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AÑO 72 Gambetta á Castelar UNA CARTA INEDITA Cou motivo del establecimiento de ía Re pública o Portugal, adquiero especial interés .la carta inédita, exhumada úl timamente. en que el gran político fran eés trataba de infundir su aliento de bronce en el espíritu del primer ora dor español. L¡as convicciones repu blicanas de Gambetta se revelan en ese documento con el poderoso vigor de aquel hombre de Estado, euya figura aparece en la historia francesa con un alto relieve digno de perpetuarse en los Arcos de Triunfo Mi querido amigo: lie retrocedido siempre auto la pér dida de tiempo que le costaría la lectura de una carta en medio de los terribles acontecimientos por que atraviesa usted, y que absorben sus horas y sus i tierzas. Pero desdo el momento en que usted mismo rae autoriza á romper este silen do. aprovecho la ocasión para trasmitir le mis pensamientos y los de todos nue>> tros amigos sobre la espantosa crisis que oprime cuyas consecuencias también á nosotros nos amenazan. Le diré ante todo que la opinión uná niine d ' a demoeraeia republicana Iran eesa está con usted personalmente. No \podemos comprender las intransigencias de su país. Pensábamos que después de la horrible y loca tentativa de la Comuna, aprovecharía el ejemplo á sus y que, tranquilizados por Ha acción legal que se les abría para 1 lin dar y organizar la República española, se guardarían de ahogaren la cuna, con inútiles y ruinosas violencias, el germen republicano que usted y sus amigos bu llían conseguido implantar legal mente al otro lado de los Pirineos. La Historia no sirve, pues, de nada á los hombres, á los contemporáneos: la conduela de los Coutreras, do los Pierrad y de sus conso cios nos parece * tan inexplicable como criminal; este juicio es 1 mismo de los hombres más impacientes y más avanza dos de nuestro partido, quienes parecen haber sacado una severa enseñanza de las faltas cometidas antes del movimiento insurrecciona! de la Comuna de 1 arís y durante ól* La conducta de -los exaltados de ahí nos parece' tanto más inexplicable cuan to q. en España ninguna de las causas profundas q. expiic.au, sin just ¡til-arla,lo Copiuna francesa, se encuentran en los preliminalres de esa guerra civil; no te níais ni una Asamblea conspiradora y realista, ni la explosión enfermiza de hn patriotiámo excitado durante mucho tiempo. ni la agitación febril que empu ja á los espíritus más moderados a una serie di los desastres más espantosos que pueden afligir á un gran pueblo, ni e! uhárabre ni la miseria,, ordinarios conse jeros de la sedición. Pmed decirse quv en lugar de estas i i versa condiciones de desorden social y político presentabais todas las garan fías do sinceridad, firmeza y progreso republicano; el partido republicano fran .-és no ha pedido menos de censurar y condenar la rebelión de esos disidente, ia debilidad' de sus amigos de usted, Ei- y Pi y Margall; usted sólo, mi querido amigo, euenta con nuestro ple no asentimiento. Sus actos, sus discur sos, están ahí para probar que usted ha reconocido claramente y enseñado el de ber á sus compatriotas; los sufragios que Se han elevado á ía presidencia de las Cortes nos han probado que era usted comprendido. Creo que ahora e debe usted á m mismo y á la gran eausa qhe representa, i 1¡ cause míe nte-. s común. y nn dd< - DIARIO INDEPENDIENTE DE INFORMACION UNIVERSAL ENTERCO ÁT THE POST OFFICE ÁT SAN JUAN AS SECOND CLASS M.ATTER. omitir natía para asegurar el triunfo, con la libertad de lenguaje que me ca racteriza y con -el ardiente afecto que profeso á ese noble y hermoso país, voy á expresar todo lo que pienso. Tiene usted por delante tres meses pa ra perderlo ó salvarlo todo. No debe ter minar el año 18711 sin que riña usted la suprema batalla. Su empresa es terri ble ;pero tiene Vd. q. entendérselas con una nación que es acaso la única en Eu ropa que ha guardado profundamente el sentimiento del honor nacional, (d des precio tic la muerte, el fanatismo de la Patria. Usted sabe mejor que nadie ha cer vibrar las admirables y nobles pasio nes del pueblo español. Es preciso po nerlas en acción y dirigirlas con una energía desesperada, decidido á morir antes que dejarse vencer. Aproveche los tres meses de dictadu ra legal para acabar con la bandera roja y con el estandarte carlista ; sea us ted preciso é implacable. Quienquiera que sea, Diputado ó simple ciudadano, escritor ó l-etrado, si es cómplice de los rebeldes, debe ser juzgado militarmente en nombre de la patria en peligro. Se captará usted el apoyo de la gran mayoría, que tiene sed de reposo y tran quilidad. Haga usted inelegibles por diez años á