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Un Apunte para la Historia
Es materia muy socorrida dt
alusión en la prenda de! día, ha
blar de la “impcsicióu” de Corral
como determinante de calamida
des subsiguientes para la patria
mexicana. Y mientras Bulnes o
algún otro con mejor pluma que
yo. se ocupa en rectificar esta
“gran mentira” histórica, háseme
ocurrido decir algo que me baila
dentro del espíritu y se me vuelve
cada vez que leo u oigo de tan
malaventurada especie.
Que el vulgo tomó la candida
tura Corral como imposición por
firiana no puede dudarse; que ello
trajo funestas consecuencias, cabe
concederse. Pero el caso curioso
que voy a tratar —no de probar—
porque carezco de pruebas, siuo
de exhibir bajo aspecto diferente,
es que Corral n<» fue impuesto en
la última elección vice presiden
clal, y más aun, que fue electo to
do lo legatinente que era posible
y contra L voluntad del General
Díaz.
Lo que hizo el mal llamado par
tido científico —camarilla cienti*
fica fué realmente —no lo sabe el
vulgo Buen cuidado tuvo el fé
rreo y gran Dictador, como parte
de su política, de procurar que to
do el descontento más o menos
fundado del*pueblo, recayera so
bre ellos, que eran sinembargo
los verdaderos propulsores de la
prosperidad de México y hubie
ran s«do su salvación definitiva,
a no estorbarlo diversos elemen
tos que suerte adversa hizo predo
minar en su contra. Esto lo sabe
aunque tal vez no íntimamente,
Bulnes; quizás lo sepan Salado
Alvarez y Antonio de la Pena y
BOTICA DE LA SEXTA AVENIDA
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Partieipamos con gusto a nuestros numerosos amigos
y favorecedores, que habiendo llevado a cabo en
nuestro establecimiento positivas mejoras, y
ampliado más nuestro surtido en todos los
departamentos, estamos en condiciones muy
ventajosas para servir al público con toda eficacia
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TELEFONO 260 T. MALDONADO, Gerente
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Reyes. Pero los verdaderos depo
diarios de la clave Pineda, Casa
sus y Corral han muerto. Yo la
tengo también; pero ni mi voz es
autorizada, ni las pruebes, qu*
son mi correspondencia con Pine
da, existen: fueron quemados poi
los míos, estando yo en la cárce 1
y antes de que los sicarios carrar
cistas catearan mi domicilio. Ti:
ne la verdad, con todo, tan alt«
poder de reflexión, que oso espe
rar ser creídos de muchos, ya que
los hechos que voy a rememorar
están en la conciencia de todos-
Cuando el General Díaz, que
de su libre y espontánea voluntad
designó a Corral la primera vez,
vió que este hombre se había he
cho “el hombre” de los científicos
ya no quiso reelegirlo. A ello
contribuían grandemente el Gene
ral Reyes, don Teodoro Dehesa y
algo Félix Díaz; todos en abierta
pugna contra Limantour y los
científicos. Yde paso hay que
aotar que Limantour, gran Admi
nistrador, pero pésimo político,
era brazo y no cabeza del grupo
científico. Este se gastó un mi
llón de pesos para sacar avante la
elección de Corra), y a pesar de
que el Presidente, por medio de
su sobrino político Muñoz, inven
tó y lanzó la candidatura ‘Denesa, ’
la elección se hizo y se ganó a
tuerza de amero, pagando clubes
y periódicos gracias a que mucho s
Gobernadores y Jefes Políticos a
filiados cientificismo ya no espe
raban ni obedecían las órdenes
del gobernante que comenzaba a
claudicar v a flaquear en sus ¿ner
gías ante la propaganda maderis
ta y las iutrigds del reyismo- Los
clubes funcionaron, pues, regular
mente, obtuvieron votos y e l
triunfo quedó asegurado en los co
mieios, ya lo dije, de la manera
más legal posible entonces
El verdadero programa de los
científicos era éste:'
“Gobernar “con” el General
Díaz y ‘contra’ el General Díaz”
Gobernar con él, porque ni que
rían revolucionar, ni pensaban de
rocarlo, ni creían posible ni pa
eriótico minar un prestigie que
glorias militares y 33 años de paz
prosperidad hacían aparecer in
destructible. Gobernar contra él
'porque ya no aprobaban su poli
tica. Querían por medio de evo
lución gradual y lenta y emplean
do a Limantour como potencia
para inducir al General Díaz, que
rían, repito, todas las cosas bue
nas que los revolucionarios ofre
cen siempre y jamás cumplen: e
ducación de las masas libertades
pública, y sana administración
de justicia. Todo eso quer|an y
todo hubieran logrado. Pero a
fuer de redentores, tenían en su
contra no solo al mandatario a
quien pretendían guiar por el
buen camino, sino al pueblo mis
mo que pretendían redimir
Momentos hubo en que pensa
ron arrojar el guante ál Dictador
v gobernar francamente contra él
poniéndose al frente de la opinión
pública. Eso fué cuando apare
ció la candidatura Dehesa- Li
mantour lo estorbó y con ello per
dió al partido yal país. La His
toria se lo demande.
Lo que después sobrevino todo
el mundo lo sabe.
Pero mientras se escribe la ver
dadera Historia de México que
tieue que ser amplia rectificación
de la que ha.y escrita, bueno es
comenzar a desvanecer errores q’
van incrustándose en la opinión
y son más tarde difíciles de desa
rraigar, Por supuesto que la ma
teria de que hablado, merece un
libro. Otro será quien !o escriba!
Un ex-científico.
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