mooscnpuelle go zaban de excelente poaicón No tenían carruaje, y decían ccn la mayor aenciliez del mundo: —En Paria hay que confirmarse con los coches de alquiler, cuando no se tienen doscientos mil fi ancos de renta. Esta frase vale un imterio para un futuro yerno, y yo, por lo menos, me consideraba ya como un yerno posible Al fin tuvimos que separarnos, pues Mr. de Monscnpuelle escribía de con tro uo a su mujer y i su hija que no podía vivir in cí as. ¡Qué espectácu o tan e lineante e! de una fami; a unida y car ñosal Las accmp ñe h¿sta Dijoc y al j me despedí de mis compañeras de viaje para dirign me á Borgoña. Es de ad vertir, que la madre me up.icó que fuera á visitarlas tan pronto como lle gara yo a París, yme ofreció su caa, sita en el mismo barrio que la mía. | En Octubre regre éá la Capita’, y á las tres de la tarde me di igi al do micilio de mis amigas La m dre y la hja me acogieron con singular afecto. Habíamos con mucha intimidad y lal levantarme dije: —Siento en el alma m. hatxrt nido ¡la fortuna de conocer á M. de Moa ' seopuelle j —A estas horas está ocupado en i sus asuntos de Basca; pero un dis de j estos ira á convidarle á u- ted á comer. Para que re forme usted una ides de su persona, voy á enseñarle o retrato al lápiz, hecho por su hija. ¡Por Dios, mamáJ—j~ elwA (y be .—¡Si es tan inilc!.. - El reñer es un amigo y tú no te 1 s echas de artista. La madre abrió una pueita y rae introdujo en la pieza inmediata, que era ir.du ablerrentc el dormitorio coa yugal. De una de las paredes peudía el retrato de Monsenpuelle; pero no pue do dec r si ea bueno ó malo, porque en el mome to en que iba á exami nar ooi una voz que, partiendo dei otro lado de un tab ; que, giitabi: —Abre la puerta Evaristo. — ¿Ere* tú. Cordera ? Lleno de sorpresa, comp endí que me ha'laba ante mis vecinos y que Ni na é Tabel eran una misma persona. Afortunadamente, no perdí la seré* oidad y logré aparentar que nada ha bí -i oido. Como mis lectores supondrás, no volví i poner los pies en el domicilio de los Monscnpuelle. A los pocos días me mudé de casa, y puedo asegurar que desde entonces no hay ea París un ¡oro mejor cuidado y atendido que el mío. León de Tinsean. Gaceta de aye r . Continuación de ia lista de sus cripción. —Decreto de ia Secretaría de Gracia y Justicia y Gobernación sobre movimiento del personal de la carrera judicial. —Circulaj de la Secretaría de Instrucción pública recordando á los Sres Alcaldes de la Isla la obligación que tienen de atender preferentemente al pago de los sueldos y asignaciones de los Maestros de Escuelas. —Decreto de dicho Centro su primiendo por ahora los llamados “ Estudios de aplicación ” exis tentes en el Instituto de 2? ense ñanza, cesando la gratificación que tenían signada. —Otro riel propio Centro en tendiéndose hecho con el carác ter <ie n termo el nombramiento de Don A' jardeo Montenegro p.r . U r.ac-jvia superior de Ma yagüez han., que se resuelva el expediente de jubilación del pro pietario. —Otro de igual Centro nom brando Vocales de la Junta local de instrucción pública de Agua da á don Fe ’erico Torres, don Luis Vadi San too i, don Eulogio Giménez y don Ventura Tomet; y para igual caigo en la de Gu rabo á don Juan Santos Hernán dez. —Anuncio da la Subsecretario de Obras públicas ordenan io se proceda ñ una secunda subasta de las obras de nueva constuc ción del trozo 1? de la seo ión del Fuerte de los Reyes Católi á Vega alta en la carretera de di cho puente á Vega baja, por el término de veinte días que ha brán de contarse desde el 19 del actual. Relación de los Fiscales mu nicipales nombrados por la Fis calía ¿e la Audiencia territorial ¡para el bienio de 1898 á 1900. ICa mortandad era general. Con ! mucha dificultad consiguió mi pad e I un para salir de la ciudad infea. Uda. Una triste mañana— parece que la estoy viendo—en que no ae j oía más que el ruido de los carros que iban atestados de muertos para ¡ el cementerio, salimos en una calata con solo lo indispensable para vestir nos. A los cuatro dias de lento ca minar hácia Sevil'a, notó mi padre en mi. fiebre y abatimiento. Llega , dos á un sitio en donde e taba el lla ' mado Hospital de sangre, luimos de ¡ tenidos por las autoridades, porque alf terminaba el cordón sanitario, y no nos ea licito continuar, pu toda vía la pe.-te no había penetrado en loa puebles comarcanos. En di ho lugar hacia estragos. En casi todas las ha bitaciones altas y bajas y h-sta en el pavimento del hospital había cacáv.-. res, tanto que. ins a ados allí, mi pa dre tema que pasar por encima de algunos para I evarme 1. inrdnwi Gracias á los cuidado que Wc pro ] digaron éi, el contralor y los médicos logré escapar con vida de aquella ominosa enfermedad. Fué un mil*, gio que mi padre no se contagiase pues no había ningúi asisten e; tods ¡ habUn c ‘ do :y que los reemp „¿ á mi hdo, fué la única excepción. [CoNTlNlAlu].