todos los que se hayan viste complicados en la guerra civil; vigile la ejecución de las órdenes del Gobierno, y sustituya á los funcionarios qm* no las ejecuten con prontitud. No me explico como no ha sido posible desde el principio de la guerra apode rarse de los puntos de desembarque é impedir, al menos por mar. el aprovisio namiento de los carlistas. Tiene usted la fortuna de poder em pezar la fundación de una república es pañola con la represión á todo trance del desorden, ganando así las simpatías do toda la población á la causa republi cana, como muralla del orden y ib* la propiedad. Creo que tiene usted eu las entrañas del país recursos de sobra para aplastar á sus adversarios. Lo difícil es emplearlos con método, con resolución inquebrantable. Seme jante conducta lo aseguraría á usted la confianza del pais, triunfando de las resistencias, de las desconfianzas de la Europa oficial, obligándola á acatar á usted. Es usted el orador mas grande, porque s la más alta inteligencia, la criatura más noble de su país, que cuenta, sin nnliargo, con personas de gran mérito. Eleve sus resoluciones al nivel de los pe ligros que Je rodean; á sus demás facul tades, añada la voluntad. Sepa que rer, y conquistará la mayor gloria de su siglo; pues guiará usted d pueblo que hasta ahora más ha honrado la mo narquía, y la ha paseado por d mundo entero, hacia el amor y poder de la Re pública. Será usted bendecido ,v glorificado por nosotros tanto como por sus compatrio tas y ocupará eu la Historia d rango de sos grandes hombres de Estado que us ú*d ensalza poique siente que son sus antepasados. Con la voluntad se impondrá usted á todos, no considere, ni á los amigos uatiguos, ni á los nuevos, ni á los adver sarios; haga usted su voluntad á toda •osta. No se trata ahora para usted, de migrama, ni de teoría, ni de principios. Se trata de salvar á España, aunque tu nera usted que velar la estatua de la ¡ Ley. Perdono que haya insistido tanto; pe ra siento de tal modo al través de la dis tancia la comunión de nuestras almas, que me digo; “Si Castelar quiere llevar \ la práctica lo que piensa, hacer lo pie medita y querer lo que proyecta, todo se salvará.” Teniendo esta firme convic ción, le grito: “Trabaja, trabaja, caro amigo; los republicano* franceses están contigo, y en la medida de sus fuerzas San Juan Puerto-Rico, Jueves i? de Diciembre de 1910 EL PEREGRINO BE UN SUERO nrrsTnr6TTnnmpnnnnnnrtr¡mmr^ —¿Adonde vas, doliente y pálido viajero? La nieve melancólica ha borrado el sendero; yo te ofrezco mi hogar, §i el tuyo está distante, y si en él no te aguardan los brazos de tu amante. —*En mis luengas andanzas, yo jamás he encendido el hogar del reposo en un mismo lugar ; y jamás mi dolor trashumante ha dormido bajo la paz sagrada del árbol familiar. —Mis manos amorosas te escanciarán el vino ■que invita al corazón á soñar, peregrino, y junto al fogaril, tai las horas de vela, te arrullarán las rancias cantigas de la abuela. —Yo amo los claros sueños de una embriaguez más noble; mi alma bebe el azul de las puras mañanas, y para mi regalo, la selva en cada roble tiene un arpa que dice cantigas bien galanas. —Yo te brindo a! cansancio de tan luengo-camino los lienzos aromados de un le dio campesino, y mañana domingo, como es un santo dia. oirás de esas campanas la dulce algarabía. —No quiero la molicie que me brindan tus lares; mi alma inquieta renuncia vuestras dichas vulgares, que al componer mis trovas, siento en mi corazón de unas áureas campanas, el dulce carillón. —Pues eres trovador, á. mis labios cu Hor dedica tu más linda tonada, trovador; yo i.v daré mi frente que orlan ¡os negros rizos y mi seno en que pacen dos corderos mellizos. —Yo te daré un soneto donde canten á coro en los fragantes versos como catorce dores, para tus frescos labios, cator.u abejas de oro; para tus ojos negros, catorce ruiseñor.-s —¡Qué gentil galanía, qué inefable veneno tus cantigas de amor encierran en su seno! i Ven á apagar la fiebre de miamorosa herida; ven. que la que te otrece sus labios, es la vida! —Yo no puedo gozar de tu boca de fresa ¡sirque un más alto amor me da dulcí* martirio. Ja santa Poesía es mi santa Princesa y mi alma en sus litares se enciende igual que un cirio. La zagala contempla alejarse al romero por ia nieve bruñida que ha borrado el sendero; > un ardor visionario de mártir s ■ encamina á las puertas de ensueño de ideal Palestina. Lírico paladín di* una egregia locura. .su frente ama el frescor de los verdes laureles; á su paso, de sangre tiñe la tierra dura y la Muerte le azuza sus siniestros lebreles. Emilio CARRERE i liarían aquí apreciar mejor tus esfuer zos. ’ ’ Nosotros triunfáronlos aquí; lo ase guro. Reciba un abrazo, querido Emilio. Siempre suyo, L< (>n fíanilb tía. CRONICAS DE CARIS La poesía y el dinero París, Noviembre 10. —Habéis oído ha blar de la ley Clemenceau ? Por una extraña circunstancia, esta ley no es, francesa. Es argentina. Pero, argenti na y todo, los periódicos de París la e% lebran como una victoria nacional, “(ini cias á ella—dicen—nuestros derechos li terarios serán de hoy más respetados en la gran República hispano-americana.” De lo que se trata, en efecto, es de un decreto por el cual los argentinos reco nocen el principio internacional de la propiedad intelectual y artística. puesto que, según parece, esta es una de tías propiedades más sagradas que exis ten, bueno esta el entusiasmo parisino. Sólo que, ¡ay!, al entusiasmarse, los buenos intelectuales de este gran pue blo dejan ver demasiado claramente la laga ijue el gremio de los que escriben ileva en el costado, y que, ó mucho me equivoco, ó más ó menos tarde ha de pa ralizar sus más bellas energías. No hay nás que leer ias crónicas boulevarderas obre el asunto para notarlo. En vez de millar de principios, en vez de celebrar !a victoria diplomática de (’lemeiiceau •orno un triunfo de la justicia, en vez le “agitar ideas”, en fin, nuestros bue nos colegas luiecn cálculos. Con lo que van á producir de hoy más las traduc ciones de novelas y bus representaciones de comedias, la Societé de Gens de Let tres y la Societé des Auteurs Dramati ities recibirán cada año lauto, y este tanto, repartido entre los miembros de las dos formidables Asociaciones, aumen tara de cuantía las ganancias de cada uno... V qiic no se os ocurra preguntar á Número 283 Suscripción) mensual 75 elfc esos calculadores sí no hay, en la apli cación de la ley C1 varuceau, algo supe rior al puro intefe- raterid, pues todos os considerarán cu I hombres de otras edades. —Hoy—exclaman todo —la literatu ra, el teatro y la nov la, n especial, son mercaderías, ni más v .menos que las se das ó los paños. Cierto, muy eierí Tristemente cierto George Montorgu . en un estudio pu blicado poco há so. !a evolución del teatro, escribe estas hr;\s; “Erairc de l'arg *n yoda i ob.i .‘■Et voilá l 'objeeti* ni me pour les “tres qui plauent. ; d s'obstinent a “présentér au publie des vt uvres que eet “ingrat n'accueille i¡¡. ave des bailie “inents. Cest qu' . ’ " petiveiit expc “rer s'imposer que. . mi los jone, el que “pour qu'on les jo. 1 l-'iu* taut taire “reoette. “Le tlicrmoméí ib genic est au 'burean de loeatio. Eso es; el temó del genio es la taquilla. Así, > hay elogio mas grande que decir: -<d pieza "tait • 1<■ l’argent.” Hacer jcn-d, hacer inuciio dinero; hé ahí lo importante, no solo ¡m ra el bolsillo, sino también para la vani dad de los novelistas y do los dramatur gos. En los •‘courriers" teatrales, que son secciones de gacetillas pagadas por los empresarios para hacer el redamo de sus espectáculos, ya hoy nadie empica , las fórmulas laudatorias de antaño. De ¡ir que una comedia es admirable, quo ; los críticos la consideran como una obra ¡maestra, que el publico cutio la plamb-, | eso está {lasado de moda. Lo que -■ j dicc\es que “prodmr. mucho dinero, i Durante las representaciones de "Clinn i tecle**,’ ’ este sistemo do publbieidad ad* | qui rió proporciones ¡picas. Dada día la Prensa publicaba las , i i ras Vneaissees la víspera. Y cuando algún escribir permitíase censurar la obra, d empresa rio le contestaba citándolo d número <L cientos de miles de. francos ganados. . . Pero, eso sí. cada ve¿, que en discu r so so habla del gremio <lO los que escri ben para el público, no puede. dejar de elogiarse d dcsinlcrt, y la geneqíis.'dad de los artistas, tan dito rento, ¡ah!, de ¡a sordidez de la burguesía ¿' ilomc(larri!!". Mayaguez La Compañía ti? Opera hizo ¡mor! • su debut en e! Teatro Municipal c*>ri “ltigoletto, ’’ en vez ríe “MI Trovador. La animación deí publico por asist <r al debut de la Opera oe manifestó < ; cuentemente. El Tutrp tWunieipal te taba bellísimo; una atenta concurren? ;¡t en los palcos y lunetas compuesta do nuestras más bellas damas, descollaba allí. Entusiastas personas do Habana Gran de, San Gorman, Cabo Rojo, Añasco v demás pueblos eereastu asialimon al de but que fue esplémÜde, Esta noche “Favorita.” Corresponsal. r 0) Carnet de m espía n.... .. —G*eneral, varía .wdmet do .Upantes como de trajes. Y ?á*' notado que bis toma usted cada día toan •jóveiíes. —A medida que. i^V'rjidzro, ¿ es ma temático. .. , •■ ' * - ' & •tt t PKNSAMFEN i- CíiflÑO* Ei hombre, ante- ta“ ¿b tvüido’d de la mujer está obliga o* ' •‘ , br más débil que ella, y así re* dUin dlaí ’ las mis fuertes. i La Más* ara dé BÍRONCE